~CAPÍTULO DE REGALO~
No sentían el frío en el aire, no oían los ecos de los villancicos, tan sólo las suaves notas del murmullo de las hojas de los árboles flotando dulcemente en la quietud de la noche. Sólo existía para ellas el roce de sus labios, la caricia de sus dedos entre el cabello, los sonidos de placer contenidos.
Si Perrie se lo hubiera pedido, Jade habría dicho que no, pero no le había pedido nada. Lo había tomado. Y se le antojó que era lo más embriagador que había sentido en su vida. Las caricias exigentes, los labios ávidos y la manera en que la apretaba contra sí, pugnando por más.
Perrie deslizó las manos dentro de la chaqueta y le recorrió el cuerpo con ellas. Y aquella boca, aquella peligrosa y deliciosa boca no dejaba de mecerse con movimientos persuasivos contra la suya.
Jade deseó más y se encontró tomando lo que quería, cambiando la cabeza de posición para encontrar un ángulo mejor, apretándose contra ella para absorber mejor el contacto de su cuerpo. En ese momento era Jade la que se estaba impacientando, la que exigía. Era ella la que estaba en el umbral de un mundo nuevo con el que jamás había soñado. A diferencia de Perrie, Jade jamás había besado a otra mujer, aunque ese fuera justamente el mejor beso que le hubiesen dado en la vida.
Detrás de ellas, se oyó el aliento contenido de emoción del público cuando el árbol fue encendido, como si toda la ciudad hubiera inspirado al mismo tiempo.
Perrie y Jade se separaron de golpe y miraron hacia la fuente del ruido, y el aplauso que llegó a continuación. A unos cien metros de distancia el árbol resplandecía en un alarde de color. Las figuras de los vecinos se recortaban contra la luz. Sólo allí, en el interior de aquel pequeño bosquecillo, reinaban la penumbra y el silencio.
Jade se quedó mirando a Perrie, conmocionada. La adrenalina, la energía seguía rebotando dentro de su cuerpo. Todavía le hormigueaban los labios. No sabía de dónde había llegado aquella urgencia desmedida, sólo sabía que no tenía nada que ver con nada que hubiera experimentado con Niall ni con cualquier otro hombre.
Pero aquella no era Niall ni un hombre cualquiera. Aquella era Perrie, la hermana que probablemente terminaría arrestada según Niall, y la había hecho retorcerse de placer y deseo.
Perrie era la última persona de la tierra con quien tendría que estar besándose en la oscuridad. Y no tenía ningún deseo de pensar en el hecho de que había conseguido llevarla hasta tales extremos de necesidad con sólo un beso.
—Debo de estar loca —masculló Jade, y sin mirarla echó a andar hacia la floristería.
—Jade, espera un momento. Tenemos que hablar —gritó Perrie alcanzándola a unas pocas zancadas.
—Olvídalo. Tengo que volver al trabajo.— Y no quería seguir cerca de ella ni un minuto más o sabría Dios lo que sería capaz de hacer.
Empezó a desabotonarse la chaqueta y se la quitó sin aminorar la marcha.
—Toma tu chaqueta.—
—Quédatela, estás helada.— señaló ella.
—No —dijo Jade. Porque llevarla puesta era casi como sentir sus brazos. Se giró para mirarla —Escucha, ¿quieres hablar? Pues hablaremos. Voy a colaborar contigo porque alguien tiene que acabar con este asunto del traficante de armas. Stockton prácticamente salivaba. Si existe alguna posibilidad de averiguar algo uniendo nuestros esfuerzos, lo haré. Pero eso será lo único que haré contigo, ¿estamos?— Perrie la estudió detenidamente como si la estuviera viendo por primera vez.
—Te gusta imponer tus normas.—
—Y a ti las normas te importan un comino. Pues acostúmbrate, colega. Ahora mismo lo único en lo que quiero concentrarme es en aclarar este desaguisado que ha montado Niall. Tal vez podamos ayudarnos mutuamente, pero tendrás que decidir qué es lo que quieres.—
—Sé lo que quiero —respondió ella con ojos impenetrables—. ¿Cuándo puedes empezar con los papeles de mi madre?—
—Cuanto antes.— Para encontrar las respuestas que buscaba y poder alejarse de Perrie a toda velocidad.
—¿Mañana por la mañana?—
—Vale —Jade le puso la chaqueta en las manos—. A las nueve.—
Puede que Jade tuviera motivos para estar furiosa e irritada, pensó Perrie. Ella también se había sentido un poco irritada. Lo cierto era que allí sentada a la mesa disfrutando de su café mañanero no encontraba la razón para haberla besado en la víspera. La parte práctica de su persona se lo había desaconsejado. Si bien en un momento había estado enumerando para sí misma los motivos por los que no tenía sentido, al otro se había encontrado aplastando la boca contra la de ella.
Y todavía podía oler su perfume.
En espacio de segundos, Jade Thirlwall, la supuesta colaboradora de su hermano, había logrado borrar de su memoria a todas las mujeres que había deseado en su vida. Había otra cosa: empezaba a dudar seriamente que tuviera algo que ver con el fiasco de Niall. Y también empezaba a ver que era algo más que una dama de la alta sociedad dedicada a labores benéficas.
Se maldijo por sentirse aún más intrigada que antes.
Jade tenía razón: tenían otros asuntos en los que concentrarse. Niall seguía sin aparecer y las autoridades seguían buscando cabezas de turco. Involucrarse en algo personal en medio de aquel embrollo no sería inteligente.
Hey volví, ustedes (con sus votos), lograron el maratón de dos capitulos. Y como estoy feliz porque al fin mi semestre terminó y salve todas mis materias aquí esta mi capitulo de regalo. Espero que lo disfruten.
Por favor no se les olvide votar por las chicas en Twitter, para los Brits y para los iHeartRadio.
Nos estamos leyendo.
*15 votos en cada capitulo del maratón y 16 en el capitulo de regalo y actualizo. XOX
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All I want for Christmas it's you|| Jerrie ✔️
FanfictionPara Jade Thirlwall aquellas sí que eran unas navidades tristes. Había descubierto a su prometido, ahora ex prometido, Niall Edwards, con otra mujer. Después él había desaparecido con millones de dólares y la policía pensaba que ella tenía algo que...