Cierto día estaban dos toros peleándose en un prado.
Una rana los miraba y suspiraba con tristeza.
Al preguntarle otra qué le ocurría, la rana respondió:–Uno de ellos perderá y será desterrado. Como será expulsado del prado, vendrá a la charca y nos perjudicará a todas. Ya verás cómo este combate, que no es nuestro, nos trae malas consecuencias.
Y así fue. El toro perdedor ya no pudo pacer en los campos y tuvo que irse al estanque. Allí, todos los días, aplastaba con sus pezuñas una buena cantidad de ranas.
★★★★★★
Moraleja: Así ocurre con los poderosos, sus peleas perjudican finalmente a los más débiles
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