Capítulo 40.

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Flashback:

La alarma proveniente del celular de Amber, sonó anunciando la llegada de un nuevo día, pero el ultimo día para su querida hermana.

—Sera rápido, y nadie sabrá que fui yo.

Amber tomó su celular y comenzó a leer algunas noticias de Facebook, después de un rato se puso de pie.

—Amber, date prisa, se hace tarde —la voz de María empezó por joder el día que había empezado bien para Amber.

Después de terminar de arreglarse, Amber se fue en su auto a la escuela, en cambio María, ella se fue caminando como de costumbre.

Las clases transcurrieron como siempre, Amber y Luis no dejaban de mirarse durante el día, pues los nervios de la primera vez eran demasiados.

—Amber, quiero el grupo listo para hoy, tenemos que comenzar a organizar todo —mencionó el profesor.

—Ya verá que si profesor, yo me encargaré que el grupo este rápido.

—De una vez digo que yo no quiero participar en esto —la voz de Javier resonó en el salón de clases. —Estas convivencias no son lo mío.

—Pues yo estoy más puesta que un calcetín —dijo Milena mientras abandonaba el aula.

—Yo igual, Milena, así que de una vez anótame a mí, Amber.

—Claro que sí, Carlos.

Amber tomo nota de los que no estarían en el grupo y se dispuso a salir del salón.

—¡Amber! —gritó María en el estacionamiento. —Necesito que me lleves a casa.

—¡Nooo! No haré eso, vete caminando como siempre lo haces.

—Es algo urgente Amber, me veré con un chico hoy —dijo María sonriendo.

Amber se dio la vuelta a su auto y entró.

—Vete caminando rarita, nadie debería verme hablando contigo, por favor aléjate de mí —Amber arrancó dejando a María ahí.

—Lo siento —María agacho la cabeza y se limpió una lagrima que salió de su ojo. —Siento no ser la hermana que tú quieres que sea.

Amber se encontraba conduciendo en círculos alrededor de la escuela, pues a unas calles, María debería estar ya en el auto que consiguió Luis para llevarla a su muerte.

—Ella ya debe estar en el auto, todo saldrá bien, nadie sabrá que fuimos nosotros, mi vida seguirá mejor sin María, si esto es por mi bien, tengo que ser feliz, y la única manera es alejando a María de mí.

María se encontraba caminando hasta su casa, pues la emoción de que iba a tener una cita a ciegas la hacían emocionarse.

—No arruinarás mi día, Amber, no hoy.

Un auto se paró frente a ella, por lo cual María retrocedió un poco.

—¿Quién eres? —preguntó María.

—¡Sube al maldito auto, ya! —dijo un chico desde dentro, María no podía reconocer la voz, ya que al parecer el chico intentaba deformarla. —Ni se te ocurra correr.

María miró a todos lados en busca de alguien más que la estuviera mirando, pero nada.

—¡Vete al carajo, idiota! —gritó María molesta.

—María, será mejor que vengas conmigo, no te gustará que tu hermana y tu hermosa madre mueran.

María se puso pálida al instante, por lo cual sin pensarlo dos veces entro al coche.

***

—No podremos salir de aquí con vida.

—No quiero morir, Pablo, no puedo dejar de pensar en nuestros padres, ellos llegarán a casa mañana y no nos verán ahí.

Paola comenzó a llorar, Pablo intentaba hacerse el fuerte, pero no podía, todos estaban igual, con sus caras mirando al suelo, esperando su hora de morir.

—¿Siguiente?

—Nadie quiere ser el siguiente, por favor déjanos —Alexa estaba llorando.

Ari comenzó a llorar fuertemente.

—¡Eso jamás, esto será muy divertido, es muy divertido! —dijo Luis sonriendo.

—¿Todos vamos a morir? —preguntó Raúl.

—Todos van a morir.

Amber camino al tablero nuevamente, quitó el nombre de Camila y Nico y se dirigió a Luis.

—¿Qué te parece este? —Amber señaló el tablero, más específicamente el nombre de Ari.

—¡Luis noooo! ¡Por favor no me mates, no quiero morir, por favor!

Luis comenzó a caminar hasta Ari, quién rápido dejo de llorar.

—¡Deja de llorar, estúpida! —Luis estaba muy molesto—Y claro que serás la siguiente.

Ari comenzó a querer zafarse de la silla a la cual estaba amarrada, pero todo en vano, pues las sogas estaban muy apretadas.

—Ari te estás haciendo daño —mencionó Tyler. —Por favor, detente.

—¡No voy a morir! —gritó para seguir intentando romper la soga, esto hasta que Luis la tomo del rostro, bajo delicadamente sus manos hasta llegar a su cuello.

Luis sonrió y comenzó a presionar el cuello de Ari, la cual comenzó a jalonearse en la silla.

—Siento no poder hacer nada, Ari.

—¡Déjala en paz idiota! —la voz de Pablo hizo que Amber riera.

—Deja de intentar salvar a todos, no puedes.

Ari comenzó a ponerse roja del rostro, la falta de aire era obvia, en unos segundos la vida de la pobre chica habría acabado.

Luis la soltó, por lo cual ella trato de recobrar el aire rápidamente.

—¿Te gusta verdad? A mí me encanta.

Luis presionó nuevamente el cuello de la chica, esta vez lo hacía más fuerte, pues algunas venas del cuello de Ari comenzaban a verse.

—¡Luis no! —gritó Paola. —¡Déjala, por favor!

—Ay...Ayu...Ayuda.

Luis sonrió y terminó por dar vuelta a la cabeza de Ari, la cual después de hacer un pequeño crujido cayó hacia atrás.

—¡Demasiado divertido! Deberían intentarlo.

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Espero les haya gustado.

¡Últimos capítulos!

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