El dolor del ayer
Mis dedos golpean la butaca al compás de la música que suena en mi cabeza, entrando por mis oídos mediante mis audífonos, los que llevo puestos doce horas al día, todos los días, manteniéndome alejada de la gente.
Espero con ansias el final del día escolar, sin apartar mis ojos de las manecillas del reloj sobre la pared frente a mí. Dichas manecillas que parecen correr cada vez más lento.
Uno de mis audífonos sale de mi odio, por lo que rápidamente desvió mi mirada de dicho reloj. Quien me observa es él maestro Collins, con una mueca de desagrado.
—Entrégamelo— ordena extendiendo una de sus manos frente a mí.
Ruedo los ojos y saco el celular de mi bolsillo, así como mi otro audífono de mi oído. Enredo el cable de estos alrededor del celular y se lo entrego de mala gana.
Lo toma y se cruza de brazos antes de comenzar a caminar hacia su escritorio, justo al frente del aula.
—Lo recuperarás en una semana— dice alzando su mano para que todos puedan percibir lo que hay en ella.
Me cruzo de brazos y me recargo en el respaldo de la silla, dejando salir un suspiro de frustración.
Los últimos quince minutos de clase de matemáticas, fueron eternos para mí, ya que mi celular y audífonos fueron confiscados, me vi obligada a escuchar a mis agradables compañeros y maestro.
Ahora, camino solitaria por los pasillos de la escuela hacia el estacionamiento, directo a mi auto. Trato de evitar levantar la mirada y evadir a la multitud que camina por el mismo pasillo que yo.
La luz del día llega a mis ojos y el aire fresco pega en mi cara cuando al fin estoy en el estacionamiento. Levanto la mirada y logró ver mi auto frente a mi, a unos 10 metros de distancia.
—¡Oye Alex! — grita una voz masculina.
La conozco a la perfección, se para que me llama, ya conozco el trabajo que hace. Me llama, se burla de mí y me insulta, pero solo logra ganarse mi indiferencia.
Me detengo y doy media vuelta. Lo veo ahí, parado junto a su Mustang clásico, rodeado por sus "amigos" y su novia.
—¿Que toca hoy Ryan?, ¿La confiscación de mi celular?, ¿Mis bajas calificaciones?
—En realidad, solo tenía una pregunta para ti. ¿Tus papás se están divorciando por ti?
Alzo ambas cejas y siento un hueco en el pecho. No estoy segura de que esto sea cierto, pero igual duele. Ser la causa de tantas decepciones y aunque estoy acostumbrada, aún duele.
Su expresión cambia a una de sorpresa fingida —Oh, ¿No lo sabías?, lo siento — murmura.
Mi mandíbula se tensa antes de abrir la boca para hablar —No tengo porque creer tus palabras, siempre te has empeñado en ser una molestia.
—No necesitas creerme a mi, puedes preguntárselo a tu padre, si alguna vez lo miras.
Niego —Basta, esta vez no Ryan.
Se encoje de hombros —Trato de abrirte los ojos, deberías agradecerme, las molestias las causas tú, a todos los que te rodean, tal vez por eso tu abuela tomo esa sobredosis de pastillas.
Mis ojos se llenan de lágrimas ante el coraje y dolor que provocan sus palabras. Mi cuerpo se tensa y se llena de adrenalina al sentir la ira correr por cada parte de este.
Dejo caer mi mochila y doy pasos largos hacia Ryan. Su novia pelirroja se para frente a él, interponiéndose en mi camino, pero eso no me detiene, cierro mi puño y lanzó un golpe directamente hacia su cara.
Retrocede rápidamente ante el impacto, Ryan la sujeta mientras ella toca con su mano izquierda el área afectada. Los amigos que acompañan a Ryan se acercan rápidamente sin alejar su mirada desaprobatoria de mí.
—Te prohíbo que vuelvas a hablar de mi familia — advierto furiosa, de una manera en que jamás lo había mostrado, una manera que ni siquiera había experimentado.
Me mira con rabia —Lo vas a pagar caro — amenaza.
Lo miro unos segundos más, y luego comienzo a retroceder. Doy media vuelta, levanto mi mochila y sigo mi camino hacia mi auto.
El camino a casa fue difícil, no hice más que pensar en sus palabras, en lo que estás causaron en mí. Aún no sé si sea verdad o no, pero no puedo ni siquiera pensar en ver a mi madre a la cara, en verme a mí a través del espejo.
Estacionó el auto frente a la casa y bajo de este con prisa. Abro la puerta, siento la presencia de mi madre y hermano en la sala, pero ni siquiera volteó. Subo las escaleras y me adentro a mi cuarto, cerrando de un portazo.
Me lanzo en mi cama y suelto un par de lágrimas al no poder sacar de mi mente la escena que viví hace unos minutos. Lagrimas de rabia y dolor.
Suelto un suspiro y un leve sonido proveniente de mi laptop que reposa sobre mi escritorio me hace levantar la cabeza.
Es Allison. Mi prima.
Me levanto con pesadez y me siento frente al escritorio. Me limpio las mejillas y tomo la videollamada después de unos segundos de preparación, para evitar que mi prima sepa como estoy realmente.
Sonrió al ver su rostro aparecer en la pantalla. Me devuelve la sonrisa y me saluda agitando su mano de un lado a otro.
—Te he echado de menos — son sus primeras palabras.
—Y yo a ti.
—Cuantame, ¿Como has estado?, ¿Como esta mi tía y Emiliano?
Suspiro —Ellos están bien.
Se cruza de brazos y alza una ceja —¿Aún hay problemas con mi tía?
Me recargo en el respaldo de la silla —Siempre los hay, esos nunca acaban.
—Te he dicho que hables con ella.
Niego con la cabeza —Imposible — aseguro.
Rueda los ojos.
—Mejor, felicita a Tyler de mi parte — agrego.
Suspira —Lo haré, pero Alex... por favor... solo inténtalo.
Asiento con la cabeza de forma distraída —Debo irme, tengo mucha tarea que entregar mañana.
—Te quiero Alex.
—Y yo a ti — digo antes de terminar la llamada y cerrar mi laptop.
Me pongo de pie cansada, cansada emocionalmente y camino lento al baño para tomar una ducha y pensar en algo más que no sean mis problemas, al menos por un par de minutos.
![](https://img.wattpad.com/cover/132082521-288-k403765.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Zona Cero ©
Ficção CientíficaAlex y sus amigos se verán involucrados en el terrible incidente de los laboratorios I.B. el cual llevará al mundo y la humanidad a conocer el caos y destrucción de sí mismos. La maldad y la capacidad con la que todos contamos si se trata de sobrevi...