AMBER CLAYTONCamino a paso lento por el aeropuerto de New Jersey, es la primera vez que ando sola por una Ciudad de los Estados Unidos. Me he ganado varías miradas curiosas de algunos habitantes en el aeropuerto, claro ya lo suponía. Lo más seguro las preguntas que pasan por sus cabezas son: ¿Qué hace la hija del presidente sola en un aeropuerto? ¿Se habrá perdido? O cosas parecidas.
—¿Amber?— escucho una voz familiar a mis espaldas, rápidamente giro sobre mis talones para mirar.
—Ethan— confirmo al ver al chico a unos metros de distancia, eres un angel caído del cielo amigo.
—Hola— me saluda con asombro. —Es nuevo verte aquí— dice con una sonrisa, ¿Ya dije que éste chico es un ángel caído del cielo? ¿Qué hubiera sido de mí sino apareciera él?
—Lo sé— confirmo, obviamente vá hacer nuevo verme aquí. Es la primera vez que salgo de la mansión sola.
—¿Vas al partido? — me pregunta, asiento con la cabeza confirmando. —Entonces ¿Qué esperamos? Ven conmigo, tomaré un taxi hasta el estadio— me dice, no lo pienso dos veces y comienzo a caminar a su lado. Debo admitir que me siento algo extraña y sobre todo nerviosa.
Para ser mi primera vez que ando sola en un lugar no está tan mala, en cierta parte me siento como toda una adolescente común, aunque las personas no ayuden tanto. Recuerdo que cuando entré a el avión todas las personas que estaban en sus respectivos asiento me miraron, lo cual me hicieron sentir extraña y sobre todo acosada.
—Entonces ¿Tus padres te dieron permiso? — pregunta Ethan rompiendo el silencio mientras caminamos por los pasillos del aeropuerto, me siento como si fuera una turista en un país que no conoce, sé que es raro soy estadounidense de nacimiento.
—En realidad no— confieso sin dejar de ver a mi alrededor, estás personas no saben disimular ni un poco. ¿Será que no ven que me siento incómoda? Ethan me mira confundido. —Me escapé— le dije, él levantó sus cejas con asombro. Sé que no esperaba esa respuesta de mi parte.
—Me sorprendes— confiesa, lo miro asiendo una mueca de disgusto. En serio que me dá pena.
—No solo a tí, yo también me sorprendí. No imaginé llegar hacer esto en mi vida, pero ya vez lo que llega hacer una persona por su fanatismos.. — hablo pero él termina la oración por mí.
—Al fútbol Americano— dice con una sonrisa en sus labios dejando ver sus dientes blancos. —No te culpo, yo haría lo mismo— termina de decir, poso mi mirada en él. No puedo evitar la gran sonrisa que se me ha dibujado en mi rostro ¿Porqué no hay más chicos como él en el mundo?
Minutos después
El taxi se detiene, Ethan le dá el pago ( aclaro que a la vuelta yo pagaré) y inmediatamente nos bajamos. Miro el estadio frente a mí, muchas personas llevan dedos de espuma y camisas de los equipos que juegan hoy, no pueden faltar las gorras también. Entran poco a poco al estadio, parece exactamente una manada de aficionados aunque en realidad creo que eso es.
—Espérame aquí, en unos minutos vuelvo— me dice Ethan, asiento con la cabeza y miro como se pierde entre la gente. En la pantalla de mi cuarto, no vía tantas personas como las estoy viendo en éste momento.
—¡Oh por dios! Es Ashton— chilla una chica casi en mi oído, la miro con cara de pocos amigos. Un poco más y quedo sorda de un oído.
—¡Sí, es Ashton Green! — afirma la que me imagino que es su amiga ¿Ashton Green? ¿El mariscal de los Chicago Brears? A los segundos, a unos metros de mí se hace un círculo de chicas chillonas ¿Pero qué coños pasa? ¿Es Michael Jackson o qué? Creo que ese ejemplo no es muy racional, ya que el rey del pop murió hace algunos años, lástima.
—¿Qué pasa? — pregunta un confundido Ethan llegando a mí lado, me encojo de hombros.
—No lo sé, lo único que oí fué la voz de unas chicas chillonas diciendo: "es Ashton Green"— le conté remehando las voz de esas chicas, él ríe a mi lado . Sé que me salió terrible.
—Son auténticas fanáticas a Ashton, me imagino que le están pidiendo autógrafos— dice él sin dejar de mirar hacia el círculo de chicas fanáticas. ¿En serio? ¿Un autógrafo? Sé que es el mariscal de mi equipo favorito, pero tampoco es un famoso o algo así por el estilo, aunque creo que para ellas si.
—Bién, entremos ya. Tenemos que ver si aún quedan asientos disponibles en las gradas— le digo cambiando de tema, él asiente con la cabeza. Comenzamos a caminar hacia el interior del estadio, el bullicio de las personas impacta contra mis oídos. Duramos alrededor de diez minutos buscando unos asientos disponibles y parece que tenemos suerte, entre tantas personas logramos encontrar dos espacios vacíos en la tercer fila. Un lugar génial para ver el partido.
—Ten— dice Ethan entregándome una camisa de los Chicago Bears, fruncí el ceño.
—No, claro que no ¿Porqué me das eso? Yo puedo comprarlas sín ningún problema— le reprocho cruzando mis brazos, él me sonríe con nerviosismo.
—Tómalo como un obsequio, nunca te he dado un regalo en tu cumpleaños— habla aún con su sonrisa en sus labios, lo miré fijamente. ¿En serio me está haciendo ésto? —Y no quiero un no de tu parte— dice con autoridad, ruedo los ojos. Sé que si se la desprecio él se vá a sentir mal y es lo que menos quiero.
—Está bien— bufo rendida, tomo la camisa en mis manos. Él me sonríe con victoria, Ethan Hamilton siempre consigue lo que quiere. Desgraciado.
—¡Muy buenas tardes damas y caballeros! Hoy comienzan las grandes finales de la NFL— habla el narrador, los gritos de los aficionados se hacen presentes. Todos a mi alrededor se levantan entusiasmados quitándome la vista del gran campo frente a mí, ruedo los ojos y me levanto del asiento. —Es muy grato ver tantas personas en éste lugar— sigue hablando con entusiasmo, miro hacia el campo. Ningún jugador ha salido todavía.
—Creo que voy a salir sorda esta tarde— digo haciendo una mueca mientras veo con cara de pocos amigos a las mismas chicas que hacen unos minutos estaban chillando en mi oído. Por desgracia estoy al lado de ellas, Ethan se ríe a mi lado. Claro, le parece gracioso ya que no es a él quien van a dejar sorda.
—¡Démosle una fuerte y grata bienvenida a los chicos de Chicago Bears! — exclama el narrador, todos en el estadio comienza a gritar. Rápidamente me coloco la camisa por encima de la que traigo puesta.
Se siente genial vivir las finales en carne propia, no encerrada en una recámara mientras las vé en una pantalla. Es algo muy diferente.
Los jugadores con su respectivo uniformes entran al campo trotando, mientras que algunos de ellos saludan al público mientras trotan hacia el campo. Su uniforme es de un color vino con blanco, lo cual resaltan en el campo.
—Esperen, esperen. ¿Es ella la quién creo que es?— habla el narrador, miro hacia mis lados confundida al igual que todos en las gradas. —¡Claro que sí! Damas y caballeros tenemos por primera vez en nuestras graderías a la hija de nuestro señor presidente— exclama el narrador con auforia, no ahora porfavor. A los segundos siento las miradas de todas la personas en mí, hasta la de Ethan. —Bienvenida señorita Clayton— me saluda el narrador, todos en el lugar comienzan a aplaudir. ¿Porqué aplauden? Miro hacia el campo de juego, los jugadores tienen su mirada en mí, siento vergüenza en este momento. Rápidamente saludo con mi mano a mi alrededor con una sonrisa en mis labios ¿Porqué me dan tanta importancia? Soy solo la hija del presidente no la princesa de Inglaterra.
—Bién volviendo al tema principal, démosle una grata bienvenida a los Kasas City Chiefs— anuncia el narrador, todos en la gradas aplauden y chiflan con auforia.
Bién es hora de decir Hi New Jersey, por primera vez solo yo.
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La Hija Del Presidente [editando]
RomanceAmber Clayton es una jóven que no le gusta la política y mucho menos ser una chica fresa. Por desgracia su padre es el Presidente de los Estados Unidos, Amber se ve obligada a asistir a fiestas elegantes y a cenas. Llega un día en el que se cansa d...