13._ ❘ ❘Accidente❘ ❘

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El frío que hacía a esas horas era de preocuparse. Grecia era un lugar cálido, el sol reinaba en aquellas tierras brindándoles a sus habitantes su calor. El cielo se encontraba de un tono grisáceo; Las nubes corrían por el cielo llenas de agua, el hermoso y reluciente sol que había salido hace apenas unos minutos se había ido. El día era gris y sin brillo.

Caminaba sin rumbo alguno, las calles se encontraban completamente vacías, debido al clima se habían suspendido las labores, una terrible tormenta se avecinaba, una que jamás había tocado Grecia. Con la vista posada en el suelo, pero con la mirada pérdida caminaba por las calles de la ciudad. Los ojos comenzaron a picarle, los recuerdos de la noche anterior comenzaron a correr por su cabeza.

«Eres tan hermoso mi amor. Tú piel es tan sedosa y tan mía, al igual que tu cuerpo —pequeños susurros eran dichos por él mientras besaba su espalda y su cuello llenándolo de caricias, besos y mordidas suaves—. Te haré tocar el cielo y el infierno una y otra vez cariño —susurró en su oreja para después lamer y morderle el lóbulo con delicadeza—. Porque ya eres mío, naciste para ser mí felicidad. Eres él único capaz de hacerme feliz y también él único de encargarse de hacerme infeliz. Solo tú puedes destrozarme amor, solo tú puedes matarme en vida. —Con la cara enterrada en la almohada y el trasero al aire escuchaba las suaves y amorosas palabras de Milo—. Porque eres mío y yo soy tuyo, tenlo siempre en mente —las estocadas eran suaves.— Por que nos pertenecemos. Lo mío no será tocado nunca por nadie más, solo yo tengo ese poder. Solo yo tengo ese acceso —el ritmo iba subiendo. Milo cabalgaba su parte trasera como un profesional—. Porque yo nunca te odié. Yo siempre te amé desde el interior solo no me di cuenta antes, me negaba a aceptar ser igual a tí. Soy ésto gracias a tí, y no me arrepiento, no lo haré nunca. —Grandes y viles mentiras.»

La lluvia comenzó a caer, el cielo se desgarró al igual que su alma. Los recuerdos de ésta mañana comenzaron a lloverle igual que las gotas de agua que lo empapaban de pies a cabeza.

«Me das asco. Lo que paso no fue más que un error. Un maldito y puto error; Estos dos malditos días contigo no estaba consciente de lo que hacía joder, todo fue un asco, un jodido asco. Yo nunca cambiaría por tí, jamás lo haría. Nunca seré un puto marica, jamás lo seré. Solo eres una basura que usé y tiré a mi antojo. Y aún así, esto estuvo mal, las malditas drogas provocaron ésta estúpida e irreparable situación. Eres una vil perra asquerosa que no opuso resistencia estando en sus putos cinco sentidos, esto es culpa. Si tan solo me hubieras parado, si tan solo me hubieras golpeado. Joder, sin tan solo nunca hubieras existido, si nunca te hubieras aparecido en mi vida esto no estuviera pasando. Maldita sea. Te odio y eso no lo cambiarás jamás, me escuchaste ¡¡jamás!! —Solo recuerda haber corrido por la puerta entre-abierta, huyendo lejos.»

No le dijo que él también estaba drogado. Y que era él quien tenía la culpa de todo. No le habló del coraje que sentía, ni mucho menos del odio que por primera vez sentía hacía una persona, y ese eras él: Milo Dalaras.

Empezó a correr como un desquiciado, sin noción del tiempo y realidad. Fue demasiado tarde cuando su cuerpo impacto de lleno contra un auto que recién pasaba por ahí. No fue consciente de lo ocurrido. De lo que si fue consiente es de la persona que lo había atropellado, huyendo una vez logrado su cometido, sin nadie siendo testigo. Dejándolo en la fría carretera bañado en sangre, su sangre.

Moriría, y tal vez, solo tal vez era lo mejor.

Sus ojos se cerraron y no volvieron a abrirse por un rato más. La ambulancia llegó, así como la policía. Y sin importar la torrencial lluvia que caía las personas miraban con horror como el frágil cuerpo del adolescente era depositado en una camilla, con graves lesiones, y entonces arrancó en dirección fija al hospital central de Atenas, a la sala de urgencias.

Maratón 5/5


—Cami.

❝Me das Asco❞© CaMilo❇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora