Un hombre que tenía dos gallos compró una perdiz doméstica y la puso con ellos en el corral. Éstos la perseguían constantemente con sus ataques, y la perdiz, pensando que la maltrataban por ser de distinta especie, se sentía humillada.
Días más tarde vio que los gallos se peleaban entre sí y que, cada vez que se separaban, estaban cubiertos de sangre.
Entonces se dijo a sí misma:-No me quejaré más de que los gallos me persigan, pues veo que ni entre ellos son capaces de mantener la paz.
★★★★★★
Moraleja: Si los vecinos no conviven en paz, tampoco te dejarán vivir en paz a ti
