14._ ❘ ❘Culpa❘ ❘

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Tres días antes

La desesperación recorría su ser por completo. Las manos le picaban. Y sus venas palpitaban con rapidez. Lo sabía, sabía con claridad lo que estaba pasándole, aquello ya le era normal. Más sin embargo todo rastro de aquela sinigual desesperación lo había abandonado hace ya tiempo. Para ser exactos no tenía un ataque de ansiedad desde el primer día en que ingresó a la preparatoria, , esa que término hace dos meses. 

Aquella situación le molestaba, le irritaba, pero sobre todo le desesperaba. Todo su ser anhelaba con ansias la presencia de aquel pelirrojo que tanto odiaba. Llevaba ya tiempo sin verle, y aquello en lugar de tranquilizarle le alteraba. Quería verlo pero, no tenía ni idea en donde vivía. Nunca fueron amigos. Siempre se la pasaba molestándole junto a sus amigos y su novia: La bella Shaina Cóbrales. De sus amigos no había vuelto a saber nada, se alejaron al terminar la preparatoria y ninguno tenía interés por saber de la vida de los otros. Aún que se llegó a enterar de una desagradable situación por parte de uno de sus files ex-amigos, porque eso eran ahora; Shura Montalvo, aquel serio y fiel amigo dejó a su peli morada novia la cual era menor que él, bueno, el punto es que rompieron, ya que el español la engañaba con nada más y nada menos que con el hermano mayor de su ex-mejor amigo, Aioria. Pero que grata sorpresa se llevó al enterarse de semejante chisme, ahora que sabía la sexualidad del español se dio cuenta que Aioria al igual que su hermano eran dos estúpidos homosexuales, no por nada tenían la misma sangre corriendo por sus venas. Pero bueno, ellos mismos se buscaron su desprecio. Nadie los mando a comportarse como perros falderos fingiéndole lealtad en aquel último año de preparatoria solo para no ser igual de patéticos que aquel a quién tanto amaban golpear y molestar. Si bien admiraba solo un poco al galo por su valentía al confesársele al castaño, arriesgándose a que algún homofóbico como su persona lo viera en aquella acción, se jugó el todo por el todo. Aguantó los insultos, las humillaciones y sobre todo los golpes, además de aguantar el silencio tras las amenazas que se le hacían. Camus fue valiente, y aguantó hasta el final, hasta el último día en que ellos, sus agresores, salieron de aquel infierno de escuela. Mientras los que se decían ser sus amigos fueron tan cobardes como un perro al fingir la lealtad que no tenían, pero sobre todo al decir ser quienes no eran.

Algo de lo que si sabía del francés era que su noviazgo con aquel idiota seguía su curso. La rabia le carcomía por dentro, su mente maquilaba montones de escenas de ellos juntos. No podía tolerar el poder que tenía ese peli azul sobre el menor. Podía hacer y deshacer a su antojo; Tocarlo, besarlo, acariciarlo y hacerlo suyo si es que se le daba la maldita gana. Ante aquellas innumerables escenas de ambos se levantó furioso del ordenador con la pantalla en blanco. Se suponía que tenía un proyecto que entregar al día siguiente, la estúpida universidad lo estaba estresando. En mala hora decidió ir a ese infierno. Estudiaba una carrera que ni le interesaba; Ingeniería Industrial. No entendía ni un carajo. Pero ahí va él, a darle gusto a su adorada madre. Como ella no era la que se rompía la cabeza con las actividades y proyectos, los cuales en su mayoría obtiene una calificación reprobatoria, por más que se esfuerce ¿Por qué no simplemente pagar para que te hagan el trabajo?, simple, su madre lo tenía bien vigilado. Quería un hijo capaz de cumplir con sus responsabilidades, que saliera adelante por sí solo. Es más, hasta su coche le quitó por tan bajas calificaciones. Estaba que se moría del aburrimiento. Sin su auto no podía moverse a su antojo.

Camus.

Maldito pelirrojo, ¿Es que no lo dejaría en paz nunca? Tal vez no se lo sacaba de la cabeza por una única y muy sincera razón; Culpa.

Sí. Debía ser eso. Necesitaba disculparse con él, aún que lo único que saliera de su boca fueran puras mentiras. El francés se lo tragaría con lo ingenuo que recordaba era.

Tomó su chaqueta y salió de la casa con su móvil en mano. Le valía una mierda que fueran las once y cinco de la noche. Lo buscaría hasta encontrarlo, así lo tuviera que buscar debajo de las piedras. Era la única solución para borrar su estúpido rostro de su mente.



—Cami.

❝Me das Asco❞© CaMilo❇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora