LÁGRIMAS

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Jessica

Tras dejar a Hannah con Justin, tomé la ruta de vuelta a mi casa. Estaba contenta por el hecho de que él hubiese vuelto, porque a Ann se le veía realmente feliz. A pesar de que antes no la notaba triste, cuando Justin no estaba, ya no se veía en sus ojos el brillo que nunca desaparecía. Creo que debía haberse acostumbrado a la situación, tras ocho meses. 

Ocho meses en los que mi relación con Ian se desplomaba. 

En cuanto empezó a sonar mi teléfono, supe que era él. No por ningún rollo de presentimientos, sólo era que le tenía puesto un tono distinto a los demás.

—Hola, ¿qué pasa?

— ¿Dónde estás? — dijo, algo seco. Creo que de fondo se escuchaban risas.

— Volviendo a casa. Acabo de dejar a Hannah con Justin.

— ¿Vendrás a la fiesta de Mark? —el ruido de fondo aumentaba. —Dean, tío, cállate — dijo entre risas.

— Yo no tengo demasiadas ganas de salir hoy. Aún así, ¿qué más te da? Lo último que recuerdo de tí es como me mandabas a la mierda hace unos días.

— ¿Qué? No te escucho bien. Bueno, lo que sea. No vengas si no quieres. —Y me cuelga.

¡Y ME CUELGA! ¿Podría fliparlo más con este tío?

Más allá de la actitud que estaba llevando estos últimos meses, sobresalía bastante el modo en el que me trataba últimamente, haciéndome a veces dudar de si quería seguir con él o no. Bueno, "seguir" entre muchas comillas, porque, de hecho, ni siquiera yo sabía en ese momento si estábamos o no. Yo creo que el hecho de que me haya mandado a la mierda hace unos días debía haberme aclarado mis dudas, de alguna manera. 



La furia aumentaba en mi interior, así que en vez de callarme, como otras veces hacía, decidí enfrentarme a la situación. Marqué su número rápidamente y puse el altavoz para poder tener las manos en el volante. Era ya de noche y tampoco me apetecía tener un accidente, la verdad.

— ¿Dónde estás? — le espeté en cuanto cogió mi llamada cuatro tonos más tarde.

— En la fiesta de Mark, ¿es que no te lo había dicho ya? — Ahora la que cuelgo soy yo, pensé tras pulsar el botón rojo y lanzar el móvil de mala gana al asiento del copiloto.



Aceleré y puse rumbo a la casa de Mark. Él celebraba fiestas casi todos los sábados, y este verano habíamos estado de forma habitual. Desde que Justin se fue, la temporada de fiesta para Hannah acabó, exceptuando un par de días que se decidió a divertirse un poco. Laura, Amy, y el resto de las chicas a veces nos dábamos una vuelta, pero todas pasaban mucho tiempo con sus respectivos chicos. Alicia estaba tan absorta en los estudios que ni siquiera se lo planteaba.

Mientras conducía intentaba respirar hondo y relajarme para no llegar allí y liar un numerito. Media hora más tarde me había dado tiempo a despotricar lo suficiente en el coche, y aparcaba justo en frente de la casa. Las fiestas de Mark eran conocidas por ser un auténtico desmadre, y la imagen desde mi asiento no demostraba lo contrario en absoluto. Para ser sólo las diez y media, ya había multitud de gente y la música se escuchaba desde la anterior manzana. A pesar de estar ya en octubre, no hacía nada de frío. Aún así, si lo hiciese, yo creo que la gente ni lo notaría, porque con seguridad la mayoría llevaba ya unas cuantas copas.

Recordé porque había venido hasta aquí y me bajé del coche. Las manos me temblaban pero en mi interior esperaba que todo se solucionara de una vez y que Ian volviese a comportarse como antes.



Tenías que ser túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora