La perdimos
Víctor, Raquel y Max no tardaron en entrar a la cabaña. Raquel se quedo en el sofá individual, en completo silencio, evitando la mirada de todos, mientras que Víctor se unió a mi madre y a Emma en la cocina. Los niños se quedaron dormidos hace unos minutos.
Desde que termine mi charla con Emma, no eh podido dejar de pensar en sus palabras. Yo lo sabía, sabía que habían cambiado, que todos tarde o temprano lo haríamos, pero, no creí tener que aceptarlo tan pronto, tener que aceptar un cambio tan difícil.
No sé si pueda aceptar lo que ahora es Raquel, es una de mis mejores amigas, la amo, pero lo que hizo, como lo hizo, no puedo aceptarlo y no se pueda perdonarlo, incluso si no me pide disculpas, no sé si pueda olvidarlo y verla diferente a como la veo ahora: como un monstruo.
No parece arrepentirse, tal vez con el tiempo, en sus pesadillas aparezca su humanidad y pida redención, pero ¿Cuánto tiempo le llevara? ¿Cuántas vidas tiene que tomar para que pida clemencia?
—¿Estas bien? — pregunta Max en un murmuro, acercándose sigilosamente a mí.
Lo miro desconcertada y asiento apresurada al entender su pregunta —Estoy bien.
—Deberías comer un poco, aun tenemos un largo camino por delante.
Sonrío con debilidad —Si, lo haré — digo con debilidad y comienzo a caminar a la mesa, para hacerles compañía a mi madre y mis mejores amigos, sin dirigirle ni siquiera una mirada a Raquel.
Me siento en una de las sillas disponibles junto a Víctor y suelto un largo suspiro.
—¿Esta todo bien? — pregunta de inmediato.
Estoy completamente segura de que mi incomodidad y frustración es más que perceptible, en mi rostro, en mis palabras, incluso en mi mirada cansada.
—No lo sé — respondo sin alejar mi mirada de la vieja madera que forma la mesa.
—Debes descansar — dice mi madre colocando un plato de sopa frente a mí.
Todos hemos hecho lo que podemos, tratamos de aportar algo en nuestra larga y dura travesía, mi madre a cumplido con su parte de ser madre, no solo para mi y mi hermano, sino para todos, todos lo necesitamos, lo necesitaremos incluso cuando seamos adultos o si logramos llegar a serlo. Después de toda esta masacre ahora comienzo a dudar sobre mi futuro y el de los seres a los que amo, el que queramos y luchemos por sobrevivir no nos asegura un final feliz en esta historia.
La miro y sonrío en agradecimiento, sonrisa que rápidamente corresponde, alejando un poco los problemas de mi mente, alojando un atisbo de calidez en mi alma desolada.
Después de haber cenado la sopa que mi madre cocino con tanto amor, mis amigos y yo nos dispusimos a descansar. Sin dudar le cedimos la recamara a mi madre y los pequeños mientras mis amigos y yo nos repartimos los sofás y el piso.
Por más incomodo que este pareciera, lo recibimos con gratitud, pues al menos tenemos un lugar donde dormir con tranquilidad, sin embargo, mi mente no me dejo descansar durante las primeras horas, no pude dejar de pensar en que pudimos haber compartido el lugar, que su dueño pudo habernos recibido o llegar a un acuerdo como antes lo hicimos con Cora, con Ilian y su padre.
Sin que pase mucho después de haber logrado conciliar el sueño, el sonido de un helicóptero me obliga a abrir los ojos de forma abrupta. Me pongo de pie y despierto a mis amigos sin hacer mucho ruido o alguna señal que nos evidencie.
Una intensa luz blanca entra por las ventanas sin cortinas, iluminando todo en el interior Me agacho jalando el brazo de Max hacia mí, llevándolo al suelo al igual que yo. Víctor y Emma nos imitan y así todos vamos a la pared bajo las ventanas, todos excepto Raquel.
—Sabemos que están ahí, no tienen porque esconderse, no les haremos daño, lo único que queremos hacer es ayudarlos y llevarlos a un refugio — habla una voz masculina por medio de una alta voz.
Mi madre sale de la habitación cubriendo a mi hermano y Frank. La miro y niego de inmediato, a lo que retrocede sin decir ni una sola palabra.
Miro a Raquel, quien permanece estática a unos metros frente a la puerta, sin mirar a su alrededor, sin mirarnos a nosotros una vez más.
Niego —¿Qué haces? — pregunto en un murmuro.
Como si mis palabras jamás hubieran abandonado mis labios, Raquel me ignora y comienza a caminar hacia la puerta.
Se detiene a centímetros de la puerta y suspira —No voy a morir aquí — susurra.
—¿Y si ellos son los que te asesinan? — pregunta Emma desde un rincón.
Niega y abre la puerta —Yo los llame.
Siento un golpe seco en el estómago, fuerte y certero que logra exprimir todo el aire de mis pulmones. No me queda nada más que hacer, ha tomado su decisión y con ella, nos a salvado, o nos ha sentenciado.
Raquel se aleja de nosotros y se acerca a la luz. Es ahí que lo entiendo todo, se ha alejado de nosotros no solo físicamente, sino también sentimental, emocional, y no solo de nosotros, también de ella misma. Se a perdido en el abismo que surgió dentro de nosotros junto a este desastre, se perdió en la oscuridad de ella misma, se perdió en el lado oscuro de su humanidad y se a dejado llevar por el egoísmo.
Miro con disimulo por la ventana, con el corazón latiendo a mil, con un nudo en la garganta y los ojos cristalizados, miro con dolor como Raquel se va y es reemplazada por esta otra persona, la miro perderse sin poder hacer algo para impedirlo.
El helicóptero deja caer unas escaleras y segundos después dos hombres bajan utilizando estás. Uno de estos hombres usa un traje muy elegante y costoso de color negro, mientras que el otro, parece utilizar un uniforme tipo militar en color gris, usa un chaleco antibalas como el que Max me coloco antes y una máscara antigás que oculta su rostro. Sus manos sostienen firmemente un rifle mientras parece escoltar al elegante hombre de traje.
Con miedo y dolor miro a mis amigos, quienes rápidamente intercambian una mirada conmigo, una mirada llena de duda y miedo, justo como mis ojos deben verse, llenos de estos sentimientos, incluso más.
Bajo la mirada y suspiro con pesadez antes de levantarme y mirar a mi madre. Ella me mira del mismo modo que mis amigos, así que asiento como señal de que puede venir, que iremos y todo estará bien, es lo que deseo.
Mi madre se acerca mientras mis amigos se ponen de pie y se toman de las manos antes de salir.
—Vayamos a casa — susurra Max.
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Zona Cero ©
Science FictionAlex y sus amigos se verán involucrados en el terrible incidente de los laboratorios I.B. el cual llevará al mundo y la humanidad a conocer el caos y destrucción de sí mismos. La maldad y la capacidad con la que todos contamos si se trata de sobrevi...