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Shawn

Los siguientes tres días la ladrona permaneció en casa de mi abuela, no dio problemas, no hacía ningún ruido en lo absoluto, lo que debía ser sumamente aburrido. Al menos yo había aprovechado para dar una vuelta por Nueva York sin que mi abuela me ordenará que volviera antes de la cena.
Hoy me tomaría el día libre, realmente no había nada que quiera hacer más qué quedarme en la cama. Pero muy temprano alguien comenzó a llamar a la puerta.

-Adelante.

-No entraré ahí.-Me respondió la voz de la ladrona.

Me levanté de mala gana y abrí la puerta para encontrarme con ______ sosteniendo un pastelillo y una nota en sus manos. ¿Será que ella...?

-¿Qué es esto?

-Tu abuela dijo, "Es para Shawn. Dile que la chica estúpida lo trajo para él."

-¿Chica estúpida...?-Mi abuela sólo se refiere de esa manera a Mindy.-...Gracias.-Le dije a ella.

-...-Se quedó bajo la puerta mirando el pastelillo con detenimiento.-¿Quieres el pastelillo?

-No.-Dijo al instante.-Podría tener veneno o una de esas pociones mágicas de la calle Sun.

-No existe tal cosa como las pociones mágicas. ¿De qué hablas?

-Lo sé. Pero sí que he visto el maldito pastelillo en la calle Sun. Sabes, será mejor que no lo comas.-Intentó tomarlo de mi manos pero no dejé que lo hiciera.-Bien. Sí no me crees ve a la calle Sun y pregunta por un pastelillo de amor.

-...

-Pero no lo comas.

Cerré la puerta y me arrojé de vuelta a la cama, dejé el pastelillo sobre la mesa junto a mí y abrí la nota.

"Shawn, me alegra que estés de vuelta en Nueva York. Espero te alegre que también lo esté yo. Te ves algo diferente, cambiaste, supongo que lo hice. ¿No era eso lo que ambos queríamos?. Estoy dispuesta a arreglar lo que sea que se haya roto entre nosotros. Si también lo estás, esperaré tu llamada.
-Con amor, La aburrida Mindy"

Y aún así sólo pensaba en el jodido pastelillo. Guardé la nota debajo de mi almohada y salí de mi habitación. No puedo creer que haré esto. Tomé las llaves del auto de mi abuela y conduje por un largo rato hasta llegar al centro, más específicamente, a la calle Sun en la zona este. Era una calle repleta de pequeños negocios y puestos callejeros, las persona me ofrecían amuletos de la suerte, tés que prometían curar enfermedades, joyas falsas que aparentaban ser reales; este era uno de esos lugares a los que vendrías si eres un idiota. Caminé a toda velocidad esquivando a los comerciantes y a las personas que despilfarraban su dinero ahí, hasta que llegué al local más grande de la calle, no porque quisiera entrar, sino porque dos hombres habían estado siguendome desde que puse un pie abajo del auto.

-Bienvenido.-Me dijo una voz femenina.

-...¿Gracias?

-¿En qué te puedo ayudar?

-No tengo idea.

-¿Amor?, ¿dinero?, ¿suerte?, ¿empleo?

-...Pastelillos de...amor.

-Dudo que un chico tan apuesto como tú necesite de esas cosas.

-No es para mí.

-Seguro.-La mujer de cabello rojizo me miraba como si tratara de seducirme, pero supongo que es todo parte de su acto.-¿Qué clase de pastelillo ?.¿Quieres que la chica se olvide de su conquista actual por ti?, ¿quieres que no te abandonen?, ¿o simplemente atraer a tu presa?

-...¿La última?

-Ya vuelvo.

La mujer me dejó en el mostrador esperando. Tenía toda clase de cosas en este lugar, cosas estúpidas que no compraría bajo ninguna circunstancia, chocolates paran tus enemigos, ojos de...no puedo creer que tenga partes de animales aquí.

-Con este pastelillo, tú chica se fijará en ti.-Me habló mientras yo estaba distraído. No existirá para ella nada más importante que tú. Para que funcione tienes que entregarle una nota en donde le ofrezcas lo más preciado para ti y luego firmarla con tinta roja.-Roció un extraño líquido transparente sobre el pastelillo y luego lo cubrió en una bolsa de celofán.-Treinta dólares.

-¿Por un pastelillo?

-El amor no es barato.

Saqué cincuenta dólares de mí billetera y los puse sobre el mostrador. -No tengo cambio.

-Tampoco yo. Pero puedes tomar cuantas gomas de mascar quieras.-Señaló a lo que creí eran ojos de animales y me sonrió falsamente.

-Puedes quedártelo.

Me acaban de robar cincuenta dólares por un estúpido pastelillo que puede conseguir con tres. Pero al menos había descubierto algo.

-Tenías razón. -El idiota apareció de la nada en la puerta y me lanzó una bolsa transparente.-Es uno de esos pastelillos mágicos.

-¿Con hierba?

-No de esa magia. ¿Por qué lo haría?

-Debe ser una chica patética.

-No puedo creer que ella crea en estas cosas.

-¿Cuánto te sacaron?

-¿Huh?

-¿Cuánto pagaste por esto?

-Cincuenta.

-Tú sí que eres imbécil.

-Incluso hizo lo de la nota.

-Tal vez estaba desesperada.

-...Gracias por advertirme que...

-¿Todas las casas por aquí tienen el mismo sistema de seguridad?

-...Eso creo. Esta zona fue construida por el mismo hombre.

-Bien.

-¿No pensarás en...?

-Fue sólo una pregunta. Será mejor que subas y lleves esto-Le lancé el pastelillo.- y lo que tienes arriba a la basura antes de que alguien quiera comerlos.

-Te lo agradezco de cualquier forma.

-Vas a hacerme vomitar si continuas.

-...

Mindy podía ser una chica dulce y delicada, pero incluso a mí me parece patético que haya intentando ¿enamorarme?, con un pastelillo de esa clase. No dudé en arrojar su presente al basurero. Volví a la cama pero ahora me parecía imposible sólo quedarme ahí. Tal vez lo mejor sería llamarla y preguntarle porqué trajo eso hasta aquí. Dos minutos después estaba devuelta en la planta baja donde _______ continuaba tocando todos los adornos que mi abuela había colocado hace unos años.

-¿Qué es lo que haces?

-No tengo idea. Estoy aburrida.

-...¿Quieres dar una vuelta?, tampoco tengo algo que hacer.

No, no me agrada, pero ninguno tenía algo mejor que hacer.

-¿Contigo?

-...Eso creo.

-...Qué más da.

La ladrona me siguió a la puerta y yo la abrí para ella. En un segundo me había olvidado de Mindy.

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