Fotógrafa Novata

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Maratón 4/4


IMPORTANTE, LEER la nota al final de capítulo enjoy!

Capítulo largo para cerrar maratón con broche de oro.

Perrie paseaba por la plaza de la ciudad cámara en mano pensando en el problema de estar en South Shields residía en que allí no tenía nada que hacer aparte de hacer de detective. Podía leer su correo electrónico y hacer algunas llamadas, pero eso consumiría, como mucho, media hora al día. Lo cual le dejaba mucho tiempo libre para pensar en Jade.

No había pasado ni un día desde que se besaran en el bosque, y en ningún momento de ese tiempo había dejado de desearla. Era como si parte de su esencia hubiera penetrado convirtiéndose en parte de todos y cada uno de sus pensamientos. Nada importaba el club de campo ni que hubiera estado comprometida con Niall. Para Perrie sólo importaba lo mucho que se había equivocado con ella. Jade era honesta y había en ella algo muy diferente, algo que jamás habría creído que poseyera.

En cualquier otra situación, con cualquier otra mujer, habría insistido hasta hacerla cambiar de opinión, pensó, deteniéndose a hacer un par de fotos de la torre del reloj hecha de ladrillo del Ayuntamiento. Y a juzgar por la manera en que había respondido a su beso no le habría costado mucho.

En cuanto a los besos, le estaba costando horrores olvidarlos. Hacía lo posible por no pensar en ellos, por convencer a su cuerpo de que no iba a pasar, por lo menos de momento. Porque lo que ocurría después del beso también estaba grabado de manera indeleble en su cerebro: la mirada de Jade, aquellos ojos cubiertos de sobras, rebosantes de confusión mientras le suplicaba que le diera tiempo.

¿Qué se suponía que tenía que hacer una persona ante algo así? Lo que había hecho ella, supuso Perrie. Frunció el ceño inconscientemente mientras depositaba todo el dinero suelto que llevaba en los bolsillos en la hucha para recaudar fondos para el Ejército de Salvación y se dirigió a la plaza. No le quedaba más remedio que esperar a que Jade superara lo que fuera que el idiota de su hermano le hubiera hecho.

Sólo esperaba que lo hiciera antes de que ella regresara a su vida y perdiera toda oportunidad de compartir algo más.

Perrie rodeó la plaza con una amplia sonrisa en el rostro haciendo fotos rítmicamente, regocijándose en los disparos directos, retratando de cerca. Las vacaciones de Navidad en South Shields. Algunas cosas no cambiaban nunca.

Una hora después aún sonreía cuando entró en casa de su madre.

—¿Qué has estado haciendo? —preguntó Debbie.

—Dando una vuelta, haciendo fotos.—

—Fotógrafa novata siempre alerta —la sonrisa de Debbie se esfumó—. Todavía tengo la cámara que te regaló Nana. No te la llevaste.—

—No tuve opción. No podía llevármelo todo.—

Pero había cambiado su vida. Desde que le regalaran la cámara a la edad de doce años, la fotografía había sido lo único que le había importado. David se había puesto hecho una furia. Nunca quiso saber nada de las clases de arte a las que asistía su hija ni de los premios que ganó. Lo que hizo fue enviarlo a una escuela que no tuviera esas asignaturas. Debbie trató de apoyarla a espaldas de su marido, pero poco podía hacer ella cuando David se le metía algo en la cabeza.

—Me alegro de que hayas vuelto. Necesito tu ayuda —dijo Debbie echando un vistazo a los papeles que tenía en las manos—. En estos días han llegado algunas facturas y otras cosas. No sé muy bien qué hacer con ellas. Siempre se las daba a Niall —levantó la vista. Un tenue rubor tenía sus mejillas—. ¿Puedes ayudarme?—

All I want for Christmas it's you|| Jerrie ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora