20._ ❘ ❘Confrontación parte 1❘ ❘

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Ambos miraban al contrario con una sonrisa burlona, la cual hacía que éste apretará los dientes de la furia.

—Tú .—La rabia que en aquellos momentos sentía el peli azul no se comparaba con nada—. Hijo de perra.

—No te permito que me insultes de ese modo Saga —hablo con voz calma el francés, mirándole a los ojos con una capa de desilusión.

—Ja ¡¡No seas tonto Cami!! —gritó.— Aquí el único hijo de perra es otro —le regaló una mirada llena de superioridad al heleno, quién solo frunció el ceño ante el llamado.

Así que decidido y con la mirada llena de asco y desprecio respondió:

—Si alguien aquí es un hijo de puta ese eres tú mi querido Saga —casi escupió su nombre.

La cólera del mayor ascendió al instante. Dio un solo paso hacía la pareja recién llegada, con la vista clavada en el rubio, quien le sonreía burlándose de él. Y aquello si que le enojaba. Lo tomó con fuerza del cuello acercándolo a su rostro ante la atenta mirada de Camus, los padre de ambos e invitados.

—Me da gracia que precisamente tú seas capaz de llamarme hijo de puta cuando aquí el que fue, es y siempre será uno eres tú “queridito” —le soltó una vez pisoteado su orgullo.

Sonrió cuando la cara del menor se endureció borrando aquella estúpida sonrisa. Y justo cuando el de hebras rubias estaba por lanzarle el primer puñetazo en la cara una gentil mano se poso en su pecho.

—No te molestes en eso Milo —le observó desconcertado por unos segundos. Lo que más quería en aquellos momentos era partirle la cara al odiota ese—: Él no vale la pena —dictó, negando. Al ver su rostro un tanto decaído por el engaño entendió lo mucho que seguramente le había dolido, después de todo fue aquel doble cara quien se había encargado de cuidarlo cuando él le lastimó, además de permanecer a su lado cuando estaba en depresión al no poder caminar.

Eso era lo que más odiaba, que él no estuvo ahí en su lugar, y eso lo detestaba. Si aquel infeliz hubiera hecho las cosas bien ahora podría alardear ser el esposo del galo. Pero ya que engaño e hizo caer en sus redes a Camus no podía librarse de ello así por que si.

Por eso tuvo que intervenir. Cuando descubrió que amaba al ojo rubí mando a investigar a aquel idiota, sabía muy bien que nadie era tan bueno así por que si, seguramente escondía algo. Si todo estaba en orden no volvería a aparecerse en su vida y lo dejaría ser feliz, se había rendido ya, pero entonces la oportunidad había caído cuando menos lo pensó.

Y entonces actuó.

No podía dejar que el menor se casará con alguien que no lo merecía.

—Vámonos Milo —la suave voz del de hebras escarlata le sacó de sus pensamientos.

—Mmh... sí —le tomó de la cintura dispuestos a marcharse pero la voz insistente del más alto retuvo su huida.

—¿Por qué te vas con ése, Camus? Tú lugar es aquí, conmigo. Además estamos más que retrasados, el cura nos espera —informó, mirándole impaciente.

El novio se giró, perdiéndose largos minutos observándole, recordando cada momento vivido a su lado. Luego de un suspiro pesado dijo:

—Saga, ¿Acaso no lo has entendido? Yo no voy a casarme contigo —la cara de su prometido se deformó.

—¿Por qué no? He hecho mucho por tí cariño. Estuve en los momentos más difíciles, como cuando este estúpido “heterosexual” —le lanzó una mirada de muerte al de piel bronceada—, te golpeaba y humillaba hasta cansarse junto a sus amigos en el colegio. —Los presentes comenzaron a murmurar entre sí.

Los padre del galo se acercaron conmocionados por lo escuchado.

—Mi amor eso... ¿Es cierto? —el rostro de su madre le exigía respuestas al igual que el de su progenitor. Un incómodo Milo miraba la escena sin saber que hacer, estaba más que seguro que cuando su «enemigo» les contara toda la verdad a los padres del menor lo odiarían y por nada del mundo lo querrían cerca suyo.

—Oh, se me olvida que ustedes no sabían de ello siegritos —sonrió sancarronamente.

Esta la tenía ganada.

—Respondenos cariño, ¿Eso es cierto?, ¿El joven Dalaras te... te hizo eso? —la insistencia de su madre le asustaba ¿Qué decirle cuando todo lo que Saga decía era verdad?

No podía negarlo ¿O si?




Cami.

❝Me das Asco❞© CaMilo❇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora