Capítulo 9... GongChan...

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JinYoung se había hecho pasar por su mejor amiga. Era absurdo. Más que ridículo ¿Cómo había aceptado hacer algo así?

Ah, cierto. La mirada ansiosa y desesperada de Brooklyn terminó por convencerlo. No podía negarle nada a esa chica y se odiaba por ello.

Por supuesto, siendo el más delgado y con las facciones más finas en comparación de Baro, era el mejor candidato para la farsa.

El plan era simple, despedirse de la mamá de Brook diciendo que tenía práctica deportiva y que por eso era el que se iba temprano. Baro se quedaría arriba todavía un momento más, eliminando cualquier curiosidad que la señora Lee pudiera tener para cerciorarse y subiría por el balcón desde el patio trasero a la habitación.

—La peluca está en mi armario —indicó la castaña una vez que se encontraron bajo el muro de su habitación.

Baro le ayudó a bajar con cuidado y después ayudaría al chico a subir.

—No usaré eso —reaccionó totalmente ofendido. La última vez que la usó tenían 12 años y desde entonces SunWoo se encargó de burlarse toda la vida.

— ¡¿Entonces?! ¡¿Qué pasa si mamá sube?! —se preocupó.

—Haré cualquier otra cosa que no necesite la peluca —replicó mientras escalaba por el muro.

Brooklyn sonrió y entonces emprendió camino.

[***]

El grito agudo de Baro y el golpe de un libro en su cabeza, le recibió al entrar a su habitación.

Evidentemente había sorprendido a sus amigos, ya que quien gritó fue el castaño y quien le aventó el libro contra su frente fue el chico de cabello teñido.

— ¡Auch! —se quejó llevando su mano a la zona herida, esperando no fuese tan grave para sangrar.

— ¡Regresaste! —exclamó el mayor, al sentarse en la cama—. Que alivio... —suspiró con más tranquilidad.

—Sí, pero hubiera sido mejor no regresar —se siguió tallando el golpe hasta que Baro se levantó y fue a verificar que todo estuviera bien, más bien, aprovechó para revisarla cual madre preocupada por saber si no le ocurrió nada malo en su pequeña salida—. Basta, Baro —sonrió sin poder evitarlo, alejándose— ¿Mamá se dio cuenta? —el nerviosismo le recorrió enseguida.

—No, estuvo a punto pero JinYoung se encerró en tu baño y yo le dije a tu madre que estabas ahí, así que el Lindo JinYoung fingió tu voz perfectamente —el de rasgos de zorro rodó los ojos con fastidio.

—Quieren que deje ser parte de este equipo ¿cierto? Debería dejar de ser su amigo —se molestó y fingió seguir leyendo el libro que recogió al recostarse en la cama.

—Oh, vamos. Claro que no. Baro sólo está jugando —Brooklyn se lanzó sobre la cama para abrazarlo y después molestarlo—. No sé qué haría sin ustedes chicos.

— ¿Nos dirás a dónde fuiste? —SunWoo se cruzó de brazos.

—Ahm... —la chica los miró, ya que ahora ambos tenían toda su atención en ella—. Fui a visitar a alguien.

— ¿A quién? —inquirió JinYoung

—A... —nerviosa, no sabía si decir la verdad. Sonaría muy extraño, más que eso, sus amigos las regañarían cuales celosos con ella. Hace un momento, antes de irse, se salvó de decirles algo pero ahora no tenía escapatoria— a...

— ¿A quién, Brook? —Baro enarcó una ceja con más intriga y JinYoung la miró con más seriedad, por lo que no sabía a quién mirar.

—Un... un... —¿Chico? ¡No, no podía decirlo! La regañarían igual que su padre y le darían el sermón de su vida— ¿Cachorro? —frunció el ceño, fue lo primero que se le ocurrió al pensar en GongChan. Sí, ya que actuaba como uno—. Sí, sí... un cachorro.

— ¿Un cachorro? —preguntaron ellos a tiempos dispares pero con la misma incredulidad— ¿Dónde? ¿Por qué? ¿De qué raza? ¿Es en serio?

—Sí... —ahora debía extender la mentira—. Es un perrito. Lo encontré la otra noche... y está solo... encerrado en una caja muy amplia. Deberían verla... —¡Diablos, no! No debía crearles curiosidad— y por alguna extraña razón me siento responsable... es asustadizo y nunca ha salido de dónde está... creo que debería sacarlo ¿A dónde se podría? —entre tantas explicaciones comenzó a divagar entre sus pensamientos.

Su metáfora se le estaba yendo de las manos y estaba diciendo ideas que realmente quería ejercer.

—Al parque, quizá... —JinYoung la sacó de su ensimismamiento. Él se lo había tragado por completo pero el castaño aún mantenía el ceño fruncido.

—Pero es muy asustadizo... entra en episodios de pánico como AhYoung —susurró pensando en algo para sacar al chico de aquella habitación, sin que se sintiera atacado.

— ¿Un perro sufre de pánico? —Baro seguía con los brazos cruzados y con mucho más interés que antes. Brooklyn se asustó.

—Los perritos pueden tener ataques de pánico —defendió JinYoung—. Lo mejor será trabajar en su confianza para que te permita sacarlo, Brook.

Brooklyn asintió despacio dándole la razón y abrió la boca en una enorme "O". Su amigo tenía razón. Debía trabajar primero en la confianza de aquel chico para que le permitiera sacarlo de aquella torre.

—Sigo sin comprender... ¿Cómo es que te encontraste con ese cachorro y no nos dijiste?

— ¡Brooklyn! ¡Mamá dice que bajes a cenar! —la chillona voz de su gemela se escuchó, interrumpiendo al de cabellos oscuros cuando entró a su habitación sin permiso. Nunca creyó que alguna vez le iba a agradecer por llegar a molestar en el momento indicado— ¿Tu no te habías ido ya?

Oh, no... la chica femenina miró con un mal gesto a JinYoung y Brooklyn se golpeó mentalmente por no haber pensado en eso tampoco.

Se miraron unos a otros cuando AhYoung colocó sus brazos en jarra sobre sus caderas y frunció el ceño como expresión de que se formulaba ya bastantes teorías con las cuales atacar a su hermana.

—Me quedé por ti, preciosa...

Hasta el mismo JinYoung se sorprendió por decir algo así, pero no pudo evitar sonreír cuando notó a su platónico sonrojarse por sus palabras.

—Enseguida bajamos, AhYoung. Vete ahora mismo —Brooklyn rodó los ojos con fastidio y quizá esos celos por su amigo no eran del todo falsos para completar la mentira.

AhYoung salió con el contoneo más pretencioso de todos y Brooklyn suspiró profundamente cuando desapareció.

Estuvo cerca...

[***]

—Escuché ruidos, ¿sucede algo? —su mamá de nuevo tenía esa actitud demasiado preocupada

—No... sólo estaba jugando mamá —sonrió ligeramente para no alarmarla.

— ¿Seguro? Es que... —se asomó dentro de la habitación con curiosidad, buscando algo, por lo que ChanShik no pudo evitar que se metiera sin permiso.

— ¿Qué pasó, mamá? ¿Qué ocurre?

—No, nada... —respondió la mujer, mirando a todos lados, comprobando que todo estuviera en orden—. Sólo no oigas los videojuegos tan fuerte o te hará daño... —capturó las mejillas de su hijo entre sus palmas y le sonrió dándole un besito en la frente— ¿Ya hiciste tu tarea, cariño?

—El profesor no me dejó trabajos en esta ocasión —respondió como pudo ya que sus mejillas estaban aplastadas en un puchero forzado.

—Bien. Entonces baja a cenar. No puedes quedarte sin cena. Hice tu platillo favorito.

—De acuerdo... enseguida bajo —se alejó despacio de su madre esperando no verse grosero y se dirigió al baño, como excusa para que su mamá bajase primero.

Suspiró al mirarse en el espejo y cerró los ojos al recordar el tacto de aquella chica ejerció sobre su cuerpo. Sus brazos, su mejilla, sus hombros. Demasiado diferente al de su mamá. Aún sentía cosquillas en la piel.

La chica de linda sonrisa. Esperaría con ansias la siguiente visita de Brookly.

Ojalá no se tarde mucho...

My Cute Secret Boy -GongChan- B1A4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora