Pasaron los segundos. El silencio se estiró y estiró hasta el límite. Perrie se aclaró la garganta.
—Éste es...—
—¿Es tu...?—
Se detuvieron.
—Tú primero —dijo Debbie.
—Un café muy bueno —contestó Perrie con un gesto.
—Me alegra que te guste.—
—Una de las cosas que hacen bien en los lugares a los que voy es el café.—
—No entiendo por qué insistes en ir a esos lugares tan peligrosos —dijo su madre sacudiendo la cabeza.
—Te puedes meter en problemas más graves en algunos barrios de Nueva York.—
—Tampoco entiendo por qué querría nadie ir a ese lugar.— Perrie reprimió el impulso de contestar lo obvio.
—¿Qué tal las Hijas de la Revolución?—cambio Perrie el tema antes de una confrontación.
—Bien. Estamos organizando la gala de Navidad. Sólo quedan dos semanas.—
—Mucho trabajo entonces.—
—Ya lo creo. Las flores, la disposición de los asientos, la música.— Su madre tan diferente a ella.
—Parece que vas a tener un montón de reuniones.— cortó Perrie de repente aburrida por la plática.
—Siempre. He tomado más tazas de café en las últimas dos semanas de lo que podrías imaginar.—
—El café puede ser algo bueno.—
—Puede. A ti siempre te gustó, incluso cuando eras más joven. Se me hace tan extraño tenerte aquí —balbuceó.
—Es extraño estar aquí.— confirmó Perrie por su parte.
—Eres toda una mujer —Debbie sacudió la cabeza—. Cuando te fuiste apenas habías empezado a desarrollarte.— Debbie apenas rozó la mejilla de su única hija, mujer, deseando haber estado con ella en todo el proceso de desarrollo y crecimiento.— Supongo que el tiempo se encarga de cambiar las cosas.—
—Normalmente— aceptó Perrie.
—Me estoy yendo por las ramas, ¿verdad?—
—Se te permite.—
—No cuando has venido desde África para ayudarme. Lo siento. No sabía a quién más acudir.—
—¿Cuál es la situación entonces?— era la hora de ponerse serias.
—Supongo que te refieres a los problemas legales de Niall.—
—En realidad me refiero a los tuyos.— Debbie tardó un momento en contestar.
—Tenemos una cita con Burton mañana a las dos para hablar de los detalles.— Frank Burton había sido el abogado de sus padres desde que ella podía recordar.
—¿Lleva él el caso?—
—Se ha puesto en contacto con las autoridades y podrá decirnos lo que están haciendo para encontrar a Niall.—
—Supongo que ya habrás hecho lo más evidente, como probar con su teléfono.—
—Fuera de servicio.—
—¿Correo electrónico?—
—No contesta —se removió en su asiento—. Estoy segura de que hay una explicación razonable.— defendió Debbie.
—Si hubiera una explicación razonable no se habían largado —replicó Perrie. Y si su madre de verdad creía que la había, no lo habría llamado desesperada—. Aunque sea inocente, huir hace que parezca culpable.—
—No puedo creer que Niall hiciera algo así él solo. Seguro que lo obligó esa chica.— Esa chica. Palabras que estaban cargadas de menosprecio.
—¿Su prometida? Creía que te gustaba. Creía que encajaba en el molde.—
Lo cual la convertía en la última persona con la que querría tener algo que ver, claro que, aquélla no era su vida. Excepto por el hecho de que, de pronto, se veía en el centro del meollo.
—Creo que no era buena para Niall.— Perrie percibió la obstinada negación en sus palabras, sabía que su madre quería, por encima de todo, evitar creer lo peor de su hijo.
—Mamá —empezó ella—, no creo que...— Debbie la interrumpió con un gesto de la mano.
—No tiene sentido especular. Esperemos a ver qué nos cuenta Frank. Las autoridades lo encontrarán y pronto sabremos toda la verdad.—
O no. De entre todas las personas, Perrie sabía lo fácil que era ocultarse si de verdad querías hacerlo.
Debbie se puso de pie. La conversación se había terminado.
—¿Qué tal si te enseño tu habitación?—
Subieron la escalera y atravesaron los conocidos pasillos hasta detenerse en la puerta de su antigua habitación.
—Espero que no te moleste. Es la única que está arreglada, exceptuando la de Niall. Convertimos tu habitación en suite para invitados después de tu marcha —explicó ella gesticulando hacia las paredes de tono verde pálido, el color de la primavera.
Perrie entró despacio, sin prestar atención al nuevo mobiliario, y se dirigió hacia la ventana. Siempre había sido su vista favorita, aun cuando la encerraban allí como castigo. Se veían los jardines y más allá, en la distancia, la lengua de color azul del mar resplandeciente bajo el sol.
Y soñaba con escapar.
Oyó que su madre de acercaba a ella.
—Te eché mucho de menos cuando te fuiste —dijo Debbie con voz queda, observando el mar en el horizonte—. Es terrible para una madre que su hija desaparezca. Sobre todo tu, que eres mi única niña.— Perrie notó una cuchillada de culpa.
—Mamá —empezó a decir con impotencia, sin saber qué decir en realidad. Tan sólo sabía que irse había sido su única opción.
—Solía preguntarme cada noche dónde estarías. Si estarías viva o a salvo... si estarías en algún lugar y desearías volver a casa. Siempre albergué la esperanza de que en caso de necesitar ayuda, me lo dirías —el silencio cayó sobre ellas y Debbie apoyó la cabeza contra el frío cristal de la ventana—. ¿Por qué lo hizo, Perrie, por qué? ¿Acaso le hicimos algo...? ¿Les hicimos algo a los dos?—
«Mierda», pensó Perrie, extendiendo una mano con torpeza hacia la espalda de su madre.
—Tú no nos hiciste nada a ninguno de los dos.—
—Dejé que su padre los tratara con brutalidad.— aseguró Debbie al borde de las lágrimas.
—Eso es como decir que dejaste que un temporal del norte golpeara South Shields. Él hizo lo que hizo. Yo hice lo que tenía que hacer. Niall también tomó sus decisiones. Y tú no podías haber evitado ninguna de las tres cosas.— Debbie se irguió y se volvió hacia ella con los ojos secos, para gran alivio de Perrie.
—No sé si eso es cierto. Creo que sólo estás siendo amable, pero me alegro de que estés aquí.—
—No digas nada —y de pronto se sintió impelida a abrazarla porque era lo que le apetecía.
—Yo... yo no sabía qué hacer —dijo Debbie contra el hombro de su hija mayor.
—No te preocupes. Encontraremos a Niall, y arreglaremos este asunto. Todo va a ir bien.—
Nos leemos. XX
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All I want for Christmas it's you|| Jerrie ✔️
FanfictionPara Jade Thirlwall aquellas sí que eran unas navidades tristes. Había descubierto a su prometido, ahora ex prometido, Niall Edwards, con otra mujer. Después él había desaparecido con millones de dólares y la policía pensaba que ella tenía algo que...