Tú
No pretendía dormir dentro de ese lugar con esa chica intentando asesinarme durante la noche. Elegí dormir afuera, después de todo no sería la primera vez que dormiría al aire libre. Mientras buscaba un lugar cómodo para dormir comencé a idear un plan para saltar alguna de las vallas de madera pero mientras más pensaba, más me imaginaba que habría algo del otro lado, algo con lo que sería mejor no encontrarse. Me recosté sobre el césped en un rincón de la casa y ahí permanecí mirando al cielo.
-Dije ''¡tres kilómetros!''-Y tal vez era el lugar y el momento incorrecto para hacerlo. Mary salió por la misma puerta que yo y caminó hacia el lado contrario mientras sostenía un teléfono celular en una de sus manos.-Los estarán vigilando a tres kilómetros a la redonda y la casa de seguridad ya no es segura. No creen que ustedes representen peligro. Ataquen Road Street.- Nash le había dado esa información a Tom y ahora Mary parece estar haciendo lo mismo, de una manera misteriosa y sospechosa, probablemente podía estar traicionando a Nash lo que no me importaba en los absoluto pero...tal vez podría utilizar esa información a mi favor.-Esta misma noche.-Finalizó ella. Tom apareció por la misma puerta que nos había traído al jardín y observó a Mary terminando con la llamada. Ella se sobresaltó un poco pero volvió adentro actuando con normalidad.
Esperé unos minutos tratando de pensar en un plan. Odiaba ser una soplona y al contarle a Nash lo que había escuchado no estaría haciendo nada más que esconderme detrás de su espalda, pero tal vez esa información era mi siguiente boleto para salir de este lugar e ir con la única persona que conocía y que me importaba. Volví adentro y no encontré a nadie en la cocina, tampoco en la sala de estar, supuse que habrían ido a sus habitaciones, el problema sería averiguar cual era la de Nash. No podía simplemente gritar su nombre desde el centro de la casa, así que tendría que elegir bien a que puerta llamaría. Continué caminado hasta el otro lado de sala de estar y esperando lo mejor llamé a la primera puerta. Tom atendió con una enorme sonrisa y me miró esperando a que hablara.
-Quiero hablar con Nash.
-Él está arriba pero está prohibido subir, ¿qué necesitas?, tal vez yo pueda ayudar.
No, no puedes.-...Quiero disculparme por...por intentar lanzarle una navaja al corazón.
-Tal vez puedas ablandar el corazón que intentaste atravesar haciendo un dibujo disculpándote y colgarlo en la nevera.
-...
-No es el tipo que acepta disculpas.
-...
-De hecho, no deberías andar por ahí haciendo cosas por las cuales tengas que disculparte luego porque tarde o temprano él...Escucha, no trato de asustarte pero tal vez sí de advertirte. Él es la persona incorrecta para hacer algo estúpido.
-Entendido. Entonces solo iré a dormir y...solo eso.
-Será lo mejor. Y si necesitas algo ya sabes donde encontrarme. La habitación de Mary es la que está justo junto a la mía.
No planeaba buscarla a ella.
-Bien.
No me quedó claro si lo que Tom trataba de hacer era ralamente advertirme o asustarme. Tal vez él está dentro de todo el asunto de Mary y sospecha que yo lo sé. Haga lo que haga me meteré en problemas y ya que mis opciones se reducen por completo solo hay algo que puedo hacer. Cuando escuché la puerta de Tom cerrarse detrás de mí, subí las escaleras rápida y silenciosamente, aunque el crujir de estas no ayudaba. Si estaba prohibido subir entonces no quería que alguien me viera. No sabía que había arriba y porqué estaba prohibido ir ahí pero supongo que dadas mis circunstancias eso no es importante. Me detuve frente una puerta y esperé un segundo, luego la puerta se abrió pero ya era demasiado tarde para que mi puño dejara de llamarla. Cuando me di cuenta de que lo que realmente estaba haciendo era golpear a Nash en el estómago.
-Tengo que hablar contigo.
-¿Qué haces aquí arriba?
-Sé que está prohibido venir aquí pero realmente necesito hablar contigo.
-Hay una razón por la que subir aquí esté prohibido. ¿Acaso vas a romper todas y cada una de las reglas?
-Nunca dijiste que fuera una regla.
-Agotas mi paciencia y...
-Mary te traicionó. Pero si eso agota tu paciencia entonces púdrete.
-¿Qué acabas de decir?
-Déjame ir y te diré lo que sé.
-¿Qué crees que estás haciendo?
-Solo juego bajo tus reglas. Yo te doy algo y...
-Y yo elijo la recompensa.
-Claro pero dadas las circunstancias no te queda de otra que dejarme elegir la recompensa.
-Puedo obtener esa información yo mismo. Además, ella no sabe nada realmente importante.
-Seguramente, pero no en los segundos más vitales y te aseguro que estas desperdiciando esos segundo hablando conmigo.
-Sabes que podría...
-No lo hiciste antes, no lo harás ahora. Dile a tus chicos que me dejen ir y te diré lo que sé.
-No hay ni un poco de miedo en tu mirada, es justo lo que esperaba de ______.
-No soy ella. Y mejor decide rápido antes de que sea demasiado tarde.
-Tal vez el miedo no estén en tus ojos pero sí dentro de ti. Puedo sentirlo.
-Supongo que ya has decido.
-Pero no es a mí a quien temes o a los cientos de personas que darían cualquier cosa por tu cabeza. No. Es a ti y a eso que está dentro de ti. Dime, linda, ¿es el fuego de quien te hizo daño lo que te asusta o es el tuyo?
Cuando mi puño golpeó el rostro de Nash me sentí tan bien. Por un momento lo había culpado a él por el rumbo que mi vida había tomado y lo golpeé de nuevo.- ¡No sabes nada! ¡No sabes quien demonios soy y lo que ha sido de mi vida!
Me miró a los ojos como si apenas hubiera sentido mi puño.- No trato de romper tu espíritu, ______. Puedes golpearme cuantas veces quieras si eso te ayudará a entender lo que relmente trato de hacer.
-Eres un maldito bastardo.
-Lo soy y me resulta más facill aceptarlo que dejar que la idea me queme por dentro.
-...Te detesto. Te odio a ti y a toda tu maldita basura.
-¿Alguna vez alguien te ha necesitado?
-...
-Por supuesto que no. Arruinaste tu única oportunidad para serle útil a alguien, icluso a una basura como ellos.
-...
-Y el mundo entero te culpa por arruinarlo todo estúpidamente. Todo mundo execpto yo. Yo sé lo que hiciste y tus razones. Esas razones también son las mías y no te pido que me creas.
-Tus razones no son las mías.-Le dije amargamente.
-Si nadie te ha necesitado antes, yo lo hago ahora. No busco que combatas tus razones junto a mí pero sí que me seas útil para pelear por el resto de nostros.
-...
-Dime lo que sabes. Olvida lo de Mary, ese asunto habrá terminado antes de que el sol salga. Dime como lo hiciste.
-No soy ella.
-Esta vez no caera sobre tus manos.
-¡No soy ella!...Realmente no lo soy.