Una casa para el matrimonio Parte II

593 67 8
                                    

Maratón 2/2


—¿En qué puedo ayudarla? —la guapa y joven funcionaria del Ayuntamiento sonrió de forma automática. Jade le devolvió la sonrisa.

—Nos gustaría ver el registro de venta de propiedades de los últimos dos...—

—Toda la información está en el ordenador —la interrumpió la funcionaria, señalando varios terminales—. Pueden buscar por nombre o dirección.

—¿Y si no tenemos nombre ni dirección? —preguntó Perrie.

—¿Cómo dice?—

—No tenemos la dirección.— La sonrisa de la joven se desvaneció y se puso a repiquetear con una uña pintada de rosa sobre el mostrador.

—Deben tener nombre o dirección para usar el ordenador.—

—Exacto —dijo Jade, tratando de reunir paciencia—. Y no tenemos ni una cosa ni otra, ¿de modo que podríamos mirar cuántas propiedades han cambiado de dueño?— La chica miró con el ceño fruncido reservado a aquellas personas que no querían colaborar y hacían preguntar que se salían del guión.

—No entiendo por qué no tienen el nombre o la dirección.— Perrie se inclinó hacia delante y dedicó a la chica una de esas sonrisas que podían hacer que a una se le doblaran las rodillas. Jade lo sabía por experiencia.

—¿Lynette? —Perrie leyó el nombre que aparecía en su chapa identificadora.

—Ése es mi nombre, sí —dijo ella con una voz repentinamente ahogada.

—Bonito nombre. Escucha, Lynette, ¿hay alguna manera de que podamos mirar un listado con los traspasos que hayan tenido lugar en los últimos dos años?—

—Tenemos los libros de registro de tierras en el sótano —le dijo, ansiosa por complacerla, Jade quiso  golpearla—. Están en orden alfabético.— Lynette le dedicó la mas suficientes de sus sonrisas a Perrie.

—Entiendo. Y supongo que contendrán todos los traspasos de propiedad que se hayan hecho en el año, ¿no es así? —preguntó Perrie.

—En realidad están en grupos de diez años —gorjeó Lynette. El corazón de Jade le dio un vuelco.

*********************************

Los libros de registro cayeron sobre la mesa con un golpe seco.

—Damas y caballeros, aquí tenemos los registros de tierras de la primera década del siglo XXI— anunció Perrie—. De la A a la L y de la M a la Z. ¿Cuál prefieres?—

—Muy graciosa —dijo Jade con voz lúgubre arrastrando el libro superior hasta ponerlo delante de sí. Tenía el grosor de una guía telefónica casi, cientos de páginas que habría que revisar. El boom inmobiliario había dado mucho trabajo a los funcionarios del registro.

Se centraron, no en una sala normal, sino en una enorme cámara a prueba de incendios en el sótano del Ayuntamiento de South Shields. Era tan espaciosa que se podría dar una fiesta. El ambiente era seco y hacía un frío helador. En el techo un moribundo fluorescente zumbaba como una avispa enfadada, parpadeando incesantemente.

—A —dijo Perrie y abrió el libro.

Eran dos libros enormes con una letra diminuta que casi no se podía leer, especialmente cuando uno llevaba dos horas leyendo. No se les había ocurrido llevar una regla para guiar la lectura. Lo peor era que no tenían idea de lo que estaban buscando y pocas esperanzas de dar con ello.

Sesenta segundos por página, trescientas cincuenta y alguna páginas por libro, dos por década.

—¿Quién habría dicho que se moverían tantas propiedades por aquí? —murmuró Jade.

—Gente codiciosa los habitantes de Nueva Inglaterra —dijo Perrie.

—O indecisa ya que compran tanto como venden.—Jade llegó al final de una página sin recordar nada de lo que había leído. Se detuvo y rotó un poco los hombros.

Perrie levantó la vista.

—Lo sé. Al llegar al final de una página pienso que no recuerdo una sola palabra de lo que he leído.—No se había peinado aquella mañana y la enmarañada mellena junto con la gastada chaqueta de cuero parecían totalmente fuera de lugar con la tarea de revisar un registro de propiedades. Sin embargo, la había acompañado porque había querido y llevaba trabajando sin quejarse desde que llegaran.

De modo que si tenerla sentada al lado la distraía tendría que aguantarse.

—Cuando tengas dudas, repite —dijo Jade—. Lo peor sería que estuviera aquí delante y se nos pasara por alto.—

—Es hora de un descanso entonces.—

—Aún no. Quiero terminar. Casi he llegado al final del libro.—

—Si te mareas de tanto leer y se te pasa algo no te servirá de mucho.—

—No me voy a marear —gruñó Jade.

—No seré yo quien sugiera algo así —Perrie se frotó los ojos—. ¿Sabes? Estamos dando por hecho que compró aquí. ¿Y si compró en otra parte?—Jade la miró horrorizada.

—Ni lo mentes. En cualquier caso, no tiene sentido que fuera a otra parte. Necesitaba que fuera un lugar de fácil acceso, un lugar que pudiera visitar regularmente sin levantar sospechas por ello. South Shields es perfecto. Podría acudir cuando viniera de visita a South Shields.—

—Suponiendo que nadie lo viera entrar y salir.—Jade suspiró y empezó la página de nuevo.

—Sigue mirando —ordenó.

—¿Te han dicho alguna vez que eres muy mandona? —preguntó Perrie con suavidad.

—Es por nuestro bien.—

—Ésa soy yo, hago todo por nuestro bien.—

—Me alegra oírlo.—

—Aunque me quede ciega.—

—Sí, sí —respondió ella con tono ausente, revisando la lista de nombres.

El silencio se apoderó de ellas nuevamente, roto sólo por el crujido de las páginas y el sonido de sus respiraciones.

—La madre de Dios —dijo Perrie de pronto. Jade dio un salto.

—¿Qué? ¿Qué has encontrado? ¿El nombre de Niall? ¿El de tu madre?—

—No —respondió ella quedando en silencio por la impresión—. He encontrado el tuyo.—


Holi bbs, volví con un pequeño maratón. Espero que lo disfruten, nos estamos leyendo.

***17 votos en ambos capítulos del maratón y actualizo.

All I want for Christmas it's you|| Jerrie ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora