Dragones Blancos (Completa)

Capitulo 53: La batalla final ( Parte I )

— ¡Catrin que bien que has vuelto! —  Le dió cariñosamente la bienvenida la Reina con un emotivo abrazo.
— Sí, tal y como están las cosas, era preciso estar a tu lado, majestad. Se acercan tiempos muy duros. — Le respondió ella.
— Tengo algo muy importante que contarte, pero solo tú puedes conocer mi secreto que me reveló el anciano Lugaidh. De hecho mandó llamarme, pues le queda poco de vida. Está muy débil y enfermo. — Le contó Rhiannon.
— ¡Cuanto lo siento! Me ayudaron mucho durante el tiempo que estuve allí con ellos mientras me entrenaron los dragones al igual que hicieron contigo tiempo después.  Hecho de menos a la pareja de dulces ancianos. — Dijo Catrin muy apenada.
— Pero antes de contarte más, quiero presentarte a mi encantadora hijita. Acompáñame a palacio que allí hablaremos tranquilamente. — Le propuso la Reina.
— Que niña tan preciosa. ¿Cómo te llamas? — Se maravilló su amiga al contemplar a la niña que era la viva imagen de su madre.
— Soy Casandra. — Contestó tímidamente la jovencita que aún no había cumplido los ocho años.
Después de un rato de charla con la niña y tomar una infusión de té caliente, las dos mujeres se quedaron a solas para hablar de asuntos de mucha trascendencia. Catrin de hecho se quedó muy consternada al enterarse de la confidencia que le contó Rhiannon.
-— ¡No, puede ser! Habrá otra manera de conseguir la victoria. Tú no tendrás que pasar por eso. Sería terrible. ¿Has pensado en cómo afectará eso a tu hija y a tu marido? — Opuso objeción su amiga al propósito revelado para la Reina, que le contó el anciano Lugaidh.
— No paro de pensar en eso. ¡Pero es lo que indican las profecías, y además no puedo abandonar a mi pueblo, soy su Reina!
— Sí, pero también eres madre y esposa. — Instó Catrin a Rhiannon para que cambiará de parecer.

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— ¿Estáis preparados ya? — Preguntó alzando la voz Aidan a los hombres congregados en la gran sala, donde se reunían en ocasiones especiales como era ahora.
— Sí, estamos preparados — Contestaron todos los hombres reunidos allí al unísono.
— Mañana al amanecer, partiremos hacía los pueblos y reinos que están siendo atacados. Los dragones están llegando y reuniéndose a las afueras de las puertas de nuestra ciudad. Se cuentan por centenares. — Añadió Niels, que junto con el experimentado Aidan eran los que comandaban a todos los guerreros soldados.

Por el momento se decidió que Catrin se quedaría al lado de la Reina y de Casandra, en obediencia a la recomendación de Nerubian, que al morir Zenedar su compañero ejercía como líder de los dragones blancos. No era preciso que Rhiannon se implicara en una fase tan temprana de la batalla. Así todavía tendría un tiempo para disfrutar de la compañía de su hija.

Los ejércitos de Angus partieron para la batalla, al Reino de Carsim que era uno de los que estaban siendo duramente castigados por sus enemigos. Se unirían así a los dragones blancos para rescatar las ciudades que estaban siendo atacadas por Thor y sus hombres junto a las criaturas feroces que les acompañaban.
Los hombres mas adiestrados, como Niels, Aidan, Neakail y Marcus entre muchos otros, montaron en los lomos de los dragones blancos, mientras que el resto partió a caballo.

Pronto, cientos de dragones blancos empezaron a enfrentarse a sus enemigos celestiales, que fueron los primeros en llegar a Carsim a la batalla de la ciudad asediada.
Una nueva generación de dragones fuertes y valientes luchaban ferozmente, liderados por Nerubian.
El cielo parecía arder, con las constantes llamaradas que salían de las fauces de los dragones. Los bramidos de la pelea se oían a la distancia.
Aidan y los hombres que habían llegado ya, se dividieron en grupos para combatir en la batalla terrestre. El fragor de las espadas junto al sonido del gritar de los combatientes se unían al unisono con el retumbar de las alturas que rugía atronadoramente dando la impresión de desgarrar las nubes.
  La contienda estuvo muy igualada, hasta que empezaron a llegar el resto de los guerreros montados a caballos. Así, el curso de la batalla se decantó rápidamente a favor de los hombres llegados de Angus, consiguiendo su primera victoria y liberando a los hombres, mujeres y niños de Carsim.
  Tras descansar y reponer fuerzas, partieron hacia la siguiente etapa, junto con cientos de hombres valientes que se unieron a ellos.
Docenas de dragones negros yacían muertos en el suelo, mientras que apenas hubo víctimas del lado contrario entre los que estaba liderando Nerubian.
Los guerreros vencedores llenaron sus sacos de provisiones para el viaje previsto de unos dos días de camino hasta Domersc su siguiente objetivo.
  No habían quedado sobrevivientes enemigos, que pudieran alertar y advertir de la llegada inminente de los ejércitos de Aidan a Domersc, otro de los Reinos a punto de caer bajo los ejércitos de Thor.
    La batalla que se inició en aquel lugar siguió el mismo patrón que la anterior al llegar Niels, Aidan y los demás soldados de Angus y Carsim.  Mientras los dragones blancos hacían lo propio con sus contrincantes aéreos. Tras una intensa y dura lucha, se siguió la misma táctica y no dejaron vivo a ningún enemigo.
 
