extra 3

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—Weona, ¿qué vai a hacer? —me dijo la Cono mientras me hacía cariñito en las manos.

—No sé, weona, primero tengo que estar segura de que estoy embarazada, después veo —moví pie inquieta.

—¿Crees que ya está listo? —preguntó, refiriéndose al test de embarazo que me había hecho hace unos minutos.

—No sé, no quiero ir a ver, anda tú porfa —le solté las manos.

Ella asintió y fue al baño a buscar la weá que iba a definir mi futuro.

¿Qué iba a hacer yo con una guagua? No sé nada de bebés, weón, nada. Además nunca estuvo en mis planes, por algo tomaba pastillas po, porque no quería. Pero ahora, si resultaba que el test salía positivo iba a tener que aperrar nomás, no me iba a arriesgar a un aborto y menos sin consultarle al Mati antes, porque era algo de ambos.

Cuando la Cono volvió me miró con ojos llorosos.

—¿Y? —pregunté mientras me mordía la piel alrededor de la uña.

Ella tomó aire antes de hablar—. Weona, vai a ser mamá —sonrió y soltó un sollozo.

conchetumare.

Luego de unos segundos caí en cuenta de lo que significaba esa noticia. Y me puse a llorar.

—Pero, piojo —mi mejor amiga se sentó a mi lado y me abrazó—. Mira, sé que esto no estaba en tus planes, ni siquiera a largo plazo, pero ya pasó, y vas a tener que hablar con el Mati y van a solucionarlo, van a llegar a un consenso porque se aman y son personas maduras, ¿ya?

Asentí con la cabeza y ella me secó las mejillas.

Sí, tenía razón: tenía que hablar con el Matías.

👽👽👽

—¡Piojo, llegué! —gritó mi pareja de ocho años.

sí, llevaba aguantándolo ocho años ah

—¡Estoy arriba! —grité.

Respiré hondo e intenté tranquilizarme antes de que él entrara en la habitación con una gran sonrisa y ojitos cansados. Se acercó a mí y se tiró en la cama a mi lado para abrazarme como si fuera un peluche, colocando su cabeza en mi estómago.

ya k weá

Le comencé a hacer cariñito en el pelo y él con su mano dibujaba figuras por debajo mi polera.

—¿Cómo te fue hoy? —le pregunté con voz suave, la casa estaba en total silencio.

—Bien, normal, estuve diseñando unos planos todo el día y aun así no los termino, es un gran proyecto y debe haber ninguna equivocación —suspiró.

—¿Quieres dormir un rato?

—No, tranquila —levantó su cuerpo y se acercó lentamente hasta que nuestros labios estuvieron rozándose, provocando que doblara los dedos de mis pies.

Aún después de tanto tiempo él lograba esa sensación en mí: ponerme nerviosa cuando estaba así de cerca y ese típico cosquilleo en cada parte de mí; lograba que me perdiera en sus ojos cafés y que me olvidara del resto del mundo.

Lo acerqué a mí tomándolo por las mejillas—. Te amo —susurré antes de besarlo.

Apoyó uno de sus antebrazos al lado izquierdo de mi cabeza y separó un poco nuestros labios—. Te amo —sonreímos y volvimos a juntar nuestros labios.

culiao rico [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora