En el suelo y malherido, yacía un lobo que había sido mordido por los perros. Como no podía conseguir comida, pidió a una oveja que le trajera agua del río.
–Si me traes agua para beber –le dijo–, yo mismo me encargaré de mi comida.
–Si te traigo agua para beber –respondió la oveja–, yo misma seré tu cena.
★★★★★★
Moraleja: No te fíes nunca de los malvados, aunque parezcan tener buenas intenciones