  La noche de la victoria en Domersc se celebró un merecido banquete para los vencedores visitantes, que ofrecieron los pobladores del reino liberado como muestra de agradecimiento.

— ¿Qué te ocurre Niels, te veo preocupado? Es tiempo de estar alegre. Estamos haciendo muchos progresos en nuestras batallas. — Dijo Marcus a éste mientras bebían una jarra de vino, teniendo que alzar un poco la voz para poder oirse entre ellos a causa del sonido del griterío y de los cantos alegres de los moradores del lugar festejando el regreso de la libertad a su pueblo.
— La verdad es que siento mucha nostalgia por mi esposa y mi hija Casandra, tan lejos que están ahora ellas de aquí. Pero hay algo más que me inquieta. Desde hace un tiempo percibo que Rhiannon guarda algún secreto que no quiere contarme. La noto triste, parece ausente, muy diferente de la manera que tiene ella de ser y comportarse. — Contestó el marido de la Reina.
— Seguramente ella estaba preocupada por tí, sabiendo que pronto ibas a partir hacia el campo de batalla. Nunca os habíais tenido que separar tanto tiempo cómo está vez. — Respondió Marcus a Niels.

— Ojalá tengas razón y sea solo eso, y no haya nada más importante que me esté ocultando. Aunque no sé qué pensar. Quizás le estoy dando demasiadas vueltas a la cabeza. Pero estoy cansado, creo que voy a retirarme a  descansar, que falta me hace. Puede que mañana vea las cosas de otra manera.  — Le dijo antes de marcharse para irse a dormir, abandonando la fiesta.

Dos días después, los hombres se dispusieron a reemprender la marcha, partiendo de Domersc hacia sus próximos objetivos en busca de nuevos triunfos.

El avance de los de las fuerzas de liberación, parecía imparable, en cada lugar donde se conseguía la victoria añadía sus hombres y sus recursos para seguir adelante ganando terreno, hasta que sus ejércitos llegaron a contarse por miles de soldados poderosos.
Pero cómo era de esperar tarde o temprano, llegó el momento que fue imposible que dichas hazañas no llegarán a los oídos de Thor, que estaba inmerso en otras batallas de conquista, lejos de aquellas regiones, resultando en que el terreno que ganaba en una dirección, lo perdiera en la otra.

— Thor — Oyó éste una voz poderosa detrás de él. Ragnar el gran dragón, tenía algo que comunicarle.
— Dime, te escucho. ¿Qué deseas? — Contestó él nuevo Rey de Ehazur.
— Eres un gran guerrero, mucho mejor que lo fue Gare en sus mejores tiempos. Pero aún puedes ser alguien mucho más grande, mucho mayor, más poderoso. — Empezó a adularle y motivarle el líder de los dragones negros.
— Día tras día intento hacerlo mejor. Ya nunca más nadie se reirá de mí ni me menospreciará como hacía mi padre. — Contestó con orgullo Thor.
—Pero debes saber algo. Nuestros enemigos están derrotando a nuestros hombres y dragones, recuperando reinos y ciudades que habíamos subyugado. Su ejército crece día tras día. Es tiempo de que abandones este frente de batalla. — Le contó Ragnar.
— ¡Volveremos hacia atrás y pelearemos contra ellos y recuperaremos lo perdido! Ordenaré el regreso inmediato de todos mis soldados. — Respondió indignado Thor.
— No. No haremos eso. Tengo pensado algo mucho mejor. Ya habrá tiempo de ocuparnos de Aidan y Niels. Debes ir y golpear en el mismo corazón de tus enemigos. Atacaremos Angus. La ciudad está desprotegida. Casi todos sus hombres están guerreando lejos de allí. Nuestro ataque les pillará por sorpresa. Además debes de matar a Rhiannon la Reina. Ella es la única que realmente puede poner en peligro nuestra estirpe, nuestra raza. — Le explicó sus malévolos planes.
— ¿Porqué dices eso? ¿Porqué Rhiannon es nuestra verdadera amenaza? — Preguntó Thor. La idea de matar a su propia hermana, le causaba algo de angustia.
— Ella tiene el mismo poder que tú. Fue escogida hija y defensora de los dragones blancos, al igual que nosotros te escogimos a tí. Alberga en su interior la mitad de la gema del poder de Dragón. Tú posees dentro de tí la otra mitad.
Hasta que no muera ella, no tendremos el poder absoluto que otorga la joya. — Le reveló Ragnar el dragón.

Thor quedó pensativo y algo abrumado por la información recibida. De todas maneras no iba a permitir ninguna amenaza a su soberanía como Rey, aunque a su pesar debiera morir su propia hermana.

— Está bien. Atacaremos Angus y derrotaremos a Rhiannon.  — Contestó él después de un largo silencio.

— Pero hay algo más que debes hacer antes... Has de poseer a una mujer y dejarla embarazada. Rhiannon tiene una hija, Casandra, que ha recibido sus poderes. Igualmente tú debes de engendrar un hijo dejando tu semilla. Debe ser lo antes posible, quizás esta misma noche. Si algo saliera mal en nuestra batalla final, tendremos una garantía de proteger nuestro linaje. Escoge a la muchacha que prefieras. Te llevaré a Ehazur yo mismo. Y haz que los ejércitos marchen en dirección a Angus, sin demora. — Le ordenó el dragón antes de que Thor se subiera a su lomo.

Hasta aquí el capítulo de hoy. Espero que os haya gustado. El final cada vez más próximo.