Capítulo 02

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Canibalismo

—No puedo creer que sigas haciéndome esto — murmura mi madre mientras caminamos por los solitarios pasillos de la escuela, después de una reunión con el director del instituto.

Mi hermano Emiliano de siete años,  camina de prisa sujetando la mano de mi madre, intentando mantener su acelerado ritmo.

Niego con la cabeza varias veces mientras veo mis zapatos, intentando mantenerme callada, pues estoy cansada de las discusiones, de las peleas, de las guerras diarias que tengo con mi madre.

—¿Qué diablos voy a hacer contigo? — susurra molesta.

Alzo la cabeza al sentir sus palabras clavarse en mi corazón, desgarrando mi alma tan dolorosa y lentamente.

—Si tanto te molesto, entonces le diré a papá que me lleve con él, así no volverás a saber de nosotros, o tal vez debería seguir los pasos de la abuela.

Se detiene de golpe y da media vuelta para encararme. Me detengo y la miro con dolor, mientras ella me mira con una combinación de enojo y confusión.

—¿De que estas hablando? — pregunta serena.

—¿Cuándo pensabas decirme la verdad... decirnos a ambos?

Suelta la mano de mi hermano y lo mira —Espera en el auto — le dice en un tono dulce mientras le entrega las llaves de su auto.

Mi hermano asiente y me mira con ternura una última vez antes de alejarse por el pasillo.

—¿Quieres decirme a que te refieres? ¿Por qué haces esto?

—No te queda hacerte la víctima mamá.

Niega y da un paso hacia mí, pero rápidamente retrocedo. Se detiene y suelta un largo suspiro.

—Quiero la verdad — agrego.

Me mira en silencio, buscando la frase correcta, hasta que después de unos segundos, habla: —¿Cómo lo supiste?

—¿Importa?

Baja la cabeza y entrelaza sus manos de manera nerviosa.

—No sabía cómo decírselos — susurra.

Suelto una risa sarcástica y miro el techo.

¿Cómo es posible que esté haciendo esto?

—¿Desde cuándo lo sabes? Lo de mi abuela, lo de su divorcio — pregunto.

—Siempre supe lo de mi madre, lo del divorcio comenzó hace dos meses.

La miro —¿Cómo pudiste mentirme así? ¿Cómo pudiste ocultar lo de la abuela? ¡Eres muy egoísta! — digo molesta.

—No quería herirlos, no quería lastimarte más.

—¿Y crees que todo lo que has hecho es para alejarme del dolor?, lo único que necesitaba era un abrazo y me diste solo palabras hirientes.

Me mira con los ojos cristalizados y permanece en silencio unos segundos que parecieron eternos —Lo siento

Niego y retrocedo lento con un nudo en la garganta —Un lo siento no es suficiente — murmuro y me alejo de ella, caminando hacia el estacionamiento, en busca de mi auto.

No sé a dónde voy a ir, solo quiero estar lejos de ella, quisiera alejarme de todo el dolor, pero intentaré solo alejarme de lo que me lo recuerda, al menos por lo que resta del día, ya que mi castigo, será formar parte del elenco de la obra de fin de curso.

Toda la tarde estuve fuera de la casa, en las afueras de la ciudad, en el solitario bosque que rodea nuestra pequeña ciudad, en completo silencio del mundo, pero con un asfixiante ruido en mi cabeza.

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