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Tal y como lo dijo, fuimos a los apartamentos Dallas. Durante una hora estuve sentada en el sofá sin hacer absolutamente nada, luego descubrí que fue porque Madison se deshizo de todos los espejos y cosas en las que pudiera reflejarme. Exageraba demasiado.

-Aquí es donde vivo, es pequeño, pero es mío.

-No hablas en serio, ¿cierto?

-...

¿Es pequeño? Ni en mi sueños podría tener un lugar como este.

-Olvídalo.

Eso hizo, lo olvidó. Con esa sonrisa que no había borrado durante todo el día, me tomó de la mano y me mostró cada rincón de su apartamento. Si alguien se pregunta que clase de persona le mostraría cada rincón de su casa a una chica de la calle, esa sería Madison, y quien dejaría a una ladrona vivir bajo su techo sin problemas, esa sería la señora Rayment. Los motivos de ambas me intrigan.

-(...) y el sofá se convierte en cama.

-No tenías por qué traerme aquí.

-...Hay personas que disfrutan de estar solas...

-Yo por ejemplo.

-Yo lo detesto. Me pareces agradable. Será divertido tenerte por aquí.

-Sabes que no puedes invitar a tu apartamento a cualquier persona que te parece agradable, ¿no es así?

-...

-Podría ser un...un ladrón o un asesino.

-Pero tú no eres una ladrona o una asesina, ¿no es así?

La señora Rayment no le había contado todo sobre mí después de todo.

-...Solía robar.-Sabía que al decir eso, la amabilidad de Madison se esfumaría. Nadie quiere a un ladrón en casa.

-Puedo entender que lo hicieras.

-¿Disculpa?

-...Hace unos meses te vi robando comida de una tienda, luego se la obsequiaste a una pequeña que te encontraste.

-...

-No estaba segura de que fueras tú, pero la cicatriz en tu brazo te delató.

-...

-No te seguí. Bastó con salir de la tienda para ver lo que hacías. Probablemente diste diez pasos cuando te topaste con la pequeña. ¿No eras tú?

-...Ella estaba hambrienta...no podía dejar que se arriesgara a robar, yo sólo...

-Para mí no eres una ladrona.

-...¿Se convierte en cama...el sofá?

Escuchar algo de ese estilo dirigido a mí, no era algo que pudiera digerir con facilidad. De hecho, no tenía ni idea de que hacer o que decir. Espero que no robar su apartamento sea suficiente para ella.

-Así es. Pero antes de dormir, traeré palomitas.

-¿Palomitas?

-Maíz. Palomitas de maíz.

-...

-Ya las probarás.

Me senté en el sofá a esperar a que Madison volviera, de nuevo no tenía nada que hacer. Había cubierto el televisor con una tela de color amarillo brillante, tela que vi durante cinco minutos. Momentos después, numerosos estallidos comenzaron a escucharse desde donde Madison me había dicho que la cocina se encontraba. Aunque no quería hacerlo, corrí de inmediato y la encontré de pie mirando a una caja roja con luz dentro, de ahí venían los estallidos.

-Creí que...

-...

-No sé lo que creí. ¿Qué es eso?

-Un microondas. Puedes calentar tu comida en el, o preparar palomitas de maíz.

-¿Cómo funciona?

-Sólo presionas un par de botones.

-¿Eso es todo?

-Es todo.

Sacó una bolsa blanca de la maquina de luz y un olor extremadamente delicioso salía de ella.

-Iré por una manta.

-¿Para qué?

-Noche de chicas.

-¿Noche de...?

Puso las palomitas de maíz en un recipiente de color verde y me las entrego en la manos. Salió de la cocina y yo la seguí hasta que decidió entrar a su habitación. Salió con sus manos ocupadas por mantas y almohadas que arrojó al sofá.

-Ponte cómoda mientas busco una buena película.

-...

Shawn

La ladrona nunca regreso. Supuse que había vuelto a donde sea que perteneciera o que tal vez había ido en busca de problemas, seguramente llamaría más tarde, o quizá no...Puede que se haya metido en tantos problemas que no pueda llamar, o que le haya sucedido algo.

Corrí abajo donde encontré todavía a Molly y a mí abuela charlando. Tomé las llaves del auto de mi abuela y salí sin decir más. Sabía que me interrogarían si me atrevía a decir una palabra.
Traté de pensar en los lugares en que a ladrona podía haberse metido, pero era imposible pensar como ella. Esa chica estaba loca, podía estar en cualquier parte.
Me dediqué a dar vueltas por un par de calles hasta que finalmente me di cuenta de algo; no había ninguna maldita razón por la cual estar buscando a la ladrona, ni siquiera sabía porqué me había preocupado por ella en primer lugar. Esto era toda una tontería. Qué más me daba si se marchaba y no volvía, ya se había ido antes, regresó, pero nadie espera que lo haga de nuevo.
Dejé que el auto me llevara de vuelta a casa. Habían pasado ya tres horas desde que había salido a buscarla, para entonces ni mi abuela ni Molly estaban en el lugar donde las dejé. Era mejor así.

Comenzaba a hartarme de este lugar. Desde que estoy aquí no he hecho más que pelar con mi abuela, encontrar a una ladrona que ahora me..., descubrir que Mindy es patética y fingir ser alguien que no soy, y sólo han pasado unos días. Tengo que irme de aquí de aquí antes de que...o tal vez sólo necesite follarme a alguien.

Madison se sentó en el sofá conmigo y nos cubrió a ambas con una manta, colocó las palomitas entre nosotras y puso algo en la TV. No entendía muy bien porqué lo hacía, pero la chica me dio lastima.
Durante unas horas sólo hicimos eso, ver el televisor y comer, luego ella convirtió el sofá en una cama y se despidió de mí diciendo, "Qué tengas dulces sueños." Nunca antes había escuchado esa expresión, no creo que sea posible tener un sueño dulce, o salado, un sueño con sabor. Suena estúpido y lo es. Le respondí con un, "¿Huh?", que fue suficiente para ella. Madison me da lastima y creo que yo le doy lastima a ella. Ese es un sentimiento que sí podía entender.

Do You Understand?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora