Especial

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Koichi se había quedado estático después de ver a Meto alejarse de él, otra vez. Se parecía a cuando era un niñato de cinco años que sentía que algo faltaba cuando venían a buscar a su amigo porque no lo dejaban quedarse a dormir. Se sentía asqueroso.

Una vez más solo en casa de sus padres, bueno, de su padre. Su madre era una sombra borrosa que ocupaba algún espacio entre las imágenes de su infancia. Algo la recordaba, sí, pero no era mucho lo que podía afirmar o reconocer de ella.

Pasó la noche allí, en su vieja cama. Como quien añora un recuerdo doloroso pero reconfortante. Así, masoquista. El pelirrosa se acurrucó bajo las mantas que tantas veces le habían arropado y protegido de un padre hecho de alcohol y lágrimas, cerró sus parpados, algo temblorosos por contener tormentas, tratando de dormir convenciéndose de que de ahora en adelante debería conformarse.

Despertó sintiéndose algo sucio, aunque no muy claro de si era porque había estado con la misma ropa tantas horas o por el maquillaje corrido en su rostro. Algo era seguro, iba tarde al trabajo.

Como siempre su celular con mensajes nuevos de Minpha, ese chico no se cansaba. ¿Tal vez sería tiempo de hablar con él?

Se duchó y directo al trabajo. Ya se le hacía aburrido tantos días tener la misma rutina, en ocasiones como esta extrañaba trabajar para Ruki, que más que mal hacía bien a veces. Como ahora.

Koichi se desestresaba con sexo. No habia otra opción, o sexo o seguir con el estrés. Y digamos que siendo uno más de los "acompañantes nocturnos" de Ruki el estrés no existía en su vida, y si por casualidad había era cosa de dos o tres polvos rápidos con cualquier cliente y listo.

Pero ahora trabajando en ese salón y sin ninguna pareja estable vivía un poco estresado todos los días. Y ojo, que el estrés se acumula. Y Koichi más estrés nunca será una buena combinación, podría resultar algo así.

–¿Minpha? –

–¡Amor! Me has pillado de sorpresa, ¿Qué ocurre? ¿ya me vas a pedir salir? –

Si, situaciones "extremas" requieren de medidas extremas. Y bueno, Koichi sentía que si al menos no podía alejarlo de su vida porque, Minpha ya parecía casi una garrapata rosada, tendría que aceptar tenerlo al lado literalmente. Si no puedes contra ellos, úneteles ¿no?

–Si, sobre eso... –Koichi se rascó la nuca aunque estuviera hablando por teléfono en el baño del salón. –¿Podría ir... ya sabes, a.. a recogerte al instituto hoy? –

EL grito que vino del otro lado de la línea le decía que sí.

–¡Ven a recogerme ahora! ¡Ahora, ahora, ahora! Koichi-samaaa, quiero irme, me aburro. Lléveme por fiiiiiis. –

¿Tendría que soportar esto todos los días? Vamos Koichi, el hombre es un ser de costumbres, puedes hacerlo.

–Está bien, voy ahora y me tomo el día. Así tenemos más tiempo para conversar acerca de lo que quiero decirte... –

–Bueno, tal vez nos sobre tiempo y podríamos... tú entiendes... –

–No Minpha. –

–Andaaa di que siiiii~~. –

–No. –

–Entonces vas a tener que venir a buscarme personalmente a mi salón. Te espero. –

Ni tiempo de negarse a nada, ahora Koichi no tenía opción.

Claro que, nunca estaba de más una disculpa ¿no? Antes de avisar que tendría que irse se dedicó a explayarse en una hoja pidiéndole disculpas su Meto. No soportaba tener que hacer como que su ausencia no le doliera.

"Te perdí una vez, no quiero hacerlo de nuevo"

Eso era lo que trataba de expresarle, pero siempre le costó expresarse en palabras. Bueno, intentarlo no le cuesta a nadie.

Se fue del trabajo excusándose con dolores y que debía ir al medico, nadie le creyó pero le dejaron libre de todos modos. Camino a al instituto de Minpha (y Meto) Koichi trataba de hilar palabras para tener algo coherente que decirle a Minpha una vez que llegara el momento de plantearle todo. Joder, qué difícil era salirse de un problema así.

Al estar ya en la entrada habló con la secretaria para que le dejaran pasar a buscar a Minpha, aunque ganas para hacerlo le faltaban.

–¿Es usted familiar del joven Minpha-san? –

–Am... –

–Si no me temo que no podré dejar que el joven salga. –

Alguien se aclaró la garganta e hizo parecencia detrás de la secretaria.

–¡Min-chan! Casi me das un infarto. –

–¿Como me llamaste? –Minpha se indignó.

–Lo-lo siento. Minpha-san, ¿qué necesita? –se retracto la escuálida mujer.

–Asi mucho mejor. -el estudiante sonrió. –Dejanos solos, anda.

–Pero yo tengo trabajo. –dijo ella señalando su escritorio.

–Dije que nos dejaras solos. –ahora Minpha hablaba como el líder que creía ser.

Koichi sorprendido solo observo como la mujer se alejaba algo temblorosa. Luego sentir el abrazo de Minpha.

–Y tu qué, ¿no piensas saludar? –el más bajo frunció los labios acercándonos al rostro de Koichi con los ojos cerrados.

–Hola Min-chan. –respondio Koichi burlándose.

Al instante Minpha le soltó y miró con enfado.

–No. Así no. –se cruzo de brazos y dio la espalda al más alto.

–Oh bueno, si vas aponerte así no me hagas venir. –Koichi empezó a caminar hacia el interior del lugar.

–¿A dónde crees que vas? –Minpha no paraba de indignarse a cada minuto.

–Al baño, a qué más. –

El pelirrosa se alejó a paso rápido para hacer más real su actuación de "me da igual si vienes conmigo o no". La verdad era que no tenía la más mínima idea de donde se encontraban los baños del establecimiento, pero algo recordaba sobre la ubicación de los casilleros de lo estudiantes. Cuando ya no sintió la mirada de Minpha sobre su nuca se dirigió hacia allá.

Pensó que sería más difícil encontrar el que le pertenecía a Meto, pero por suerte cada uno tenía su nombre afuera. Tomó entonces el sobre en el que había guardado su intento de carta-explicación-intento-de-disculpa, que estaba arrugado en uno de los bolsillos de su chaqueta y lo metió por las rendijas de la puerta de metal.

No pudo evitar sonreír.

Ahora un poco más tranquilo se fue con Minpha, caminando un rato Koichi se dio cuenta de que al parecer no había ningún parque o lugar cerca. Decidió entonces que era mejor hablar las cosas en una banca de esas que hay en medio de la calle.

-Bueno, bueno, habla ya que me aburro. -Minpha siempre jugando a ser un niño, tendré que aprender  a "querer" esa faceta de él.

No sabía como planteárselo al menor, es decir, a lo largo de su experiencia amorosa había podido rechazar a muchas chicas sin ser arrogante ni nada por el estilo, pero nunca le había tocado confesarse a alguien tan repentinamente. Además, es algo muy extraño que te guste la persona con la que hace poco te daba un poco de asco tener sexo, qué iba a decirle...

"Oye Minpha, ¿sabes? después de que ni siquiera quería tener sexo contigo me he dado cuenta de que me gustas y quisiera que fuéramos novios para que dejaras en paz a Meto"

No, no suena muy bien.

-Eh, Koi-kun, despierta. -

Encima estaban juntos en ese instante, no había como huir.

-Bueno, Minpha, amm... -involuntariamente se sonrojó, nada normal, tal vez por los nervios de que lo le creyera, solo tal vez.

-¡Quiero que salgas conmigo! -

Todo sea por tu bien, Meto.


Todo Por Tu Amor  [MEJIBRAY]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora