Capítulo 15: La llama verde.

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La respiración de Catrin era somera, y los latidos de su corazón muy débiles.

- Te lo suplico, vete por favor, yo no puedo seguiros. Pronto moriré y tú tienes que vivir, tienes que salvarte.- Dijo la muchacha a Aidan haciendo un gran esfuerzo para hablar.

- No, no te abandonaré, vine a buscarte y no te voy a dejar aquí. - Le respondió él mientras acariciaba el rostro de ella.

De repente un estruendo, desgarró el aire haciendo quebrar las ramas de los árboles.

Un gran y hermoso dragón Blanco se posó cerca de Aidan y Catrin. Se estiró hasta quedar tumbado totalmente. Entonces quedó inmóvil mirando fijamente a Aidan, como intentando decirle algo.

La gran cabeza del dragón hizo un movimiento mirando primero a Aidan, luego a Catrin y otra vez a Aidan.

Marcus y todos los hombres y mujeres que habían contemplaban atónitos la escena.

Aidan entendió el propósito del Dragón, y cogió a Catrin entre sus brazos y la depositó con suavidad encima del lomo del Dragón. Seguidamente cogió una cuerda larga y ató a Catrin con cuidado, pero al mismo tiempo fuertemente asida del cuello del dragón.Cuando terminó, el dragón dio un gran bufido, y empezó a alzar su vuelo, con la chica herida sobre su lomo, hasta que desapareció de la vista de ellos.

Ahora ya no había tiempo que perder, si querían salvar sus vidas, sabían que pronto vendrían más soldados tratando de darles caza.

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- Hola, mi bella Arianne, no esperaba verte hoy por el poblado. Es un placer verte de nuevo - Saludó gentilmente Gare a la muchacha.

- Sí, necesitaba bajar al pueblo a comprar unas cosas en el mercado, dejé a la niña en casa de los padres de Aidan, y no quiero entretenerme mucho para ir a recogerla pronto. Ahora que te he visto quería decirte que siento mucho que el otro día la pequeña, Rhiannon, no te tratara con mucha cortesía. - Se disculpó Arianne.

- No te preocupes, es solo una chiquilla, y sé que ella tenía mucho apego con Aidan, por eso entiendo que no quiera ver a otro hombre rondando por vuestra casa. Creo que Aidan hubiese sido un buen "Padre", para la pequeña, y un gran apoyo para ti. Lástima que tuviera que morir tan joven. Pero no quiero entristecerte, al hacerte recordar lo que significaba él para vosotras. - Decía Gare, fingiendo tristeza con el tono de sus palabras.-Pero me preocupa que ahora os sintáis tan solas, viviendo en un lugar apartado. - Añadió él.

- Gracias Gare por comprendernos. Ha sido muy duro realmente este último año sin Aidan. Pero la vida sigue, y ahora tengo que centrar mi atención en el cuidado de la niña, e intentar guiarla hasta que se convierta en la gran mujer, que ella tiene que ser.- Contestó Arianne, teniendo guardado secretamente en su mente y corazón, el gran propósito que debería desempeñar Rhiannon cuando llegará el tiempo para asumir su función, como la Reina legítima de Ehazur.

- Para mi sería un honor, que aceptaras mi ayuda y apoyo, para lograrlo. Creo que podría ayudaros a conseguir una posición más estable económicamente. Además es peligroso que sigáis viviendo en ese lugar apartado. Estoy convencido de que tendríais que bajaros la niña y tu a vivir al poblado. Dentro de muy poco terminaré de construirme una segunda casa. Mis trabajadores, están con los últimos retoques. No he escatimado dinero ni esfuerzo para que sea una casa espaciosa, confortable, con un buen aislamiento contra el frío. Una buena chimenea, un gran lugar para cocinar, camas cómodas y espaciosas. Un establo para los caballos...

Un día de estos, os la puedo enseñar. Podríais vivir en ella, sin pagarme nada. Y yo continuaría viviendo en mi casa actual.

Una mujer joven y tan hermosa como tú, se merece una vida mejor, mucho mejor... - Concluyó diciendo Gare, mientras le pasaba un dedo suavemente acariciándole la mejilla.

- Eres muy gentil Gare, pero lo debo meditar mucho antes de tomar una decisión tan importante, y quiero que Rhiannon esté plenamente de acuerdo con lo que lleguemos a hacer en el futuro.- Le respondió nerviosamente Arianne.

- Claro por supuesto, piénsatelo. - Dijo Gare, mientras le guiñaba un ojo.

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Catrin despertó, al colarse un rayo de Sol, que incidió en sus ojos, por una rendija entre las maderas del techo. Se encontraba tumbada encima de una cama pequeña, en un altillo de una casa. Se levantó aún tambaleante, pero al cabo de unos segundos fue recuperando el equilibrio. No sabía los días que había pasado, pero tenía la impresión de que había dormido durante mucho tiempo. Miró a sus heridas, y estaban casi cicatrizadas totalmente. Así que se dirigió hacia unas escaleras que conducían a la planta inferior de la casa. Fue bajando los escalones, hasta que llegó abajo. Se oía el crepitar del fuego, de la chimenea. Se acercó al fuego reconfortante, mientras se frotaba las manos a fin de entrar en calor. Se sorprendió al ver saltar una chispa verde entre sus manos al hacerlo. Inmediatamente dejó de hacerlo. Pero volvió a probar y ocurrió por segunda vez. Enseguida pensó que seria una especie de alucinación, quizás por la debilidad que aún sentía en su cuerpo. Perpleja y sin respuesta, concentró su atención ahora en otras cosas.

Reparó en el camisón grueso y algo desgastado que llevaba puesto y que le venia bastante grande. Pero todo y así agradeció la hospitalidad, de a quien perteneciera y se lo había prestado. Se preguntó como habría llegado a aquel lugar, y quien le había proporcionado los cuidados recibidos. Inspeccionó el lugar, pero no vio nadie, en la casa.

Miró hacia la puerta y vio al lado de esta un perchero con un gran abrigo de lana colgado. Así que no dudo en ponérselo, y salir afuera a inspeccionar los alrededores.

El lugar era solitario, y estaba casi en lo alto de la montaña. Un viento frió le golpeaba el rostro al avanzar caminando.

Un ruido seco y constante llamó su atención, así que se dirigió al lugar de donde provenía el sonido. No muy lejos, vio a un hombre mayor de cabello largo y plateado, cortando leña y colocando los troncos dentro de un pequeño carro, viejo y oxidado de tres ruedas.

El hombre mayor se giro al ver a la joven Catrin acercarse a él.

-¡ Vaya muchacha, ya despertaste!- Contestó alegremente el hombre...

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Hola amigos. En primer lugar disculpar la tardanza en publicar un nuevo capítulo, pero he tenido que atender asuntos familiares, y de otra índole que han requerido bastante atención.Pero ya estoy aquí otra vez, espero que os haya gustado el capítulo. No olvidéis de votar y comentar. Hasta la próxima.

































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