Tormenta
Las lágrimas se acumularon en mis ojos tan pronto escuche las palabras salir de la boca de Brooke. Es imposible, Max dijo que sus padres estaban muertos ¿Por qué mentiría? Además, si esto es cierto, significa que Eva es tía de Víctor ¿Acaso él también sabe de esto?
Niego mientras llevo mis manos a mi cabeza con desesperación, intentando comprender, intentando no derramar ni una lagrima.
—Sé lo difícil que es esto para ti — murmura.
Niego y una lagrima recorre mi mejilla, pero rápidamente la elimino —No puedo creerlo, lo siento, yo...
—No dejes que esto te impida salir de aquí, el siempre pondrá a su madre por encima de todo, incluso de ti.
La miro con dolor y resentimiento, hacía mí misma, hacía Max. ¿Cómo fue capaz de mentirme de esa manera? ¿Utilizar mis sentimientos hacía él en mí contra?
Suspiro con pesadez intentando tranquilizarme —¿Víctor también lo sabe?
Niega —Él también es una víctima de los planes macabros de Eva.
Frunzo el ceño —¿Cómo es que él no la reconoció?
—Esa es otra historia, pero no hay tiempo ahora para contártela.
Asiento y me mantengo en silencio, luchando contra mis sentimientos, con el dolor que intento sumergir usando el coraje. No puedo, no puedo siquiera pensar como Max se burlo de mí tantas veces, justo frente a mí.
—Hay que irnos, el tiempo corre ahora — murmura Brooke.
Asiento dispuesta a salir, pero antes de siquiera dar un paso, las voces se hacen presentes por el pasillo. Brooke me toma de la mano y me obliga a agacharme. La miro, al igual que ella hace conmigo.
—¿Dónde está mi hijo? — escucho la voz de Eva —. Búsquenlo y díganle que necesito hablar con él sobre el futuro de Alex.
Cada palabra se incrusta en mi pecho, fuerte y con profundidad, dejando una grave herida en este. Es cierto, ahora no me queda ninguna duda de que siempre me mintió, me utilizo, jugo conmigo, solo buscaba que me dejara caer en las garras de su madre, solo me estaba manipulando.
—Enseguida — escucho la voz de un hombre antes de que todo vuelva a estar en completo silencio.
Me levanto y abro la puerta apresurada. No puedo estar un segundo más en este lugar, cerca de estas personas o... de Max.
Corro por el pasillo escuchando los desesperados gritos de Brooke detrás de mí, pero no puedo detenerme, no puedo detener las lagrimas que se acumulan en mis ojos, no puedo detener los pensamientos que atormentan mi corazón.
Mí cuerpo al fin se detiene al impactar con el de otra persona. Retrocedo y levanto la mirada lo que provoca que mi corazón se comprima y el dolor aumente drásticamente. Ver su rostro me duele aún mas de lo que creí, verlo y saber que me mintió y lo seguirá haciendo.
—¿Alex? — pregunta confundido.
Intento rodearlo ocultando mi rostro bajo la sombra de mi cabello suelto, pero sus manos rápidamente capturan mis brazos y me obligan a girar, quedando frente a él, quedando vulnerable frente a él.
—¿Qué ocurre? — pregunta viéndome con preocupación.
—Nada — miento intentando reprimir el llanto, intentando que el nudo en mi garganta disminuya, pero verlo ahí, parado frente a mí, fingiendo preocupación hacía mi persona, me duele en lo más profundo del alma. Jamás creí que querer a alguien sería tan doloroso, que la traición causaría tanto dolor.
—No puedes mentirme, se que algo te esta pasando, puedes decirme.
Me suelto de su agarre y retrocedo con miedo evidente. Me mira y se queda callado, confundido, intentando comprender el porque a mi reacción.
—Alex...
—Debo irme — me limito a decir y una vez más intento rodearlo, pero se interpone en mi camino haciéndome retroceder de nuevo.
—¿Te hicieron algo?
Niego con dolor y rabia —Tu — digo haciendo énfasis en mis palabras —. Tu me has destrozado el corazón.
—¿Qué? — pregunta confundido.
—¿Por qué me mentiste? ¿Cuándo pensabas decirme la verdad? — digo dejando escapar las lágrimas.
Baja la mirada —¿Qué es lo que quieres que diga? — murmura.
—Que me mentiste — susurro débilmente —. Dime porque, ¿Por qué jugaste así con mis sentimientos?
Niega repetidas veces —Jamás jugué con tus sentimientos, te quiero...
—¡Basta! — lo interrumpo —. Deja de decir que lo haces porque es mentira, si lo hicieras jamás me hubieras mentido... no puedes siquiera verme a los ojos.
Levanta la mirada, sus ojos están completamente rojos, llenos de lágrimas al borde de salir y su mandíbula tensa.
—Es injusto — murmura entre dientes —. Es injusto que me hagas quedar como él malo, lo intente, intente muchas veces que me quisieras.
Aprieto los labios y trago saliva. Tenía tanto miedo a admitir mis sentimientos, tenía tanto miedo de decirlo en voz alta porque sabía que me condenaría a sufrir la penitencia de un corazón roto cuando lo hiciera. Pero ahora, es todo lo que me queda por decir —Siempre te quise, siempre fuiste tu... hasta hoy.
Me mira con suplica e intenta acercarse, pero retrocedo evitando que tenga acceso a mí.
—Alex... — suplica.
—No puedo — me limito a decir.
—¿Entonces es todo? ¿Dejas qué la persona que es mi madre me defina a mí?
—Max te has mostrado como eres realmente y es eso lo que me lastima, lo que me obliga a alejarme de ti. Eres un mentiroso manipulador ¿Vas a negarme qué no fuiste enviado por tu madre? ¿Vas a decirme que volviste a esa escuela por mí? Eres un cobarde.
Se mantiene en silencio y una lagrima corre por su mejilla.
Asiento, pues me ha dado su respuesta, no hay nada más que hacer aquí. No hay nada más que hablar con él, no hay nada más que yo pueda darle.
Comienzo a caminar, logrando esta vez rodearlo y darle la espalda, pero mis pasos se detienen al escuchar su voz.
—¡Te amo!, esa es la verdad... eso es en lo que no puedo mentir.
Aprieto los ojos y más lagrimas escapan de mis ojos, pero mis labios permanecen cerrados. Ya no puedo seguir más tiempo cerca de él, es momento de alejarme definitivamente, esta vez sin retorno, esta vez entierro mis sentimientos por él para siempre.
Continuó mi camino derramando lagrimas durante todo el recorrido hacía la habitación. Abro la puerta y me detengo bajo el umbral. Levanto la mirada y me encuentro con la de Víctor, quien me mira preocupado.
Sin poder evitarlo, las lagrimas fluyen como el agua de un río y mi ser se quiebra lenta y dolorosamente. Mi mejor amigo se pone de pie inmediatamente y corre a abrazarme. Enrollo mis brazos en su cintura y me hundo en el calor de su cuerpo, lo utilizo como refugio, como escudo al dolor que parece golpearme como las olas del mar, sacudiendo la fragilidad de mi ahora triste corazón.
—Quiero irme a casa — suplico —. Quiero que deje de doler tanto.
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Zona Cero ©
Science FictionAlex y sus amigos se verán involucrados en el terrible incidente de los laboratorios I.B. el cual llevará al mundo y la humanidad a conocer el caos y destrucción de sí mismos. La maldad y la capacidad con la que todos contamos si se trata de sobrevi...