Extra 3 ❘ ❘Frialdad❘ ❘

1.1K 121 13
                                    

➷❦▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬❦➷

Algo malo pasaba, lo presentía. La extraña conducta de su prometido le preocupaba ¿Acaso ya no lo amaba?, ¿Se arrepentía quizás de casarse?, ¿No le soportaba más por el hecho de no poder caminar?, ¿Se hartó de su persona?, ¿O es qué lo estaba engañando?

Preguntas como esas rondaban su mente día con día. Pero... ¿Qué hacer, cómo enfrentarle cara a cara? Era claro que no tenía el valor para hacer tal cosa.

Se mordía los labios una y otra vez, era un hábito que había tomado ante aquella extraña situación, los nervios haciendo mella en él.

Alzó su mirada al escuchar pisabas afuera, las cuales se oían cada vez con mayor claridad, alguien se acercaba. La puerta de la habitación cedió, se relamio los labios antes de hablar.

—Llegas tarde —el contrario le miró por escasos segundos para después apartar la mirada. Llevó su mano derecha en dirección a su corbata, aflojandola, para después quitarse aquel saco negro quedando con la camisa blanca. Al verle pasar a su lado y sentarse en la cama mientras se quitaba los zapatos continuó— ¿Estas cansado? ¿Si quieres te doy un masaje? —se acercó al recién llegado, puso todo su empeño en pasar de la silla a la cama, quedando a su lado. Cuando sus manos tocaron los músculos de su cuello le sintio removerse, incómodo ante su simple acto— Mmm ¿Pasa algo? —la tristeza era notable en su tono de voz. Le dolía su falta de tacto con él.

Los minutos pasaron, ninguno de los dos dijo nada hasta que el silencio fue roto por el griego.

—Quiero dormir —informó aún sin mirarle.

—Oh —fue todo lo que salió de sus labios.

—Haste a un lado, me estorbas —soltó. Los ojos se le aguaron en un parpadear, pero se negaba a derramar una sola lágrima, menos frente a su prometido.

—Lo... Lo siento —se sentía cansado, su cuerpo pesaba; Había realizado un gran esfuerzo anteriormente, pero ahora el ánimo y las ganas no estaban mas. Le sonrió débilmente, respiró hondo y se preparó para colocarse nuevamente en la silla de ruedas, pero un mal movimiento hizo que terminara en el piso. Gritó de dolor al sentir la fuerte caída.

—Ni para eso sirves. Solo eres un estorbo, me estrezas —le levantó de mala gana y sentó en ella para después llevarle hasta la sala.— Aquí te quedas, necesito estar sólo y en paz por una maldita vez, pero al parecer contigo no puedo hacerlo. Eres peor que un niño —le dejó en medio de la fría y desolada sala mientras él se encerraba en la habitación donde ambos dormían.

Una mueca de tristeza apareció en su rostro, aguanto el dolor, quizo decirle que le dolía mucho pero ni tiempo le dio.

¿En qué momento cambio tanto?

—Saga... —susurró en medio de una ola de nostalgia— Ya nada es como antes ¿Me pregunto si las cosas cambiarán o seguirán tal cual después de la boda?


⍖ ⍅ ⍆



Se sentía muy nervioso, las manos le sudaban, mordía sus uñas de la desesperación: Saga se llevaría una sorpresa, una muy grande. Escuchó la puerta principal ser abierta, al igual que el característico sonido de las llaves al sonar.

Sonrió nervioso, la hora llegó. No podía echarse para atrás, no ahora.

Saga se sentía cansado, el trabajo como contador era realmente pesado, se arrepentía mentalmente de estudiar aquella estresante carrera (la cual había decidido llevar años atrás, justo el día en que Camus ingresó a la universidad), pero no podía hacer nada, ya tenía el título, y lo más importante un empleo en el que le pagaban más que bien. Al comienzo decidió asistir a ella únicamente con el pretexto de cuidar a su antes novio, debía protegerlo de todo aquel que le faltara el respeto o le humillara por su condición, se había propuesto elegir una carrera cual quiera, pero justamente esa le había parecido fácil, además de llamar su atención, los primeros años fueron de su agrado pero el último se convirtió en su dolor de cabeza, y ahora se maldecía por tomar tal infierno.

Masageó sus sienes con la punta de los dedos, tratando de calmar su malestar, aflojó la corbata y abrió la puerta de la habitación, necesitaba un baño, después dormiría hasta no saber más.

Grande fue su sorpresa al encontrar aquella habitación en total oscuras, decidió prender la luz, sus ojos casi se salen al ver a su prometido sonreírle con coquetería desde la cama con sábanas.. ¿Rojas? Arrugó la nariz ante el detalle, recorrió de arriba a bajo el cuerpo del menor; Vestía unas medias negras hasta la mitad del muslo acompañado con un vestido de.. ¿Maind?, parecía que si, con los cabellos rojos sujetos en un par de grandes y altas coletas, con lazos blancos en ellas, ambas caían por sus costados de manera sensual. Se relamió los labios ante el maravilloso espectáculo ¿Qué mejor recibimiento pudo haber tenido?

Se acercó como un lobo a la cama, acechando a su presa.

—Llegas tarde, de nuevo —regañó el pelirrojo, con un puchero en los labios. No pudo resistirse más al ver tanta ternura y fingida inocencia junta.

Se abalanzó sobre el francés quien le recibió gustoso. Todo había salido a pedir de boca.

Esa noche Saga Gemini le hizo el amor como un completo salvaje, amaba lo rudo que podía llegar a ser en la cama.




⍖ ⍅ ⍆



Dos meses después.

Las cosas seguían el curso que anteriormente llevaba, desde aquel día en que Saga decidió trabajar (hace ya casi un año), el recuerdo de aquella salvaje y pasional noche quedo plasmada en su mente como el único recuerdo verdaderamente bonito que tenía. Saga ya no lo tocaba desde ese día. No entendía la razón, había hecho de todo y no tenía éxito, al menos no como lo tuvo esa noche.

Lo más raro era que su apetito era voraz a cada rato, se sentía más débil de lo normal. Y más caliente últimamente, para que negarlo.

Tenía una idea de lo que podía estar pasando, pero le asustaba, no podía estar pasando esto en momentos donde ambos no estaban nada bien.

La prueba de embarazo que descansaba en su mano derecha y claramente daba positivo le asustó, pero al mismo tiempo le llenó de felicidad.

Las cosas estaban mal, sí. Pero ya podía caminar, lo hacía, aún que de eso el griego no estaba enterado. Pero planeaba decirle, aún que temía hacerlo. Tenía que informarle de ello, al igual que de su embarazo. Esa noche le diría todo.



⍖ ⍅ ⍆


Su reciente alegría se fue por un caño justamente esa noche en que le contaría la verdad. Las lágrimas caían como cascadas por su rostro: Tuvo un aborto espontáneo, no lo creía, se negaba a creerlo.

Y entonces a la llegada del peli azul no pudo decir nada, calló.

Con la boda acercándose las cosas estabas peor que nunca. Y juró que su aborto jamás sería revelado a nadie, ni siquiera al propio Saga.

No podía, temía perderle. Y no tomaría ese riesgo, no lo haría.






———————

Aquí el último extra. Espero haya sido de su agrado.

💢💢Nos vemos en el epílogo, que publicare mañana por cierto💢💢


Cami.

❝Me das Asco❞© CaMilo❇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora