❝Me das Asco❞© CaMilo❇

11._ ❘ ❘Mío❘ ❘

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Se encontraba una vez más bajo aquel frondoso árbol degustando su torta, al mismo tiempo que fingía leer. Todo se había vuelto más tranquilo desde hace ya unos dos meses, cuando Milo y sus amigos se habían graduado dejando la escuela, y a él atrás con ella.

Ya no había más golpizas de por medio. Insultos, sí, los había. Que el rubio y sus amigos se hubieran ido al igual que las otras no garantizaban nada. Saori aún seguía en el instituto, era apenas un grado menor que él. Otro que aún permanecía también era Aioria, quien solo se la pasaba observándolo a la distancia, a excepción de la peli morada, quien cada vez que lo veía le insultaba a más no poder, su adorado y lindo novio la había dejado días antes de la graduación, según escuchó el motivo era simple: La dejó por el hermano del castaño, Aioros era su nombre. Aioria era molestado constantemente por ello, ya que al ser su hermano él también había heredado los genes «anormales.» El noviazgo con Marín callaba las habladurías en los pasillos, pero al romper con la bonita pelirroja al engañarlo con quien menos lo pensó acabó con todo; No solo eran insultos los que recibía, también eran fuertes golpizas. No cabe duda lo que todos decían con la frase: “Todo en esta vida se paga” era más que cierto. Aún que le doliera ver el rostro herido y el cuerpo lleno de moretones del griego no podía hacer nada. Algunas veces lo defendía, pero otras no podía. Ya no era molestado más gracias a Saga, quien había amenazado a los mismos chicos que golpearon a Aioria por haberlo hecho con su persona dos días después del nuevo ciclo escolar.

Le debía mucho a su novio.

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La noche había caído más rápido de lo que imaginó; Aquella oscuridad le producía escalofríos, a cada paso que daba sentía que alguien en las sombras le seguía, pero era imposible, cuando se regresaba solo para verificar que estuviera en peligro no encontraba nada, solo simples sombras. El callejón en el que iba carecía de luz, reinando totalmente la oscuridad, a duras penas podía ver a unos metros la salida, solo necesitaba salír, después doblar y llegaría a casa, sano y salvo.

Los maullidos de un gato resonaban haciendo eco, la piel se le erizó al sentir una presencia tras él, cerró los ojos y volteó con miedo. No había absolutamente nada.

Se estaba imaginando cosas de seguro.

Con los brazos cruzados y la mirada fija en el final del tramo caminaba agudizando sus oídos lo más que podía ante cualquier posible amenaza.

Había sido un tonto, y lo sabía con claridad. No debió haber discutido con Saga por algo tan estúpido como por que una chica totalmente alcoholizada lo besará, lo qué realmente le enfado es que esa chica fuera la mismísima Shaina Cóbrales, la novia de Milo, a quien estaba por olvidar, pero su sola presencia causo que todo el amor que sentía por el rubio floreciera.

Tan metido estaba en sus pensamientos que ni cuenta se dio cuando alguien le colocó un pañuelo en la boca, al mismo tiempo que lo sujetaba por la cintura impidiéndole escapar; No debió irse así como así a altas horas de la noche, y que algo le pasase en las calles. Lo más seguro es que se trate de un secuestro. Lo último que escucho antes de caer dormido fue: “Serás mío cariño” “Mío”

Maratón 3/5

—Cami.