Ya había pasado un año desde aquel día, y el pequeño solo empeoró. Su depresión aumentaba constantemente pero de eso nunca nadie se enteró, ni siquiera Rio, porque de su madre solo conseguía indiferencia, estaba claro que su relación madre-hijo se quebró y no había forma alguna de que se reparara, al igual que sus intentos de suicidio subieron de nivel. Por otro lado su relación con @Senpai7u7 mejoro mucho y, casualmente, su nombre real era muy especial y eso para Meto solo era una coincidencia... Lamentablemente hoy otra vez tuvo que desahogarse...Pero sería la última.
* * *
Confusión. Eso era todo lo que reflejaba el rostro del chico acostado en el suelo del baño. ¿Que había ocurrido?, ah si, su mente una vez más le había traicionado. En ese momento un gran dolor que se extendía desde su cintura hasta la mitad de sus muslos se hizo presente. Era insoportable. Apenas y logró ponerse en pie, desafortunadamente lo hizo quedando frente al espejo de cuerpo completo del baño. Mala idea. Al levantar la vista dio de bruces con su reflejo, lo que le hizo entender todo. Se había desmayado, tal vez hace media hora por el estado de sus cortes. Ya estaban cicatrizando y esta vez se le había pasado la mano. Las marcas eran limpias y precisas, como si un chef le hubiese rebanado con un cuchillo.
Y es que todo se mejora con la practica, eso Meto lo sabía bien. Decidió no mirarse más y limpiar todo para mantener el secreto. Se dio una ducha de agua fría y limpio sus cortes para que estos no se infectasen, fue a su cuarto por algo de ropa y bajó a trapear la sangre que había ido a parar al piso. Una vez que el baño quedó listo decidió distraerse.
Tomó su ordenador portátil y se entretuvo con la basura que uno suele encontrar en internet hoy en día. Nada interesante por el momento. Claro, hasta que el sonido de una notificación desde su teléfono lo hizo sacar su mirada del computador. Desbloqueó dicho aparato encontrándose con un mensaje que le hizo sonreír en cuanto supo quien era su emisor.
Instantáneamente movió sus dedos abriendo el único texto que le ponía de mejor animo en el día. Y es que por más que el pequeño recibiera un mensaje de aquella persona todos los días siempre se le hacía emocionante que alguien le quisiera de tal manera tan peculiar y especial.
Le ponía feliz.
Esta persona, cual verdadero nombre era Koichi -como su antiguo mejor y único amigo y por cosas de la vida también llevaba tinte rosa por todo su cabello-, llevaba una relación amistosa hace ya siete meses. Ambos se conectaron al instante con el otro y muy pronto sellaron promesas y una linda amistad. A pesar de que eran opuestos en cuanto a personalidad, dado que el mayor era bastante sociable y seguro de si mientras que Meto es tímido y no era de muchas palabras, ambos compartían el gusto por el maquillaje, los tintes de cabello y los hombres. Tenían una forma de pensar bantante parecida y se pasaban horas entre mensajes, llamadas. Pero lo triste es que jamás habían visto en directo el rostro del otro, tan solo algunas fotos pero jamás hubo una videollamada o algo así.
Pero como en toda relación por internet, lo único en que no se parecían era su nacionalidad el momento que de conocerce. Koichi era de Japón mientras que Meto estaba atrapado en Australia. Y es una lastima que siempre pase lo mismo, siempre las personas que coinciden contigo y vale la pena conocer a fondo están a kilómetros de distancia. Por suerte gracias a este chico de cabellos rosados y su constante comunicación con el menor, Meto no olvidó como hablar japones, le costó al principio retomar aquel idioma pero luego del primer mes hablando con su nuevo amigo ya lo dominaba de nuevo, sin saber que eso le serviría en el futuro.
Este día se quedaron hablando hasta tarde como de costumbre, ya que no les importaba la diferencia de horario. Meto estaba algo nervioso y no se pudo quedar por mucho tiempo respondiendo los mensajes ya que tenía que empacar todas sus cosas. Se iría de casa para no volver nunca, ya estaba decidido.
Negándose a los ruegos de Koichi por que se quedará hablando un poco más desconecto su teléfono y apagó el portatil. Sacó sus maletas y metió cuanta ropa, maquillaje y peluches cayeron dentro y lo mismo hizo con una maleta pequeña para los micro-vesruarios que le hacia a Ruana. Y es que el pequeño llevaba años soñando con ese día, específicamente, desde el primer día en que piso esa casa. Mañana partiría de vuelta a Harajuku a estudiar en un instituto, su sueño desde los 15. Lejos de su madre, de los retrasados y estúpidos estudiantes de su escuela... A la única que extrañaría sería a Río.
Y lo mejor es que nadie, por lo menos en Australia, sabría alguna vez de su depresión o intentos de suicidio, jamás. Fue cauteloso al momento de intentarlo o al cortarse, casi parecía como un investigador de CSI después de sus sesiones de desahogo, desaciendose de cada prueba y mancha de sangre que pudiera quedar. Cubriendo con maquillaje los hematomas en su abdomen y piernas cuando las pantis no lograban difuminados lo suficiente y así con cualquier clase de herida o daño físico que se hace.
Tanto Koichi como su madre o Rio no tenían idea de su huida, y por lo mismo quería irse a dormir cuanto antes. Había comprado un boleto para el vuelo de las cuatro de la madrugada y hecho un acuerdo con el dueño de un departamento cerca del instituto para hospedarse allí. ¿Porque a las cuatro de la madrugada?. Simple, su madre se levanta a las cinco para llegar temprano y ni siquiera se despide de él, por lo que no lo notará. Y le escribió una nota a Río explicándole todo, y confía en que su niñera/amiga entenderá.
En ordenar todo se demoró unas tres horas, ya tenia su pasaje y pasaporte. No tenía hambre y solo quería ir a dormir para despertar a las cuatro y largarse. Tomó nuevamente su móvil y vio que todo ese tiempo Koichi no había parado de mensajearle...Y pensó que lo mejor sería contarle.. Por ultimo, para mantener la promesa de contarse todo entre si
Tomó aire y con los dedos temblando tecleo en el telefono:
Iré a vivir a Tokio, y no regresaré aquí...
Una vez enviado el mensaje bloqueó el móvil por miedo a la respuesta del pelirosa. Quien rápidamente le contestó:
QUE BIEN!! PODRÉ VERTE A DIARIO Y AL FIN DARTE UN ABRAZO Y VER A RUANA! ESTO ES GENIAL. DIME TU VUELO PARA IR A BUSCARTE AL AEROPUERTO!
Por supuesto que Koichi no tiene idea de los atentados del pequeño contra su vida. No es algo de lo que le guste hablar, solo sabe que tiene problemas pero nada más allá de eso. Y es que a Meto de por si le cuesta mucho abrirse a los demás, pero con Koichi -por cliché que suene- fue diferente desde el primer mensaje.
Al leer el mensaje del pelirosa Meto se ruborizó y no pudo evitar sonreír. Y es que cada mensaje que Koichi le enviaba provocaba un vuelco en su corazón. Le era difícil no ruborizarse o sentir cierta adrenalina en su estómago cuando le mandaba fotos de él al mayor y este le respondía con un cumplido o halago...¿mariposas serían?. Tal vez sentía algo por el pelirosa ¿seria eso?... Acaso ¿le gustaba Koichi?...No, no..Eso es imposible. Sacudió su cabeza frenéticamente para alejar esos pensamientos de su mente.
Calmó rápidamente aquel sonrojo y felizmente pudo agregarle por fin a su mensaje de buenas noches un anhelado "nos vemos mañana".
ESTÁS LEYENDO
Todo Por Tu Amor [MEJIBRAY]
Hayran KurguLa vida no siempre es lo que esperamos, y mucho menos lo que queremos. Ella es quien decide lo que nos pasará, el cuando y el como de todo... pero no todos están de acuerdo con eso. Un pequeño niño peliazul, inocente, quebrado por los golpes que le...