Un día un asno encontró la piel de un león.
–Me la pondré por encima –pensó– y todos me temerán.
Así lo hizo... y los animales huían con sólo verlo.
Feliz con su nuevo aspecto, salió a dar un largo paseo.
Para su desgracia, se topó con un labrador que, al principio, sintió reparos al encontrarse frente a él, pero cuando el hombre se fijó en que asomaban las largas orejas del burro entre la melena del felino, le quitó la piel y lo molió a palos por el susto que le había dado.
★★★★★★
Moraleja: Nunca trates de aparentar lo que no eres