COMIDA GRATIS

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Hannah

No tardamos en llegar a un bar en el que nunca había estado. El aparcamiento estaba lleno de motos de todo tipos. Y no había mucha gente en las calles. Aunque claro, es que es hora de clases.

-¿Entramos? -Me preguntó Justin sacándome de mis pensamientos.

-Claro, ¿dónde estamos?

-¿Nunca has venido? -Preguntó sorprendido.

-Nunca.

-Pues tengo el honor de traerte por primera vez al lugar con las mejores hamburguesas de todo San Francisco.

Le miré.

-Eso lo decidiré yo

Justin rió moviendo la cabeza. -Vamos.

Andamos hasta la puerta del...¿restaurante? La verdad es que no sabía cómo llamarlo.

Al abrir las puertas aluciné. La decoración era flipante. Había montones de fotos en las paredes, cuadros de corredores, imágenes de motos, desde las más antiguas hasta las más nuevas. La barra era una pasada; era una moto tallada en madera que hacía de barra y el asiento era súper largo.

-Wow, este sitio es una pasada. -Dije mientras observaba todo.

-¿Te gusta?

-¿Qué si me gusta? Me encanta. Créeme soy una fanática de las motos. A mi padre le encantaría este lugar.

-¿Dónde está?

-Están todo el día trabajando, él y mi madre. -Asintió- No suelen pasar mucho por casa, así que ya apenas comparto momentos con ellos.

-Eh ehhh. Quita esa cara de patata - dijo - vinimos a pasar un buen rato, ¿no?

-Claro.

Nos acercamos a la barra y un hombre calvo enorme, con bigote y tatuajes por todos los brazos, se acercó a nosotros.

-¡Hombre, Justin! Hacía tiempo que no te veía por aquí.

-He estado liado, Ken.

-Ya veo. -Dijo mirándome a mí.

-Ella es Hannah, una amiga.

-Un placer, Hannah. Nunca te he visto por aquí, ¿Te gusta el sitio?

-Es impresionante. Es como un museo. Enserio, esto es increíble.

-Me alegro que te guste. -Sonrió y miró a Justin -Me gusta esta chica.

-A mí también. -Dijo riendo.
Ignoré las mariposas de mi estómago e hice como si nada.

Justin y yo pedimos lo que queríamos. Él pidió una cerveza y yo una cocacola, y las hamburguesas. No tardaron en traernos todo. Hay que decir que la hamburguesa tenía muy buena pinta.

-Adelante, pruébala.

Cogí la hamburguesa (me costó ya que era enorme) y le dí un bocado. En cuanto sentí su sabor, de mi boca escapó un suspiro y cerré los ojos.

-Veo que te ha gustado. -Comentó Justin divertido.

Terminé de tragar y le respondí.

-Esto está genial. -Miré la hamburguesa con deseo -La mejor que he probado en mi vida.

-Pues que proveche.

Empezamos a comer y a hablar. Nuestras risas no cesaban. Justin en un momento dijo algo que me hizo gracia y yo estaba bebiendo coca-cola, la cual acabó saliéndome por la nariz de la risa, cosa que hizo que Justin se riese se más.

Terminamos de comer y cuando nos íbamos a levantar entraron un grupo de chicos por las puertas.

-Vaya, vaya. Pero si tenemos aquí a Justin.

-Carlos, no tengo ganas de problemas. -Cogió mi mano - vámonos, anda. -Me dijo.

-¿No nos vas a presentar a tu amiga? -Dijo sonriéndome.

-Ella es Hannah. Hannah, Carlos.

-Encantado Hannah. -Dijo mirándome con entusiasmo. Demasiado, tal vez.

-Lo mismo digo -contesté.

-Bueno, nosotros ya nos íbamos.
Espero verte pronto Justin -Se giró a mirarme. -Lo mismo te digo, muñeca.

Dicho esto, Justin tiró de mi brazo y me llevó hacia la moto en silencio.
El viaje también fue en silencio y sin risas.

Al llegar a mi casa, bajé de la moto y antes de poder decir nada él arrancó y se fue, susurrando un "hasta luego" justo antes.

Me quedé quieta en medio de la calle viendo como su figura disminuía en la lejanía.

¿Qué acaba de pasar?

Qué raro es este chico, de verdad. Con lo bien que nos lo estábamos pasando...

Horas más tarde, cuando supuse que el ambiente se había calmado, le envié un SMS:

Yo: Necesito ayuda con biología, AMIGO.

Esperé a que me respondiera mientras hacía café. Pocos minutos después vibró mi móvil.

Justin: ábreme.

Sonreí. Corrí hacia la puerta y lo vi apoyado ella. Abrí y casi se cayó, cosa que me hizo mucha gracia.

-¿Pretendías hacerme caer? -Dijo riendo.

--Por desgracia no lo he conseguido -Reí.

-Ahora verás. ¡Mi venganza será terrible! -dijo mientras me cogía y me cargaba en su hombro.

-¡Eh, no! ¡Bájame, loco! -Dije intentando no reírme mientras daba puñetazos en su espalda.

-Quien ríe el último ríe mejor. -Me tiró al sofá y empezó a hacerme cosquillas.

-No, no, no, no, Justin, por favor, eso no -dije revolcándome en el sofá como una loca mientras que él me hacía cosquillas.

Conseguí cogerlo de los brazos y hacerlo parar y me levanté rápidamente del sofá. También sabía que si él no hubiese querido parar no hubiese parado, es decir, no paró de hacerme cosquillas porque mi fuerza infinita lo hubiese frenado.

-Está bien, estudiemos.

-Ven, sube -dije mientras subía las escaleras delante de él.

Aligeré el paso y no tardé en llegar a mi habitación. Abrí la puerta y dejé pasar a Justin.
Lo observaba todo con curiosidad y se paró delante de mis estanterías repletas de libros.

-Wow. Tienes incluso más libros que mi madre. Y ella tiene un montón.

-¿Le gusta leer? -Pregunté curiosa.

-Si. Dice que es entretenido, yo digo que es aburrido. No he heredado esa pasión por la lectura. -Comentó encogiéndose de hombros. -Auch, ¿a qué ha venido eso? -Dijo sobándose donde yo le había dado la colleja.

-Acabas de decir que leer es aburrido, mereces morir. -Dije cruzándome de brazos. Él rió divertido.

-No lo volveré a hacer, lo juro. Pegas fuerte... -Dijo riéndose.

-Mejor no meterse conmigo-dije con chulería

-Pongámonos a estudiar.

-Me acabo de dar cuenta que a la persona a la que he pedido ayuda para biología sabrá lo mismo incluso o menos que yo.

-Intentaré ayudarte.

-Uy sí, que alivio. -Dije irónicamente y sonreí cuando no me veía

El rodó los ojos y se sentó en mi cama

Tenías que ser túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora