"El Arrepentimiento Del Último Uchiha" [Sasusaku]

XXXIII. La Cueva Oculta.

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Una semana luego de la caída de Konoha a manos de Orochimaru y sus seguidores y bajo la tenue luz del sol, un grupo de dos personas, mismas que llevaban consigo a un joven inconsciente, caminaban por un bosque cercano al país del agua.
A su alrededor se podía apreciar que cada vez se encontraban más cerca de salir del bosque e ingresar en una zona montañosa.

—¿Estás completamente segura de que él sobrevivirá?— preguntó quién cargaba al joven.

—Perdió bastante sangre al perder el brazo, pero sí tiene una curación igual a la de los otros dos es obvio que sobrevivirá— contestó una mujer.

—Es una suerte que hayamos descubierto el plan de Orochimaru, o ellos tres estarían muertos...

—Créeme, sí por mi fuera solamente habría ayudado a dos de ellos...

—¡Oh, vamos, Karin!— exclamó Suigetsu. —¿Aún estás molesta por qué intentó matarte en la posada?

—¡Por supuesto que aún sigo molesta con ese estúpido Uchiha, Cara de pescado! Tú no fuiste la persona a quién él atravesó por la mitad con su chidori...

—Supongo que es un buen punto...— susurró el joven de cabello celeste.

Dichas esas palabras, los dos miembros del antiguo equipo Hebi se detuvierón frente a lo que parecía ser la entrada de una cueva que permanecía ligeramente oculta por una caída de agua.

—Estuvimos fuera más días de lo planeado, Juugo debe estar preocupado por nosotros, ¿Crees que alguno de los dos ya esté despierto?— cuestionó Suigetsu. —No quiero ser recibido por dos ninjas expertos en asesinar y con un molesto Juugo por nuestra demora de cuatro días.

—Tuvimos que hacerlo o ese Akatsuki no encontraría; y estoy seguro de que nos debe estar siguiendo el rastro— respondió Karin, y posteriormente cerró los ojos y se concentró. Utilizó su habilidad para detectar chakra y revisó el interior de la cueva.

—Juugo se encuentra en la parte superior de la montaña vigilando. Dentro de la montaña, uno de ellos aún sigue inconsciente y otro ya despertó, aunque su chakra aún está muy débil, así que ahora deja de ser un completo cobarde y abre la puerta, Gelatina.

—Vale, vale, cuatro ojos— soltó Suigetsu, tocó la roca en puntos específicos y la gran roca frente a ellos comenzó a deslizarse.

Los dos ingresarón a la oscura cueva con calma y comenzarón a dirigirse en dirección hacia donde se encontraban los otros dos ninjas, dejando al jovenque traían consigo cerca de un pequeño sofa, y justamente cuando Suigetsu abrió la puerta de la habitación en la que se encontraban los heridos fue recibido con un leve golpe en el abdomen seguido de ser tomado por el cuello y amenazado con un kunai cerca de su cabeza.

—¡Te lo dije! ¡Te dije que no quería ser recibido por un ninja asesino molesto!— le gritaba Suigetsu a Karin.

—Tranquilizate, Suigetsu; y recuerda que durante un tiempo tú también fuiste un asesino.

—Oh, eso es cierto...

—Y tú— soltó Karin dirigiéndose al hombre que tenía a Suigetsu por el cuello  —Déjalo libre, no tenemos malas intenciones.

—¿Y cómo puedo estar seguro de que están diciendo la verdad? Tal vez ustedes también son seguidores de Orochimaru.

—Créeme, si estuviéramos del lado Orochimaru no hubiera desperdiciado mi habilidad como ninja médico contigo, con el otro idiota y con él— aclaró Karin, haciéndose a un lado para que él pudiese ver al joven sobre el sofá.