Capítulo 23: Borrachos a la vista

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ASHTON GREEN

Conduzco con tranquilidad hacia la casa del coach, el día de hoy debo admitir que despejé mi mente por un momento. Hace tiempo no lo hacía, el equipo ocupa casi toda mi atención y mi tiempo y es cierto lo que dice Amber ¿cómo coños pretendo ser su chofer, si mi equipo ocupa todo mi tiempo? Y menos en esta época donde estamos en las finales, es donde más esfuerzo hay que poner y mucho más tiempo.

A veces pienso que todo mi tiempo se lo dedico al equipo y para mí no tomo nada. Más de una ocasión me he puesto a pensar en mi madre y ahora que hablé con Amber sobre su madre, me hizo pensar en la mía ¿estará ella bién? ¿mi padre estará con ella? Desde que entré al equipo no he sabido nada de ellos, mi madre junto con mi padre no estaban de acuerdo que entrara al equipo. Pero aún así lo hice, y desde ese momento me pasa lo mismo de Amber, tenemos padres ausentes.

Talvez eso lo tenemos en común.

Pero creo que en mi caso es al revés, ya que yo soy el ausente. No he tenido la valentía de llamarlos o intentar contactarme con ellos, sé que están enojados conmigo. Hace mucho tiempo no sé nada de ellos, pero debo admitir que me muero por saber como están.

Fuí injusto lo que les hice, eso me lo repito una y otra vez. Mi hermana murió y yo, que era el único hijo que les quedaba pero me dí por perdido, sabia que mi madre que en ese momento ocupaba de mi apollo más que nunca pero me sentía inútil. Seguía con la culpa de lo sucedido y el fútbol americano hizo que mi mente se despejara. Sentí en ese momento que era la mejor opción, pensé en mí y no en mi familia.

Una lágrima cae lentamente por mi mejilla, nesecito dejar de culparme por todo pero creo que es imposible. Aparco a un lado de la carretera y respiro hondo, nesecito calmarme para poder conducir bién. Lo menos que nesecito en este momento es un accidente. El sonido de mi celular hace que salga de mis pensamientos, tomo el celular en mis manos y el nombre "Noah" aparece en mi campo de visión.

—Noah— contesto intentando sonar normal, los chicos me conocen muy bién. Claro, tantos años de amistad de algo sirven ¿no?

—¿Dónde diablos te has metido? De hace horas te estamos esperando— se queja al otro lado de la línea, ruedo los ojos.

—Yo les dije que tenía otros planes Noah, además ya estoy de camino— le respondo, al fondo se oye como el coach está regañando a Larry por tomar tanto.

—Bién, no tardes— dice, dejo escapar una carcajada.

—Te oyes como mi mamá Noah— me burlo, y es cierto.

—Púdrete— me espeta para después colgar, niego con diversión y me pongo en marcha hacia la casa de el coach.

[]

—¿Alguién a visto a Larry? — pregunto al no verlo por ningún lado y eso me preocupa ya que estaba muy borracho. No puede andar solo.

—Quizás debe de estar tirado por algún lugar— responde Noah mientras se encoge de hombros restándole importancia, ruedo los ojos.

—¡Borracho a la vista! — grita Will desde la puerta, me levanto del sofá y camino donde se encuentra Will.

—Borrachos, querrás decir— le corrijo al ver a Gabe y Larry tirados en el césped de el patio.

—Esperen ¿ese es el coach? — pregunta Noah llegando a nuestro lado mientras señala hacia un punto, no pasan ni dos segundos cuando ya todo el equipo se encuentra detrás de nosotros apreciando el espectáculo.

—Se supone que está borracho, no drogado— opino mientras miro a el coach con horror, se encuentra hablando con uno de los árboles de su patio trasero. Gracias al cielo está atrás de su casa así la gente no podrá ver el espectáculo.

—Nunca se emborracha y cuando lo hace, le dá muy duro— habla uno de los chicos atrás de mí, todos (incluyéndome) soltamos a reír sin parar.

—En lugar de estar riendo como focas con epilepsia, deberían de traer a mi padre y a esos chicos adentro— una voz femenina se oye atrás de nosotros, todos rápidamente nos callamos y volteamos a ver. Una chica bajita se encuentra mirándolos muy seria, su cabello rubio está recogido en un moño desordenado, sus ojos son una mezcla de café y verde. ¿Se supone que esa es la hija del coach? Bién, ya entiendo la alegría de Noah al querer conocer a la hija del coach, la chica es muy bonita.

—Kate— afirma Noah a mi lado, ella rueda los ojos.

—¡Vamos chicos, andando! — habla mientras chasquea los dedos frente a ella, todos a mi alrededor van en busca de el coach y de los otros dos chicos. Menos Noah y yo. La chica nos vuelve aver con su ceño fruncido, valla debo admitir que es igual que su papá, mandona y fastidiosa.

—¿Que no piensan moverse? — pregunta cruzando los brazos sobre su pecho. Miro a Noah a mi lado, el cual tiene la mirada fija en sus pechos, rápidamente le doy un leve golpe en la cabeza haciéndolo volver a la realidad.

—Andan ocho chicos, son más que suficiente— habla Noah a mi lado, Kate mira fijamente a Noah como si lo estuviera retando con la mirada.

—Bién— sin más que decir, se dió media vuelta y se perdió entre los pasillos.

—Esa chica si que es ardiente— opina Noah a mi lado, ruedo los ojos y me dirijo al patio trasero a ayudar. Frunzo mi ceño al ver como los chicos intentan separar a el coach del árbol ya que se está aferrando a él como si de eso dependiera su vida.

—¡Ha! ¿Qué diablos pasa aquí? — chilla una mujer entrando al patio, los chicos sueltan a el coach haciendo que éste se dé un fuerte golpe contra el árbol.

—Amanda— afirmo al ver a la esposa del coach, ella se encuentra con los ojos muy abiertos apreciando el espectáculo.

—¡Esposa mía! — grita el coach mientras intenta caminar hacia ella, claro de un lado a otro haciendo sic-sac. Amanda pasa una mano por toda su cara con frustración.

—Les dije que no tomarán tanto— habla ella intentando no estallar, todos sonríen con inocencia.

—El asunto es así, el coach estaba al principio intentando que Larry no tomara mucho, al final terminaron ellos dos más borrachos que Gabe, el cual era el único borracho— comienza a explicar Noah mientras sale de la casa, Amanda lo mira con aburrimiento.

—Y en esto fue en lo que terminaron, Gabe y Larry tumbados en el césped y el coach hablando con el árbol— termina de decir uno de los chicos, Amanda pone los ojos en blanco, sé que tendrá que lidiar con el hombre robusto, el cual ahora se encuentra tumbado en el suelo como los otros dos chicos.

Debo admitir que ver a el coach borracho es más que gracioso ya que parece que se drogó en lugar de estar borracho.

—Creo que me entró un escarabajo en la boca— habla Gabe desde el suelo, todos lo volvemos a ver con cara de asco.

Y debo admitir que el día de hoy, no fue un día común y corriente sino que además de ganar un partido (el cual ya lo dábamos por perdido) pasé un gran rato con una chica que en tan poco tiempo se ha tomado un pequeño lugar en mi vida.

La señorita Clayton...

La Hija Del Presidente [editando] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora