3._ ❘ ❘Amenaza❘ ❘

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Llegó a su casa, sintiendo el silencio que ésta emanaba. Sus padres no estaban, puesto ambos se encontraban aún en su trabajo.

Lo primero que hizo fue dirigirse a su cuarto y tumbarse en la suave cama, se cubrió con la sábana y acurrucó, abrazando su único peluche; Un hermoso y pequeño conejo, el cual su padre le había comprado cuando cumplió cinco añitos, y el cual todavía conservaba.

Cerró los ojos, y sin poder evitarlo, cayó en un profundo sueño.


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En la noche, tras la llegada de sus progenitores se espantaron al ver su deplorable estado, jamás había llegado así, le pidieron explicaciones, y solo atinó a decirles que lo habían molestado una vez mas. Le creyeron, confiaban plenamente en él y nunca les mentiría, lo abrazaron hasta que el sueño volvió a hacerse presente en su cuerpo.

Ellos sabían de lo que tenía que pasar el menor, les había dicho que unos chicos le molestaban en la calle y siempre le pegaban.

Levantaron una denuncia, pero Camus dijo no reconocer a sus agresores.

Con el tiempo lo cuidaban más de lo normal, sin saber que el peligro era en la escuela, y no en la calle como les había hecho creer su hijo.

Despertó siendo las doce de la noche, se vistió y cubrió con maquillaje sus heridas, para después partir al trabajo. Su familia sabían de su empleo, pero no estaban de acuerdo con el horario, pero ya que.

Al entrar, inmediatamente Saga se dio cuenta de como venía, se acercó al notar su apariencia.

—¡Camus! ¡¿Pero qué te paso?! —la preocupación era notoria en su voz.

—Lo de siempre. —El mayor sabía muy bien lo que tenía que sobrellevar el menor día tras día.

—Pero esto es... Cam, deberías denunciarlos. Se están pasando, mira nada más como te dejaron—acarició su ahora corta cabellera.

—Lo sé, pero no puedo —cerró los ojos, recordando lo que Milo le dijo.

«Si dices algo, padre no solo perderá su empleo, si no también podría ir a la cárcel... Mmm, ni que decir de madre, la puedo acusar de ladrona y ambos terminarían tras las rejas. —Cabe decir que sus padres trabajan para los de Milo. No podía hacer nada, solo callar.»

—Cam ¿Acaso te están amenazando ? —evitó su mirada— ¡Camus! —le tomó del mentón, mirándole directamente a los ojos, tratando de buscar algún indicio.

—No —respondió casi de inmediato.— Solo... olvídalo sí —sonrió débilmente—: Debemos trabajar.

—Pero... —Ya era tarde, el chico ya se encontraba sirviendo unos cuantos tragos.

Cabe decir que esa madrugada recibió montones de críticas y unas cuantas burlas por el aspecto en su cabellera. Saga decidió ayudarle un poco, suerte que ya era fin de semana.



—Cami.

❝Me das Asco❞© CaMilo❇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora