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[editado]

—Como que me estoy arrepintiendo, cabras —les dije cuando íbamos cruzando la calle.

—Corta tu webeo, Alejandra, si igual vai a ir —me dijo la Anto entrelazando nuestros brazos.

Puta que es tierna esta culiá.

Resulta que el Rorro nos dijo que hoy, miércoles, tenían un partido con el Mati, y puta, quería ir po, así que como buenas amigas que somos, acompañamos al Rorro y al Javo, que de repente no más va a jugar, culiao pajero.

—Ya, apuren la causa —nos dijo la Cam.

Sí, había vuelto. Ayer volvió al colegio y yo mandé al Rorro a hablarle altiro, porque tenían que solucionar las weás cuanto antes, por su bien, y por el del grupo. En fin, la cosa es que aún es poco incómodo, pero nada que no se pueda soportar.

—Pero es que...

—Avanza no más, tonta weona —me retó la Cono.

Las cabras me llevaron a la rastra al estadio, porque ellos arrendaban un estadio para jugar po, pudientes, ah. Pero cuando yo le pido cien pesos al Rorro puta, siempre está en banca rota el cagao culiao. Cuando llegamos nos sentamos en las gradas y un poco más allá habían otras cuatro chicas que iban con shorts y pantalones rotos. Y uno acá: arropa' como hija única, ah. Weón, taba caga' de frío, ¿cómo chucha ellas podían ir así?

—Maracas culiás —dijo la Anto entre dientes cuando vio cómo una se levantaba y se subía más el short.

—No le digai maraca, weona, es problema de ella si quiere andar mostrando su cuerpo po —le dije cruzando los brazos.

—Uy, ya, se me olvidó que estoy con miss feminismo —me webeó.

Sí, soy feminista, ¿y qué weá? Problema mío po.

El partido empezó y pude ver al Mati... oh, weón, me derritooooooo. Muy pocas veces le quité la mirada y era porque o él miraba a las gradas o porque en serio me gustaba el fútbol y me ponía a gritarle a algunos weones para jugaran bien y metieran goles. En un momento el Mati iba corriendo con la pelota y justo venía el defensa lateral derecho, así que se la tiró al Rorro que iba por el otro lado y el culiao metió un gol.

—¡Gol conchetumare! —grité mientras las cabras igual lo hacían—. Rorro ídolo, seco, washito, tai entero rico, por eso erí mi mejor amigo, tonto weón —le grité mientras aplaudía.

—Siéntate, weona, el Mati te está mirando —la Cono me avispó y me senté altiro.

Lo miré disimuladamente y sí, me estaba mirando, me sonrojé, weón, me sonrojé, y esa weá si que es rara en mí.

👽👽👽

—¡Cabras, vengan, les quiero presentar a alguien! —nos gritó el Rorro.

¿Me estay webiando, Rodrigo culiao? ¿Este weón no cacha que me da vergüenza? Chúpala, conchetumare.

—Oh, justo me llegó un mensaje de mi ma... —empecé a retroceder.

—De esta no te escapai, Alejandra culiá —la Anto me agarró de mi polerón y me tiró.

—¡Conchetumare! —me quejé—. Antonia culiá, me estay ahorcando, tonta weona —tiré mi polar de la parte delantera.

—Chucha, perdón —me dio la vuelta y me abrazó.

A pesar de todo nos amamos.

<8-5

No me di ni cuenta cuando ya estaba frente a mi mejor amigo y a mi futuro esposo.

Conchetumare, de cerca es más lindo. Se ve en HD 4k, ah.

—Cabras, él es el Mati, Mati, ellas son la Cam, la Cono, la Anto y la Ale —nos apuntó a cada una por órden.

—Wenazas —sonrió y empezó a darle un beso a cada una en la mejilla.

No po, sacoewea, ¿no veí que voy a quedar como un tomate con la ruler?

Cuando llegó hasta mí se me apretó el estómago, sus labios rozaron mi mejilla y susurró—: Baby no, baby no, me rehúso a darte el último beso así que guárdalo —se alejó de mí mientras yo abría las medias pepas.

Conchalalora, me cachó.

—Wena po, cabras —Javo, te juro que te amo.

—Hola po, Javo —lo saludó la Cam, que no lo había visto porque ayer él faltó porque amaneció con fiebre y hoy tampoco fue, su mamá lo dejó faltar.

Mami, ¿por qué no eres así?

Después de que los demás hablaron un poco nos despedimos porque eran como las ocho y media y estábamos terminando Julio... y estábamos cagaos de frío, si Puerto es más helao' que la chucha.

Sí, vivo en Puerto Montt, soy sureña.

—Ya, el viernes a las nueve —dijo la Cam.

khè

¿de qué weá me perdí?

—Ya po, chao —el Mati sonrió.

Nunca había visto una sonrisa tan linda, nunca.

—¿Qué es a las nueve? —le pregunté al Javo que iba a mi lado.

—El cumple del Mati —me explicó—. Como estabas tan concentrada mirándolo no cachaste, pero está de cumple el viernes y nos invitó. Sí, a ti también, no preguntí weás —agregó cuando abrí la boca para hablar.

No, para recibir un pico, tonta weona.

Puta que soy tonta.

—Jiji —fue todo lo que respondí mientras sonreía.

Caminamos todos juntos hasta que nos separamos y sólo quedamos la Cono y yo.

—De cerca se ve más bonito todavía —dijo mi amiga.

Tshoaa, qué weá, Coni, yo lo vi primero.

—Cambia el caracho, Ale, te estaba webiando —se rio de mí en mi cara.

—¿Qué cara? Si estoy normal, igual que siempre —me encogí de hombros.

—Aonde' —me empujó.

Hermano, siempre me empujan, siempre me pegan, siempre me maltratan, no soy na' un saco de boxeo po. Me hacen daño, me lastiman, ah.

—Uy, si se puso celosa —me siguió molestando la Cono.

—No me puse celosa —me defendí.

—Sí lo hiciste, no lo niegues, te conozco como la palma de mi mano, a mí no me engañai —sonrió victoriosa.

Puta, me cagó po, es verdad.

—Ya, ya, está bien. No me agradó lo que dijiste, pero con cuea sé que se llama Matías po, no creo que sea como para que me ponga celosa.

—Igual los shippeo —se encogió de hombros.

Yo igual, ah.

culiao rico [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora