La muerte de papá y la creación del ursurero

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MARATÓN (1/2)

Jade estaba de pie en la parte delantera de la floristería colgando ramilletes de muérdago en el árbol navideño de dos metros de la tienda. No había tardado mucho en formarlos cuando Perrie se hubo ido de la tienda. Mejor mantenerse ocupada que pensar en el momento en que la había tocado. Quiso quitarle importancia. Era evidente que estaba muy sensible después de lo ocurrido con Niall.

A través del cristal del escaparate contempló cómo la luz del crepúsculo del invierno daba paso a la oscuridad. En breve la gente se agolparía en la plaza de South Shields para asistir al momento en que se iluminaba el árbol de Navidad de la ciudad. Era también la primera noche de compras oficial de la temporada y su madre hacía mucha caja. Por eso tenía que concentrarse en eso, no en sus problemas.

Desde luego no en un par de perturbadores ojos azules y una voz que le provocaba escalofríos por todo el cuerpo.

La campanilla de la puerta sonó y al levantar la cabeza se encontró con un rostro que recordaba de la pesadilla que comenzó cuando Niall se fugó: John Stockton, el agente federal que llevaba el caso.

—Buenas noches —el hombre entró y contempló los arreglos florales, las plantas colgantes, el material de jardinería y la tienda de regalos a su alrededor con gesto aprobador.

—¿No está un poco lejos de su terreno habitual?—

—No tanto como para que usted se dé cuenta —contestó él con ecuanimidad—. Vivo en Stamford. Esto me pilla de camino a casa.—

—Aun así no está en su jurisdicción.—

—Mi jurisdicción está donde a mí me haga falta. No soy un policía. Bonito lugar —añadió mirando a su alrededor—. He oído que su madre montó este negocio hace unos años.—

—Cuando mi familia perdió todo su dinero. Ha olvidado esa parte.—

—No —contestó él mirándola con firmeza.

—Ya veo. Así que tenía motivos. ¿Es eso?—

—Dígamelo usted.—

—Yo no robo. Además, tengo un trabajo y un fondo de pensiones. No lo necesito.—

—Si usted lo dice.—

—Puede que sea hora de que me busque un abogado.—

—Si quiere —dijo él encogiéndose de hombros—. Sólo he pasado a saludarla. No está bajo arresto. Aún.—

—¿Han encontrado a Niall?— El hombre se detuvo a contemplar una serie de cristales de color para colgar.

—No. Su prometido sabe muy bien cómo ocultarse.—

—Ex —corrigió ella.

—Tiene razón. Ex. ¿Ha tenido noticias suyas? —se volvió para mirarla.

Una mirada escéptica, igual que en la sala de interrogatorios.

—No. ¿Ha hablado con su familia?—

—Yo he apostado por usted.—

—Entonces supongo que habrá pinchado mis teléfonos y tendrá gente vigilándome. Si Niall me llama, lo sabrá —terminó de colgar el muérdago y se dirigió a la caja registradora—. No tiene de qué preocuparse.—

—Pero puede que usted sí.— Jade sintió un nudo en el estómago.

—¿Qué tengo que hacer para que se convenza de que no tengo nada que ver con esto?

—Vilis Skele —respondió él.

—¿Cómo?—

—Vilis Skele.— repitió él, esta vez un poco más alto como sin con ello, Jade al fin entendiera.

—No tengo ni idea de qué me está usted hablando.—

—De quién. Es un traficante de armas lituano. Tiene muchos negocios en Oriente Medio. Vive aquí algunos meses al año, en gran parte para simplificar los acuerdos de negocios que lleva a cabo.—

—Ah, claro, supongo que muchos traficantes de armas lituanos lo hacen.— bromeó ella, pero él la ignoró.

—Sobre todo cuando quieren blanquear dinero.—

—Quiere decir que Niall... —comenzó ella comprendiendo de golpe.

—Blanqueó más de doscientos millones para él a lo largo del último año y medio —terminó él—. Que nosotros sepamos. Podría ser más. Podría ser una industria casera. Una operación muy hábil, por cierto. Creó varias sociedades de responsabilidad limitada para Skele, algunas clientes de Edwards Technologies, otras, proveedoras. Algunas de ellas clientes y proveedoras de esas sociedades. Skele metía el dinero a través de las sociedades cliente y lo recibía en forma de pagos a las sociedades proveedoras.

—Tal vez sean sociedades reales.—

—Usted, de entre toda la gente, debería saber que eso no es verdad. Forma parte de los consejos de administración de varias de ellas. Skele significa «rebanar» en lituano —añadió como si tal cosa—. Le ha rebanado el cuello a una docena de hombres que nosotros sepamos.— Jade echó mano a la silla que había detrás de ella. ¿Un traficante de armas?

—No tiene ningún sentido.—

—Claro que sí. Su Niall estaba ya hundido hasta el cuello cuando su padre aún vivía para poder arreglar, digámoslo así, una financiación a un alto interés.—

—Un usurero —murmuró ella con un hilo de voz—. Está hablando de un usurero.—

—Bingo. Papá muere y Niall empieza a desviar dinero de la compañía, pero no da abasto. Entonces conoce a Skele en Atlantic City. Tengo a la persona que los puso en contacto. Dice que congeniaron enseguida. Las citas se corresponden con las fechas de incorporación de la mayoría de las sociedades.—

—No tengo nada que ver con todo eso.—

—Ya tiene bastante, ¿no? —Stockton levantó la voz—. Ya no se trata sólo de desfalco e incumplimiento de algunas normas de la Cámara de Comercio. Esto es la liga profesional como si dijéramos y cualquiera que tenga algo que ver estará fuera de circulación mucho, mucho tiempo. Podría pasarle a usted, a menos que coopere.—

—Ya le he dicho...—

—Y no quiero volver a oírlo —la interrumpió él—. Su novio ha cruzado la línea. Está ocultándose y podría arrastrarla consigo si no tiene cuidado.—

—Esto es acoso. No tiene ninguna prueba aparte de mi nombre dentro del consejo de administración de unas sociedades.—

—Le estoy haciendo unas cuantas preguntas inofensivas —replicó él empezando a darse la vuelta—. Oh, una cosa más. Si su ex debe dinero a Skele le aseguro que ese hombre vendrá a reclamarlo. Y a mí no me gustaría ser a quien viniera a reclamar —Stockton deslizó una tarjeta de visita sobre el mostrador y se giró hacia la puerta—. Llámame si cambia de opinión y quiere hablar.— La puerta se cerró tras él y la tienda quedó en silencio, a excepción del rugido ensordecedor dentro de su cabeza. Traficante de armas. Blanqueo de dinero. Encarcelamiento.

La campanilla sonó nuevamente.

—Hola, Jadey.—

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Estoy segura que amarán el siguiente capitulo. Keep reading. XX

All I want for Christmas it's you|| Jerrie ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora