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Shawn

La ladrona no volvió para cuando desperté. Aún me quedaba la incertidumbre de si algo malo le había sucedido o si realmente había decidió sólo irse. Quizá se metió en problemas con un hombre como el de la pizzeria o tal vez había decido tomar el dinero que mi abuela seguro le dio para las compras. Lo que sea que fuera, no importaba.

No fue del todo incómodo dormir en el sofá cama, luego de dormir en la calle, cualquier cosa era mejor. Pero odié cuando Madison me despertó con el sonido de una de las tantas máquinas que tenía en su cocina. Mientras yo intentaba levantarme, se acercó a mí y me ofreció un vaso de algo que ella llama "Malteada de proteínas", a mí me pareció sólo leche con todo tipo de comidas mezcladas en el, era delicioso, pero leche al fin.

-Haremos una última parada antes de comenzar con la misión de esta noche.

-¿Otro de tus lugares de tortura?

-No.

-Genial.

-Este es mucho peor.

Shawn

Mi abuela y Molly salieron de casa temprano por la mañana. Jane y yo estábamos a cargo de todo lo que sucediera en casa durante las próximas doce horas.
Personas llegaron a remover los muebles de la sala, otras a adornarla hasta que pareciera un auténtico salón. Más tarde los hombres y mujeres encargadas de la comida, colocaban sus mesas y las fuentes de chocolate, por la noche, los músicos fueron los últimos en llegar, mientras que los encargados del banquete esperaba la señal para comenzar a servir la comida caliente. Sólo estuve ahí ocho horas, Jane me había enviado a darme un baño, pero yo aproveché para dormir hasta que los invitados comenzarán a llegar.

Tenía razón, me había llevado a un lugar de tortura peor que el de ayer. Ella lo llama "Doctor sonrisas.", yo lo llamo, el hombre que mantuvo sus manos dentro de mi boca más de lo normal.

-Tienes una linda sonrisa.-Me dijo mientras yo estaba recostada y con la boca abierta a petición de Madison.

-...

-Realmente bastará con la limpieza rutinaria y el blanqueamiento que quieres.

-...

-¿Estudias?

-No.-Dije en lo que fue más un sonido que una palabra.

-Cuando yo era joven, pensé en dejar la escuela. Mis padres no me lo permitieron, dijeron que estaba loco. Ahora me dedico a arreglar las sonrisas del mundo.

-...

-Cuéntame, ¿tienes novio?

-...

-Una chica tan linda como tú, no puede estar soltera. Yo tenía dieciséis cuando conocí a mi esposa. Éramos dos jóvenes enamorados. Treinta años después sigo creyendo que fue la mejor decisión que pude tomar.

-...

-¿Has pensado en tu futuro? Antes pensaba que me convertiría en astronauta...

Arrojé la mano del lejos de mi boca para poder hablar y le dije molesta.-¡¿Realmente quiere que responda?!, ¡porque creo que no ha notado que mi boca está abierta mientras usted mueve sus juguetes puntiagudos de metal alrededor de ella, y creo que no ha notado que no puedo hablar mientras lo hace! Así que dígame, señor astronauta enamorado salvador de sonrisas, ¿respondo o no?

El hombre me miró sorprendido y luego continuó con su sonrisa.-Lo siento.-Dijo él. Luego terminó con lo que sea que estuviera haciendo. La sensación dentro de mi boca era extraña, no dejaba de tocar mis dientes con mi lengua y de hacerlos escuchar, dando mordiscos al aire.

-¿Cómo estuvo?

-Olvidaste decirle a ese hombre que detesto que me hablen.

-...Entonces estuvo bien.

Shawn

Jane llamó a la puerta un par de veces, conforme lo hacía, la intensidad aumentaba. Dejé mi teléfono a un lado para atenderla sin prestar atención a la hora.

-¡No estás vestido aún!, ¡Ni siquiera te has dado un baño!

-Iba hacerlo ahora.-Mentí.

-Los invitados ya están llegando. Alguien tiene que recibirlos.

-Hazlo tú.

-La servidumbre no hace eso, Shawn.

-Tú no eres servidumbre, Jane. Eres amiga de mi abuela y...tú has sido mi madre los últimos veinte años.

-...

-Esta fiesta es de mi abuela. Ella debería estar aquí para recibir a sus invitados. Tú irás a tu habitación, te pondrás un lindo vestido y bajarás a disfrutar de la fiesta con nosotros.

-Tengo que mantener todo en orden y...

-Te veo en una hora, Jane.

No era justo que Jane pasara toda la noche manteniendo las copas llenas de los falsos amigos de mi abuela. La fiesta debería ser para ella.

Estaba cansada de las locuras de Madison. Si decidía llevarme a otro de esos horribles lugares, saldría corriendo.

-Y aquí comienza mi parte favorita.

-La mía es donde me pagas.

-¡Vamos!

No creo en la buena voluntad de las personas. Ni siquiera de la mía. No es un secreto que a cada paso que damos, buscamos que el resultado nos beneficie. No confío en quienes dicen ayudar sin esperar nada a cambio; claro, esas personas no buscan dormir por las noches pensando que encontrarán un paraíso por sus buenas acciones. Y mi sarcasmo...Al menos ese es real.

Shawn

Me di prisa para esperar a que Jane estuviera lista. Una hora después fui a buscarla a su habitación. No parecía la Jane que prepara nuestro almuerzo a diario. No usaba un vestido, sino un traje elegante, un par de joyas, quizás herencia de sus antepasados, el cabello castaño colgando por sus hombros por primera vez, y no es que quisiera mirarla, Jane es como mi madre, pero nadie esperaría ese cuerpo en nuca mujer en sus cuarentas.

-Jamás te habías visto tan lindo, Shawn.

-No tendré ningún problema en bajar a la fiesta contigo de mi brazo.

-¡No!-Exclamó asustada.-Una cosa es que la servidumbre asista a la fiesta, pero que sea presentada como una más de...

-De mi familia, Jane. Porque es lo que eres.

-Shawn...

Comenzó con mi cabello, lo movía de un lado lado a otro, formando una coleta para luego soltarla, pasando otras de sus máquinas calientes por mi cabeza.

-Me gusta tu cabello de manera natural-Sé rindió.

-No quiero ir a esa fiesta.

Me ignoró y siguió con lo suyo. Mi rostro. Tomó una enorme caja con más cajas dentro, colores y cosas peludas dentro.

-Maquillaje.-Dijo como si leyera mi mente.

-¿Pintarás mi vida de colores?

-Creo que tu sarcasmo te lastima más a ti.

Esa era la manera en que Madison decía "Cierra la boca"

Do You Understand?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora