Nosotros somos tu familia ahora.

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–¡Los familiares de... Meto-san! –luego de hora y media de que Koichi se marchara del hospital, al fin una enfermera salía anunciando su nombre.

Tanto Mía como Tsuzuku se levantaron al oírla.

–Somos nosotros, ¿ha salido todo bien? –el rubio ya no se encontraba tan desesperado como en un principio, pero su angustia no había bajado ni un poco.

–Si, el joven presentaba múltiples heridas pero logramos curar todas. –Mia por un momento dejo de tirar de la chaqueta de Tsuzuku. –Lamentablemente, la infección en su cadera era más grave que lo que los doctores pensaban... –

Tsuzuku sintió miedo por un segundo, y al siguiente solo quería pasar a ver al peliazul.

–¿Pero él va a estar bien, no? –

–Bueno, eso aún no lo sabemos. Lo único seguro es que su vida no está comprometida, pero de momento estará sedado hasta que veamos cómo evoluciona la infección con los antibióticos. –

–¿Podría ser un poco más específica? –el rubio quería que le dijeran algo claramente.

–El joven tendrá que quedarse aquí poco más de tres días, no sabemos con exactitud cuando despertará ni si habría alguna secuela. Con permiso. –les respondió nerviosa la chica para luego largarse.

El rubio no había comprendido todo, pero al menos ya tenían algunos datos. Meto tendría que estar en el hospital tres días más a lo mucho, habían posibilidades de que tuviera secuelas cuando despertara pero, ¿qué secuelas exactamente?

–Pero, Tsuzuku, ¿a qué se refiere con secuelas? Meto no va a perder la memoria o algo parecido, ¿verdad? Él va a estar bien, ¿no? Tiene que estar bien. –

Tsuzuku no sabía si aterrizarlo con la realidad de que Meto no estaba cien por ciento bien, o mantener sus esperanzas de que saldría del hospital tan bien como cuando le conocieron.

–Mia, estoy igual que tú, no entendí nada de lo que dijo la enfermera. Pero ahora solo hay que pensar en que todo saldrá bien, ¿si? –le besó la frente. –Mira, esto es lo que vamos a hacer. Tú y yo vendremos para el horario de visitas de la tarde, ahora nos iremos a casa a ducharnos y dormir un poco ¿bueno? –

Mia sonrió como única respuesta.

Llegados a su departamento a la pareja el cansancio comenzaba a pesarles, y casi arrastrandose llegaron hasta su habitación.

–¿Crees que nos toca hacer algo? –preguntó el pelinegro comenzando a desvestirse.

–¿De que hablas? –Mia, por su parte, se acomodaba en la cama para recuperar el sueño.

–Hablo de que quizá deberiamos estar mas al pendiente de Meto. Tú viste todo lo que se hizo, ni yo me hubiera atrevido. –hablaba Tsuzuku, que se escuchaba realmente interesado en el asunto.

–Tsu no me vengas con con eso que ya somos adultos. Ambos sabemos lo que hacías a los 17 cuando te daban ataques, ¿no? –el rubio se le acercó. –Entiendo que quieras ayudarlo y yo también, pero ¿cómo? No somos sus padres o algo por es estilo. –

Se quedaron mirando un instante.

–¿Y si lo fueramos? –el pelinegro rompió el silencio.

–¿Es joda? –Mia no daba crédito.

–¡Claro que no es joda! ¿te crees que diría algo como eso en broma? –Mia se disculpó entre risas. –No te rías que voy en serio, solo piensalo. –el pelinegro estaba realmente convencido.

–No hay nada que pensar. En primera, es ilegal porque aun es menor de edad y podrían arrestarnos. Apuesto a que ni siquiera tiene al día sus papeles de nacionalidad. Segundo, no es como que el dinero nos sobre para mantener a otra persona, y no podemos decirle que trabaje estando así. Y tercero, es Koichi quien debería cuidarlo, él es quien hablaba con Meto hace meses y no se qué mas, tiene que hacerse cargo. –

Todo Por Tu Amor  [MEJIBRAY]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora