LA MORENA

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Justin

Vi a la morena correr hacia Drake y lanzarse a sus brazos.
—Qué de tiempo, enana. —Dijo Drake rodeándola con sus brazos.
—Joder. ¿Qué haces aquí? ¿Te quedarás mucho tiempo? ¿Cómo te ha ido todo? —La morena no paraba de hacerle preguntas mientras sonreía ampliamente, Drake rió.

¿Estoy flipando?

—Primera pregunta: Hemos vuelto. Segunda pregunta: definitivamente a quedarnos. Tercera pregunta: nada especial. La verdad bastante bien. —Contestó y acto seguido le dió un
beso en la frente. Me incomodé con esa acción y decidí intervenir.

—¿Os conocéis? —Pregunté curioso.
—Claro. —Respondió la morena. — Desde que éramos unos enanos. Éramos vecinos y probablemente, mejores amigos, hasta que hace cuatro años me dejó aquí sola y amargada.  —Dijo poniendo morritos.

Vale, definitivamente estoy flipando.

—Hay muy pocos recuerdos de mi infancia donde no aparezca ella. Me enseñó a hacer los mortales desde la cuerda en el lago.
—Recuerdo ese día. Casi te partes la cabeza contra el embarcadero. —Vi reír a la morena e inmediatamente me gustó ese sonido.
Pues si me gusta eso, sus gemidos...

—Ajám. —Se escucho a alguien aclararse la garganta. Nos giramos todos a mirarla y allí estaba la rubia que traía loco a Ian.
—Hola, rubita. —La saludé.
—Mi nombre es Jess. —Dijo rodando los ojos cosa que me hizo gracia.
—Jess, este es Drake. Drake, esta es Jess una de mis mejores amigas.
—Un placer. —Respondió la rubita con una sonrisa a lo que Drake contestó igual. —Si no os importa, Hannah y yo vamos a ir a por algo de beber.
—Claro —respondí sin levantar la mirada de la morena.
Venía jodidamente guapa. Joder. Dobló una esquina hacia la cocina y la perdí de vista. Drake y yo volvimos con los chicos y empezamos a beber como si no hubiese un mañana. Más de una chica se me acercó pero estaba bien así por el momento.
La música se puso más fuerte y la gente se empezó a animar en la pista. Miraba a todo el mundo hasta que la vi.
Estaba bailando con sus amigas y su sexy vestido se levantaba un poco. Me quedé embobado.
Madre mía, qué piernas. Mis ojos subieron un poco hasta dar con su culo. Me negaba a seguir mirando porque corría el riesgo de que tuviese que ir hasta ella y soltase alguna gilipollez. Pero no pude evitarlo y alcé la vista hasta llegar a sus labios entreabiertos, intentando pasar por alto la seductora curva de su cuello que estaba a la vista ya que tenía todo el pelo a un lado. Suspiré.
No puedo creer que me esté poniendo cachondo solo mirándola.

—Oye, hermano. Cuidado con ella. Es una chica fantástica y no se merece a un capullo como tú. Procura no hacerle daño, no solo porque yo te lo haré a ti, si no porque esa chica no es de quedarse de brazos cruzados y si tiene que defenderse, no dudes de que lo hará. 
—Sólo quiero una noche con ella, sinceramente. Antes de acostarme con alguna les informo de lo único que busco en ellas. Y sí, me he llevado mas de un guantazo pero es lo que
hay. —Dije encogiéndome de hombros. A veces pienso que la palabra gilipollas se me queda corta. 
Dirigí de nuevo mi vista hacia Hannah. También veía alrededor de la pista a más de uno que no le quitaba la vista de encima. Hasta que vi a Daniel yendo hacia la pista, en dirección a ella.
Ni de coña.
Me puse de pie de un salto y seguí sus movimientos. Cuando ya estaba demasiado cerca de Hannah, empecé a andar hacía ella también.
No se como lo hice, pero llegué antes que Dani.
—Hola, morena. —Le dije al oído.
—Hola Justin. —Vi como rodaba los ojos.
—¿Que tal si me concedes un baile? ¿Me harías tan afortunado de bailar contigo? —Pregunté poniendo las manos en su cintura.
Se encogió de hombros a sí que decidí darle la vuelta y pegar su espalda a mi pecho. Debía estar algo borracha si me había dejado hacer eso.

Empezamos a bailar y encontré la mirada y ceño fruncido de Dani en mí. Sonreí arrogante y pegué a Hannah más a mi cuerpo, temiendo pasarme de la raya.
Él negó con la cabeza y dió media vuelta. No hace falta decir que no nos llevamos muy bien.
Seguí bailando con Hannah un rato y tengo que decir que estaba de lo más cómodo.

—Voy a por algo de beber, estoy sedienta. —Me dijo. Asentí.
—Te acompaño.

Empezamos a andar esquivando cuerpos y personas borrachas que bailaban cada una a su ritmo y se divertían.

Llegamos a la cocina y Hannah se sirvió un vaso de Vodka de cereza. Al mirarla a los ojos me dí cuenta, sí que estaba borracha. Yo cogí un botellín de cerveza.

—No pensé que fueses de las que bebe. Es más, pensé que ni ibas a fiestas. —Comenté divertido.
—No me conoces, Justin. Es más, no se yo a ti, pero por lo poco que te conozco no me caes muy bien.

Reí por ese comentario. No hacia falta que lo jurase, se veía a simple vista que no me aguantaba.

Hannah se giró y se fue con sus amigas dejándome solo en la cocina.
Volví con los chicos y empezamos a hablar y reírnos.
Cada vez que alguien pasaba y reconocía a Drake, había más risas ya que la gente se sorprendía cada vez más.

—¿Qué tal si jugamos a algo? —propuso Mark que ya iba como una cuba.
—¿A qué? —Le preguntó Drake.
—La botella, verdad, reto o prenda, yo nunca...
—Me apunto a verdad, reto o prenda. —Dije levantando la mano.
—Vale, elije una habitación y lo hacemos ahí. Yo voy a conseguir gente.
—Vale. Voy a ir abriendo la oficina para jugar allí.

Todos se fueron a buscar gente menos Ian que me acompañó a preparar y hacer hueco para todos en la oficina.

Empezó a llegar gente junto a Mark y otros chicos. Se iban sentando en circulo en medio de la
habitación.
Cuando pensé que ya no vendría nadie más apareció Drake con la rubita y...
La morena.

—Vamos a pasar un buen rato, por lo que veo. —Susurré.
—Te he escuchado. —Me dijo Ian al oído.
La morena me vió y se sentó al otro lado del círculo con su amiga a su lado.
—Bueno chicos —dijo Mark cuando estábamos todos sentados —vamos a cambiar un poco las cosas. Vamos a coger una botella y girarla. Al primero que apunte ésta va a ser el que rete a la segunda persona que señale la botella. Dicho esto, pasemos un buen rato. Sin reglas, todo está permitido. Ya sabéis, si no queréis responder o no queréis hacer el reto, os quitáis una prenda de ropa.
La botella comenzó a girar y se paró primero en un chico que me sonaba haberlo visto en el instituto. El chico rió y froto sus manos. Volvió a girar la botella y se paro en una chica muy
guapa. La chica eligió verdad y él le hizo una pregunta.
—¿Verdad que te has follado a mas de tres personas de esta habitación? —Preguntó descaradamente.
—Si. A seis, concretamente. -Dijo con chulería, y me miró. Yo no recordaba haberme liado con ella, pero bueno. Al ver como me miraba la chica, la morena puso cara de asco, cosa que me hizo gracia.
Se siguió con el juego y la gente seguía bebiendo. Mas de uno ya tenía una prenda quitada y las risas no desaparecían.
Alguien giró la botella y apuntó hacia mí. Reí y le di otra vuelta a la botella para ver a quien me tocaba retar. Mis ojos siguieron los movimientos de la botella. Cuando paró, se escucharon los silbidos, aplausos y risas de mis amigos. Levanté la mirada y allí estaba ella. Con los ojos abiertos como platos.
—Vaya, vaya. —Dije divertido enarcando una ceja. La morena rodó los ojos y se escuchó un resoplido por parte de Dani.
—Daniel no te metas — advirtió Mark.
—¿Verdad o reto, morena? —Le pregunté desafiante. Ella se irguió y me miró desafiándome con la mirada también.
—Reto. —Dijo segura.
—Bien, bonita. Te reto a que subas conmigo a una de las habitaciones de arriba diez minutos.
Se quedó perpleja. Eso no se lo esperaba.
—Venga ya —se quejó.
—Es eso o prenda. —Le dije sonriendo.
—Más te gustaría. —Se puso en pie y caminó hacia la puerta. —Venga, el tiempo ya ha empezado.
—Voy morena, no te desesperes.

Acto seguido salimos de la oficina y nos dirigimos a las escaleras.

Estuvimos un rato hablando y se comportó como un estúpido, así que a los diez minutos bajé y me fui de la fiesta seguida de Jess. Menudo gilipollas el chaval

Tenías que ser túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora