ASHTON GREEN
—¿Vas a seguir así?— le pregunto, ella simplemente aún sigue con sus brazos cruzados sobre su pecho y acurrucada sobre el asiento del copiloto. Desde que la subí a mi auto no ha dirigido palabra alguna.
Debo admitir que me divierte verla así, se vé como toda una chica ruda. Aunque nosé si lo que estoy haciendo sea lo correcto, en este momento debería de estar reunido con los chicos festejando nuestro gane, ya que es como una costumbre festejar con cervezas. Pero es obvio que no iba a dejar que se fuera sola y menos con tanto peligro que ahora se ven en la calles de los Estados Unidos.
—No me hables— me dice cortante, una sonrisa de diversión se me dibuja en mis labios. Tan solo falta unos metros para llegar a su casa y simplemente me estoy preparando mentalmente para oír todas sus quejas sobre mi acto.
Nosé en que momento hice tal cosa pero ahora mismo no me importa, ya hice lo que hice y para ser sincero no me arrepiento. Es lo que un caballero debería de hacer por una dama ¿no? O es que estoy mal en mi forma de pensar, pero dá igual. Lo único que haré es dejarla en las afueras de su casa y volver al hotel donde los chicos. Igualmente no espero que me lo agradezca, además se que no lo vá hacer.
Pensándolo bién, nunca en mi vida había hecho ésto con una chica y para ser sincero ni por la mente me pasaba hacer una cosa parecida. Pero aquí estoy, conduciendo mi auto con la hija del presidente a mi lado la cual tan solo hemos hablado unas tres veces contando lo de hace unos minutos.
Al verla en las graderías, simplemente supe que lo que me dijo en aquel pasillo estrecho era verdad, al llegar al campo pude sentir una mirada fija en mí y cuando me encontré con sus ojos cafés claros mi estómago dió un revolcón y ni sé el porque. No sabía si era por el hambre que tenía o por...ella, aunque pensándolo bién creo que fue por el hambre.
Me detengo frente al gran portón eléctrico, un señor (el cual me imagino que es el guarda) posa su mirada en mi auto.
—Déjame aquí, puedo entrar sola— dice Amber a mi lado, poso mi mirada en ella y asiento con la cabeza. No voy a pasar otra vez por encima de sus decisiones, creo que ya hice suficiente para ella.
—Bién— hablo, sus ojos cafés se posan en mí. Tomo esos segundos para analizar su rostro, intentando capturar la imágen que tengo frente a mí.
—No esperes un agradecimiento de mi parte— fué lo último que dijo antes de salir del auto y caminar hacia donde se encontraba un confuso guarda, niego la cabeza con diversión antes de poner en reversa el auto y conducir hacia el hotel.
Algún día me lo agradecerás, señorita Clayton.
AMBER CLAYTONCamino a pasos largos por la gran entrada a la mansión, si Ethan se le ocurre aparecer en mi camino juro que esta vez no voy a controlar mi mal humor y quién sabe que puedo llegarle hacer.
—¡Amber! — la voz de Ethan a unos metros de mí hace que me detenga con pesadez, lo único que menos quería que sucediera, sucede. Simplemente genial.
—No me jodas, Hamilton— le digo mientras paso a su lado con paso decidido, lo que menos quiero es volver a pelear por alguna estupidez. Ya hiciste bastante, Ethan Hamilton.
—¡Amber, espera! — siento como sus dedos se envuelven en mi brazo derecho haciéndome detener, el deja vú vuelve a mí. Ésto lo viví hace unos minutos con Ashton Green, él hizo el mismo movimiento.
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La Hija Del Presidente [editando]
RomanceAmber Clayton es una jóven que no le gusta la política y mucho menos ser una chica fresa. Por desgracia su padre es el Presidente de los Estados Unidos, Amber se ve obligada a asistir a fiestas elegantes y a cenas. Llega un día en el que se cansa d...