MÁS AMENAZAS

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Hannah

—Bien nena, despierta ya —dijo aporreándome con una almohada en la cara

—Deja de pegarme —susurré y me dí la vuelta entre las sábanas

—¡DESPIERTA FOCA! DESSSPIEEERTTAA

—Oh por Dios —me incorporé —¿Qué quieres?

—Em, no sé. Que te despiertes, tal vez

—Jess, son las —miré el reloj mientras me frotaba un ojo con la mano —las doce deee... la... mañana —bostecé

Ella levantó una ceja

—Oh, Dios mío, son las doce de la mañana —dije alzando la voz a la vez que me levantaba —¿Cómo no me has despertado antes? ¿Estás loca? ¡Llegamos tarde!

Abrí el armario rápido y cogí lo primero que vi.

—Podíamos no ir a clase hoy

—¿Estás majara? Por supuesto que iremos

Jess rodó los ojos —amargada.

—Eh, espera —pensé —¿Y cómo es que mi madre no me ha levantado?

—Tenía una auditoría a las 7 de la mañana. Te ha dejado una nota en la nevera —dijo mientras me la lanzaba

—Oh, ¿enserio? ¿Llegas a mi casa y lo primero que haces es mirar la nevera? ¡Son las doce! Nos hemos perdido tres clases, ¿¿¿entiendes??? ¡¡Y llegamos tarde a la cuarta!! —grité exasperada mientras buscaba mi otro zapato.

Oh mierda, siempre me pasa lo mismo

—No vayamos.

—Tenemos que ir. Te recuerdo que mañana tenemos el examen de biología y hoy es la última clase. ¿De veras quieres perdértela? Luego no nos enteramos de una mierda.

—Está bien, iremos. Pero relájate. Justin me ha mandado un mensaje y me ha dicho que no ha venido Marta, así que tú no tienes matemáticas.
Y yo faltaré a gimnasia y me quedaré contigo.

—¿Por qué tienes el número de Justin?

—Oh, ¿es lo único que escuchaste?

Fruncí el ceño.

—Me mandó él el mensaje así que supongo que Ian se lo daría.

—Ya me podrías haber dicho que no tenía matemáticas antes. Tengo sueño —bostecé.

—Quería ver como corrías como una loca como haces siempre

Sonreí con sarcasmo

Nos quedamos hablando un rato en mi cuarto y veinte más tarde me levanté para peinarme ya que casi era hora de que nos fuéramos hacia el instituto.

—Bajemos y comeré algo

—Oh, comeremos, querrás decir

—Estúpida gorda

Me serví leche y puse cereales —Oh vaya, ahí esta mi zapato —dije agarrándolo de detrás de la mesa. —¿Cómo es posible que uno esté en la cocina y otro en el cuarto? —me pregunté a mi misma

—Porque estas chiflada

—Gracias, amiga

Terminé de comer, más bien terminamos de comer y lavamos nuestros dientes. Me puse perfume y salimos de casa para irnos andando.

—Qué día mas bueno hace

La miré con cara de asco

—¿Tú me vacilas?

—¿Y sabes quien más está bueno?

Rodé los ojos. —Sácame de la duda antes de que muera

—Iaannnnnnnnn. Me ha invitado a su piso a ver una película, ¿qué te parece?

—¿Piso? ¿Vive solo?

—Ahí es donde quería llegar yo. Sí que vive solo, pero pronto compartirá piso con otro chico

—Y és....

—¡¡Justin!!

Giré la cabeza hacia ella.

—¿Vivirán juntos?

Jess asintió efusivamente.
¿Porqué nunca me habrá dicho nada?

—¿Cuándo? ¿Qué quieres decirme con eso?

—Podrías venirte tú también. ¿Sois amigos, no?

—Sé por donde vas —entrecerré los ojos

—Oh, venga Hannah. Sabes que Will no te gusta

—Oh, santa mierda. Will. No lo llamé —dije sacando mi móvil corriendo de mi mochila

Marqué su número y oí los tonos. Ya casi habíamos llegado al instituto

—¿Sí?

—Ho...hola, soy Hannah. Acabo de ver tu sms ya que no tenía móvil y cuando lo encontré tuve que cargarlo y... —Oh, por Dios, que mal se me da mentir —No puedo quedar contigo el jueves

—Oh, bueno... —dijo bajito

—¿Eh? Oh, no, a ver, quiero quedar contigo —el rió flojito —lo que pasa es que el jueves no puedo. Podríamos ir el sábado, si te apetece.

—Claro, perfecto —dijo —¿te recojo a las seis?

—Está bien. Hasta entonces —dije feliz

—¿Nunca te han dicho que no está bien mentirse a uno mismo?

—Oh, demonios, cállate

Justo cuando iba a abrir la puerta principal del instituto, comenzó a vibrar mi móvil.

—Un número desconocido. —Miré a Jess extrañada.

Se encogió de hombros. —Cógelo

—¿Sí?

Eres una zorra de mierda. He visto como le mirabas.

—A... ¿a quién? —Estaba asustándome.

Espero que te alejes rapidito de Justin si no quieres que te mate.

Me quedé helada. Dios mío.

Miré a Jess. Se había quedado de piedra, cómo yo.

—¿Pero quien COÑO es esa zorra? —chilló

—Una zorra muy zorra —note como la sangre comenzaba a hervirme.

Tenías que ser túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora