Sus ojos se abrieron, se encontraba en un lugar en el que nunca había estado. A su lado había un hombre, quien se asombró de que ella se despierte. Cerró su libro y la miró.
-Has despertado.
-¿Donde estoy? ¿Quien rayos eres?
-Estas a salvo, y soy el médico que te atendió. Aguarda aquí. Alguien quiere verte. -Dijo saliendo. Era un poco torpe. Su cabeza dolía, y mucho.
Al cabo de unos minutos, un hombre entró.
-No puede ser. -Dijo ella atónita, sin palabras. El hombre sonreía mientras la miraba.
-Me ha costado pensar que eras real. -Dijo el finalmente acercándose con una sonrisa que iluminaba su rostro.
-Negan. -Dijo ella y el se acercó a abrazarla fuertemente. -Pensaba que estabas muerto. -Lo tocaba y abraza fuerte, temía que todo sea un sueño, y que su prometido no fuera real.
-No, he ido a Atlanta a buscarte. Y no te encontré. Fue donde pensé que estabas muerta. No pude superarte, he guardado una fotografía nuestra de nuestro ultimo viaje en mi campera todo este tiempo. Uno de mis hombres te reconoció, te salvo y te trajo aquí.
-Negan, no... no recuerdo que sucedió.
-Estabas muriendo. ¿Que es lo último que recuerdas?
-Salir de casa en Atlanta y ayudar a una mujer en un accidente de transito.
-Reg, amor, he ido a buscarte a Atlanta hace tres años y ya no estabas allí.
-Oh Dios, tengo amnesia. -Su profesión le facilitaba autodiagnosticarse.
-Tranquila, ya lo recordaras. El médico que te salvo dijo que podrías tenerla. Que una parte de tu memoria podría borrarse por un día, un mes o diez años. No te esfuerces, casi mueres.
Ella cerraba los ojos y veía una ballesta, un bebé, una carcel. Pero nada claro.
-¿Cuanto tiempo estuve dormida?
-Una semana y media. La mas larga de mi vida.
-Gracias por salvarme, como lo has hecho desde que nos conocimos. -Dijo ella y el la beso.
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-Se siente tan bien volver a sentir tus besos. Te amo tanto. -Dijo.
-Yo a ti, ni Negan. ¿Donde están tus lentes? No ves bien sin ellos. -Dijo tomándole el rostro con cariño.
-Se han roto, pero con lentes no me tendrían tanto miedo. -Bromeó. -Y necesito dar miedo, que me vean y ensucien sus pantalones.
-Me gusta el nuevo negan, con esa ropa, debo decir que te hace mas apuesto. Pero no tienes que darle miedo a nadie.
-Tengo una chaqueta de cuero para ti, mi reina. El mundo se ha convertido en un lugar sombrío. Los caminantes no son nuestros enemigos, los humanos si. Ahora déjame presentarte a alguien. -Dijo y se levanto de la cama para buscar algo.
-Creo que podría no ser así.
Y el volvió con un bate enredado con un alambre de púas.
-¿Ese es tu bate favorito? ¿El que te he regalado cuando viaje a Los Angeles?
-Lo he recuperado cuando fui a buscarte. Vamos, adivina como se llama.
-¿Le has puesto nombre a un bate de béisbol?
-Si, su nombre es Regina. En honor a ti.
-Estas loco.
-No te das idea cuantas personas ha matado mi querida Regina. -Dijo moviéndolo de un lado a otro riendo.
-Espero que por personas, te refieras a caminantes. Y no, no es gracioso.
-Bromeaba. -Volvió a sentarse a su lado. -Ya conoces mi humor negro.
-Si lo conozco. -El la abrazó y ella le correspondió abrazándolo bien fuerte. Su prometido, a quien consideraba muerto, apareció en medio del fin del mundo y la salvo de una muerte segura. Estaba feliz de encontrarlo.
-No te das una idea como te he extrañado. Me has hecho mucha falta, sin ti he perdido el rumbo. Cuando no te encontré, todo mi mundo se cayó.
-Recuperaremos el tiempo que hemos perdido. No hables asi o vas a hacerme llorar. Ya estoy contigo. -Dijo ella dándole un beso en los labios y el suspiro.
-No me había dado cuenta que extrañaba tanto tus besos. -Dijo riendo. El comenzó a besarla y la apoyó contra la cama. Un flashback paso en los ojos de la chica, algo que no entendió. Recordó unos besos en un lugar sombrio, como una carcel. Fue rápido pero le produjo un dolor en el pecho y en la cabeza.
-Negan, detente. No me malinterpretes. Pero me siento mal.
-Lo siento, fue mi culpa. Necesitas descansar y dormir. Llamare al medico, luego te mostraré el lugar.
