En Ratópolis se presentó un enorme gato que perseguía sin piedad a todos los habitantes de la comarca.
Los ratones, desesperados, se reunieron en un consejo para ver cómo solucionar el asunto.
El elocuente Roequeso propuso atarle un cascabel al forastero; de esta manera lo oirían llegar y podrían protegerse de sus ataques.
Todos estuvieron de acuerdo con Roequeso; su idea era genial.
–¿Y quién será el encargado de ponérselo? –preguntó el presidente del consejo.
–Yo soy corto de vista –alegó uno.
–Y yo muy viejo –dijo otro.
Y así, uno a uno, todos se disculparon ante el consejo.
★★★★★★
Moraleja: Opinar es fácil, lo difícil es actuar