"El Arrepentimiento Del Último Uchiha" [Sasusaku]

V. Noche De Recuerdos.

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El estrellado y oscuro cielo se alzaba magnifica e imponentemente sobre aquel inmenso bosque. Bajo aquella luz de noche, un pelinegro se encontraba sentado sobre la rama del árbol mal alto, teniendo una vista clara de todo a su alrededor; desde el árbol hasta el pequeño pueblo.
En ese momento llevaba días sin poder conciliar el sueño de manera correcta; los últimos días no podía evitar despertar con pesadillas de lo sucedido la noche que su clan había sido aniquilado.
Debido a eso solía salir a caminar mientras pensaba y recordaba algunas cosas que lo mantenían intranquilo.

Cada ocasión, en cada maldita vez, que cerraba los ojos no podía evitar ver los recuerdos de aquella noche en la que su hermano había acabado sanguinariamente con todo su clan, y eso no hacía nada más que producirle una inimaginable cantidad de ira, la cual sabía que pronto desataría cuando enfrentará a su hermano...
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Tiempo atrás...

Algo no iba bien. Aquella tarde, aunque parecía ser normal como cualquier otra, un joven pelinegro se encontraba caminando tranquilamente con rumbo a su casa en el barrio Uchiha y con dos cosas bien presentes en su mente.
Una de ellas, quizás la menos importante pero la que más extraño lo hacia sentir, era aquella extraña sensación en el ambiente. Jamás se había detenido a observar lo solas y calladas que eran las calles aledañas al barrio Uchiha, y eso le generaba una extraña e irreconocible sensación que le recorría cada parte del cuerpo.
La segunda de ellas, la más importante para él y su vida en ese momento y la misma que llevaba pensando desde hacía varios días, era el por fin confrontar a su padre sobre el por qué siempre lo trataba como si fuese la sombra que caminaba por detrás de Itachi.

Con cada paso que el joven Sasuke daba poco a poco se iba acercando más a su casa y todo eso lo hacía pensar en todas las posibles maneras en las que su padre, Fugaku Uchiha, el gran e imponente líder de la policía militar, lo volvería a hacer sentir menos a comparación de su hermano.

Pasados un par de minutos de caminata, por fin llegó a su barrio, el barrio del clan Uchiha. Extrañamante, todas y cada una de las luces se encontraban apagadas o parpadeando de manera intermitente, todo eso acompañado por un terrorífico silencio que recorría cada una de las calles del barrio.
Pero lo que más lo aterró, marcando así el inicio del peor momento de su vida, era que  por cada paso que daba para introducirse al barrio Uchiha podía observar como comenzaban a incrementar la cantidad de cuerpos tirados sobre las calles.
Todo aquello era algo verdaderamente espeluznante.

Al notar eso, el pelinegro no dudó en dirigirse lo más rápido posible hacia su casa. Mientras corría por la calle principal comenzó a sentir como si alguien lo estuviera observando a lo lejos de una fija manera, la misma sensación que había sentido hacía unos minutos al salir de la academia, por lo que observó a su alrededor en busca de alguien, pero nada ni nadie se encontraba cerca, solo cuerpos inertes, sin vida y completamente bañados en sangre.

Tras unos minutos de caminata, la cual pareció más prolongada de lo normal, Sasuke por fin llegó a su casa, misma la cual solo parecía tener una única luz encendida. De inmediato y con desesperación empezó a recorrer cada una de las habitaciones en busca de sus padres.
El segundo piso estaba intacto, prácticamente todo estaba como lo había dejado, pero un leve sonido se escuchó en la sala principal de la planta baja, captando toda su atención.

Bajó las escaleras con cierta incertidumbre.

De pronto, al girar sobre el pasillo y estar frente a la puerta, Sasuke Uchiha pudo observar dos cuerpos tirados sobre un gran charco de sangre...
Sus padres, Mikoto y Fugaku Uchiha, eran aquellos dos cuerpos tirados en el suelo sobre aquel charco de sangre. Aquello había sido algo aterrador, un hecho prácticamente traumatizante, pero algo era mucho más impresionante. Junto al cuerpo de sus padres, de pie y con la mirada clavada en Sasuke, se encontraba su hermano mayor, Itachi Uchiha, sosteniendo su espada en la mano derecha; de su espada escurrían diverso hilos de sangre.