Gala de navidad Parte II

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Maratón 2/3

La gala de Navidad simbolizaba todo aquello que Perrie detestaba del estilo de vida de South Shields. Sabía de sobra cuánto dinero de lo que se recaudaba iba destinado a cubrir la comida, la presentación y el espectáculo, y lo poco que realmente se destinaba a las obras de caridad.

Era el último lugar en el que quería estar.

Sin embargo, allí estaba, vestida con hermoso vestido carmín y el cabello recogido como toda una señorita de alta sociedad, acompañando a su madre y conteniendo la urgente necesidad de botar aquellos tacones lo más lejos de su vista. Vale, no estaba acostumbrada a ser la dama de compañía de nadie. Pero era su madre, no cualquiera, y era Navidad. Tampoco era para tanto.

Si no fuera porque tenía la desagradable sensación de que era algo más que un acontecimiento navideño. Debbie era más sutil que David, pero a su manera ella trataba de empujarla a que ocupara el mismo lugar. Sin darse cuenta se había convertido en su acompañante, su contable, su consejera financiera y su investigadora. Si seguía así pronto sería también un miembro del consejo de administración.

—Te acuerdas de mi hija Perrie, ¿verdad? —dijo Debbie a una mujer consumida ataviada con un vestido de diseño y la expresión de sorpresa permanente típica de las personas que se han estirado la cara—. Perrie, recordarás a Alicia Smythe.—

—Hola, señora Smythe —contestó ella extendiendo la mano obedientemente con una sonrisa.

La mujer le apretó la mano ligeramente.

—Alicia, por favor. Me alegro mucho de verte. Tienes aspecto de que te han ido las cosas bien— dijo la mujer con los ojos brillantes—. Creo que te dedicas a la importación y la exportación, ¿no es así?— Perrie pensó que Niall había estado muy ocupado haciendo correr sus mentiras.

—Lo cierto es que soy fotógrafa.—

—Qué bonito —respondió ella sin pizca de sinceridad, ignorando sus palabras—. Y, Debbie, ¿qué tal está tu otro hijo? Entiendo que se ha librado ya de la chica de los Thirlwall. En mi opinión ya era hora.—

La chica de los Thirlwall.

—Están aquí esta noche. No me lo puedo creer —continuó la mujer bajando la voz—. Entran aquí cada año como si tuvieran derecho. Como si aún pertenecieran a este lugar.

Eso fue el colmo. Perrie abrió la boca, pero Debbie la interrumpió antes de que pudiera decir nada.

—Qué collar tan bonito llevas, Alicia. ¿Dónde lo has comprado?—

—¿Esta antigualla? —la mujer se dio unas palmaditas como si estuviera recordando cuál llevaba—. Paré en Harry Winston la última vez que estuve en Beverly Hills. Cuesta tanto encontrar buenas esmeraldas. A propósito, el otro día le estaba diciendo a Joyce...—

—Si me disculpan —interrumpió—. Necesito algo de beber.—

Lo que necesitaba era salir de allí. La condescendencia de la mujer había puesto en su voz al referirse a Jade la había hecho apretar los dientes de rabia. ¿Qué hacía su madre con gente como ella? Era gente insulsa, superficial y mala.

Lo único bueno de la conversación había sido enterarse que Jade y su familia estaban en la fiesta. Sabía que Norma había preparado las flores, pero Jade no había dicho nada de que fuera a asistir. De pronto la velada adquirió un nuevo brillo.

Recorrió el perímetro del salón como quien no quería la cosa, sonriendo, saludando sin pararse, buscando a la única persona por la que merecía la pena estar allí.

Y entonces la vio.

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All I want for Christmas it's you|| Jerrie ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora