Capítulo 22... GongChan...

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Una hermosa señora, cuyo adjetivo quedaba corto ante su elegante porte, los recibió en la maravillosa casa.

Brooklyn tuvo que callar un quejido de dolor cuando su madre le dio un fuerte y discreto codazo en el costado, para que dejara de babear ante la fachada de aquel hogar. Le resultó  inevitable, pues nunca había visto algo así en su vida.

—Buenas noches. Es un placer que hayan aceptado la invitación. Por favor, pasen. Bienvenidos —la etiqueta era algo que a Brooklyn le fallaba mucho, aunque con esa señora parecía algo natural y bello.

Su familia se adentró a la casa con lentitud, quitándose los zapatos con mucho cuidado, como intentando no dañar tan limpio piso, cuyo material se veía bastante caro.

— ¡Oh, cariño! —habló la mujer bastante impresionada— ¿Qué te pasó?

Todos voltearon a ver a Brooklyn, que se detuvo a mitad de arrancarse los molestos tacones, que siempre odiaba portar. Con una rodilla aún flexionada sobre el aire, se dio cuenta que la elegante dama señalaba con temor los vendajes que cubrían sus rodillas y que quedaron expuestos por el movimiento del vestido.

—Oh, yo... bueno... —no sabía exactamente qué contestar y la mirada amenazante de su madre, la puso aún más nerviosa—. Me caí.

Terrible error. Su madre se puso roja de furia y vergüenza.

— ¡Mientras montaba! ¡Sí! Ella montaba a caballo cuando cayó —interrumpió su mamá de inmediato. Una señorita no se caía porque sí, eso siempre se lo repetían en las clases de ballet, inculcando culpa—. Brooklyn, practica equitación.

— ¿Equitación? ¡Dios mío! ¡Suena peligroso! —la anfitriona pareció alarmarse aún más, incluso se cubrió los labios con una mano— ¿Es la clase de actividades que realizan sus hijas?

—Oh, lo es... —su padre se apresuró a sostener los hombros de Brooklyn, que se sobresaltó al principio pero después se sintió tranquila ante la muestra de apoyo— pero Brooklyn es nuestra hija pequeña, no es de quien hablamos la otra vez. Nuestra pequeña Brook es eso, "nuestra". Aún no es momento para ella y puede seguir practicando lo que ella quiera.

Su padre era quien más intentaba comprenderla a medida que crecía. No estaba muy de acuerdo con sus actividades o actitudes rebeldes, pero al menos era quien siempre sonreía cuando llegaba con un diez a casa o quien hacia el esfuerzo de estar a su lado. Su padre siempre había querido un hijo, y aunque no le agradara que una chica se comportara más brusca de lo normal, o que así pensara de Brooklyn, al menos se reía cuando veían deportes y juntos gritaban emocionados.

—Ella es AhYoung... —su madre hizo hincapié para que notara a su gemela. AhYoung hizo una respetuosa reverencia ante la dama, como si estuviera siendo presentada a la reina.

La mujer la examinó y por un momento, pareció comparar a las gemelas.

—Oh, lindas chicas... —las palabras parecieron forzadas, o eso fue lo que la castaña interpretó.

— ¿Y su hijo? —su madre titubeó, no quería ser imprudente, pero parecía un tema importante la descendencia en la presentación.

— Enseguida baja. Se siente un poco enfermo, así que podemos iniciar con la cenar. Nos acompañará más tarde.

—Oh ¿Es grave? ¿Segura que no somos molestia para su descanso? —cuestionó esta vez su padre, y Brooklyn sospechó que realmente quería librarse de dicha situación, huir.

—Oh, no, no. Enseguida baja, se los aseguro.

Las amabilidad parecía cada vez más fingida, como si a la mujer le costara aceptar algo.

Brook quería preguntar si se encontraba bien, parecía que algo le dolía o molestaba pero su hermana se adelantó en hacerlo por órdenes de su madre.

[***]

La cena transcurrió sin el misterioso hijo de la señora. Debía estar realmente enfermo para que ni siquiera se acercara a probar alimento. Bueno, todo eso pensaba Brooklyn mientras masticaba lo más silencioso posible. Resultó aislarse de la conversación cuando su mamá se concentró en hablar solo de su hermana y su padre de negocios que no comprendía muy bien.

La etiqueta a la castaña nunca se le daba muy poco, pero agradecía que la presencia en una cena estuviera bien practicada.

— ¿Y bien? —se interesó la elegante señora y cuando se instaló un silencio sepulcral en la mesa, Brooklyn se enteró que se dirigían a ella.

—Yo... —debía contestar a una pregunta que no escuchó y no había nadie que pudiera soplarle la respuesta—. Yo... —tosió suavemente para aclarar la garganta, o ganar algo tiempo—. No puede ser...

La última frase salió inconscientemente de sus labios, al mismo tiempo que se enfocaba en la persona que ingresó al comedor.

No quiso dejar caer el tenedor sobre el plato para que se formara un sonido sordo y de mal gusto, sin embargo, eso hizo.

Luce guapísimo... y se mortificó de pensarlo tan pronto lo vio.

— ¡Cariño, bajaste! —su madre celebró y se levantó para recibirlo, ignorando todo lo que hizo la joven— ¿Te sientes mejor? —su excesiva preocupación lo incomodó delante de los invitados.

—Sí, madre. Gracias —le sonrió suave, aunque su expresión no mostrara tal gratitud—. Buenas noches —se inclinó respetuoso hacia los invitados, a quien no les había prestado la suficiente atención hasta que volvió a erguirse.

Su amable sonrisa desapareció.

—Él es mi hijo, ChanShik. El heredero de todos los bienes Gong —anunció la dama.

[***]

Brooklyn estaba bastante segura de que la cena le haría daño en el estómago, aún cuando fue exquisita. Comenzó a sentir una terrible presión en el pecho, cuando el joven los acompañó sentándose frente a ella.

A los ojos del chico, ella lucía realmente bien con ese vestido. No era tan elegante como el que supuso, portaba su madre, o tan florido como el de su hermana, pero el estilo que hablaba mucho de su personalidad quedaba perfecto en ella.

Ella lo evitó a toda costa durante el postre. Tenía nauseas y la horrible inseguridad de que AhYoung y él se mandaran sonrisas cómplices, sobre lo divertido que había sido engarñarla.

El pelinegro se negaba a que estuviera  sucediendo así... Caían en la peor de las circunstancias.

No podía estar compartiendo mesa con ella. Estaba mal. Todo era malo si se apuntaba en esa dirección. Si tenía ese motivo.

Se esforzó en explicarle como fuera la realidad a base de miradas, y sin embargo, ella nunca lo permitió... sólo recibió miradas perspicaces del padre por la atención mostrada en la hija incorrecta.

—Ya que tuvimos tiempo para meditarlo —todos se detuvieron en sus acciones, como si se congelasen. Brooklyn se centró en no desviar los ojos hacia el pelinegro—. Chanshik y yo... —tomó una de las manos de su hijo sobre la mesa— hemos decidido algo muy importante.

Su corazón latió fuerte, como un mal presagio, como si presintiera el inicio de algo muy feo.

—La empresa Gong está orgullosa y encantada de unir sus fuerzas con la Corporación Lee. ChanShik está dispuesto a la unión conyugal que ustedes proponen para asegurar el acuerdo —todos los músculos de Brooklyn tensándose sobre la silla—. AhYoung es hermosa y le agrada a mi Channie como futura esposa.

My Cute Secret Boy -GongChan- B1A4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora