Capítulo 7... GongChan...

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La contempló, nervioso, dubitativo. La analizó de pies a cabeza. No parecía una alucinación, se veía bastante real.

Su ritmo cardíaco se aceleró en respuesta. Su sistema nervioso se alteró

¡¿Era ella?! ¡¿De verdad?! ¡¿Había vuelto?!

Desde ese día, desde ese primer encuentro había soñado tantas noches, tantas veces, que ella volvería y ahora que estaba ahí... no se sentía lo suficientemente preparado para enfrentarla.

—¿Estás bien? —la voz de la chica sonó preocupada, haciendo que reaccionara enseguida.

Se dio cuenta que aún estaba apoyado de espalda sobre la puerta, con una mano sobre el pecho, como si le fallara respirar y la otra aún en el pomo, incapaz de sostenerse por sí mismo.

Brooklyn se levantó curiosa, mas eso provocó que el chico se tensara más.

—No... —la detuvo, armándose de valor para pronunciar algo y con la poca fuerza que tenía, consiguió alejarse de la madera. Necesitaba organizar sus ideas— Yo-... tú-... ¿Qué-?... ¿Qué-...?

—¿Qué hago aquí? —terminó la chica por él. Se sintió tonto, pero se limitó a asentir con la cabeza— Bueno... —era cierto ¿Por qué había ido de nuevo? ¿Qué es lo que buscaba con regresar?— Yo... —miró la punta de sus tenis, jugando algo tímida— Quería visitarte... supongo —sintió sus mejillas enrojecerse y su rostro arder como si tuviera fiebre. Nunca se había comportado de esa manera frente a un chico pero había algo en GongChan, que volvía todo tan...— ¿Está mal? —levantó la mirada reuniendo la valentía que le quedaba— ¿Quieres que me vaya?

— ¡No!

Quizá contestó demasiado rápido. Ella apenas había llegado y él no quería que se fuera tan rápido, no como la otra vez.

— Es que... no acostumbro a tener visitas...

De hecho, jamás había tenido alguna. No conocía a otra persona que no fuera un su profesor o su mamá.

—Debe ser extraño ¿Cierto? Yo ni siquiera pido permiso para entrar a tu casa. Lo siento... —seguro no debía estar ahí, seguro incomodaba al muchacho ¿Cómo la vería? Pensaría que era una psicópata, sin modales o probablemente como una... ¡Oh!... su boca se abrió al imaginarlo. No debía estar ahí. Tal vez esa cara de cachorro era realmente una treta para seducirla—. Debo irme.

Dio media vuelta, dispuesta a salir por la ventana.

Era tan torpe. Seguro se veía bastante ridícula ¿Cómo pudo caer tan fácil?

— ¡Espera!

El joven se vio deteniéndola de un brazo y sorprendiéndose a sí mismo por haberse atrevido a tanto. Enrojeció sin poder evitarlo

— ¡Lo siento! ¡No era mi intención! —se alejó enseguida, dejando a Brooklyn más que confundida.

Ese arrebato y arrepentimiento espontáneo era tan extraño en un chico, se le parecían más un pequeño niño tímido.

—No, no. Está bien. No me has hecho nada —ahí estaba de nuevo, intentando tranquilizarlo. Es que ese chico le preocupaba, como si de alguna forma a un cachorro estuviera maltratando— ¡Oh, dios! ¡¿Estás bien?! —se alarmó al verlo. Algo malo le estaba sucediendo al chico.

El pelinegro presionaba su pecho fuertemente con una mano, mientras que con la otra sostenía su cuerpo apoyándose en una rodilla. Era como si estuviera cansado pero al triple de lo que cualquier persona estaría al correr un maratón. La chica corrió a auxiliarlo, dándose cuenta que el joven estaba dejando de respirar bien.

My Cute Secret Boy -GongChan- B1A4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora