Capítulo 2

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Micaela llegó al departamento que compartía con su amiga dando saltitos de alegría. 

Le contó todo el episodio del casi asalto a Karen y ésta casi se desmaya con el relato de la historia. Luego le contó sobre la entrevista y cómo conoció a su jefa, que era una de las dueñas de la naviera. Llegó el turno de contarle sobre que, los apreciados zapatos de diseñador, habían pasado a mejor vida. Pero le juró que, con su primer sueldo, le compraría un par nuevo.

Luego Karen pidió pizza y cerveza para celebrar el nuevo trabajo de su mejor amiga.

El día sábado, a las nueve de la mañana, Micaela ya se estaba encaminando fuera de su hogar, para lanzarse a correr por las calles hasta llegar al parque.

Esa era su rutina del sábado, ella adoraba correr. Después de realizar una serie de estiramientos, tomó su reproductor de música y buscó la lista de canciones de Justin Bieber. Cuando sonó el primer acorde de uh, uh, uh, su cuerpo sintió un golpe de energía y comenzó a trotar. Ya estaba por llegar al parque cuando algo delante de ella llamó su atención. Estaba tan sumida en sus pensamientos que, no se percató de qué lugar salió. 

Delante de ella, y a paso firme, había una mujer que vestía unos shorts deportivos negros que, dejaban a la vista, sus bien trabajadas piernasy un duro trasero. A ella le fue imposible no mirar esa parte de la anatomía de la mujer, y es que el pantaloncillo parecía estar hecho a la medida y se ajustaba justo donde tenía que ajustarse. Ella la siguió hipnotizada, mirando embobada la parte trasera de la extraña. 

Lamentablemente no podía ver nada más, ya que la parte superior de su cuerpo, estaba cubierta por una sudadera gris con capucha. No podía verde qué color era su pelo, no podía ver su cara, además, el ritmo al que ella trotaba, era casi imposible de seguir.

Y ahí se quedó Micaela, mirando la ancha espalda y el duro trasero de una mujer que, unos metros más adelante, dobló en una esquina y desapareció por el parque. Micaela siguió trotando por el parque un rato más. Cuando pasaba frente a un gimnasio, se fijó que tenían clases de kung fu. Hizo las averiguacionesy decidió que, cuando verificara su horario en el trabajo se inscribiría en el gimnasio.

El día lunes Micaela llegó a su trabajo puntualmente. Llevaba un traje azul marino, que constaba de unos pantalones pitillos de cintura alta y un blazer entallado, todo complementado con una blusa blanca de manga corta. Se peinó su larga cabellera castaña en una coleta alta y solo se puso un poco de maquillaje muy ligero.

Cuando Florencia llegó se pusieron al día con la agenda y ella le dejó unas carpetas para que las archivara. 

Apenas llevaba una hora en su nuevo trabajo, cuando el teléfono de su escritorio comenzó a sonar. 

—Naviera Martínez, buenos días — contestó ella, toda amabilidad. 

—Pásame a Florencia— dijo una ronca y profunda voz al otro lado de la línea.

—¿Disculpe?— contestó una sorprendida Micaela. 

—¿Eres sorda? Que me pases a Florencia.  

Micaela sintió cómo su sangre se calentaba y que la culpable de que eso pasara era la mujer que estaba en ese momento en la línea. 

— ¿Y a quién se supone que tengo que anunciar? 

—Anuncia a Bárbara—dijo ella cortante. 

—Y supongo que la señora Bárbara tendrá apellido — replicó ella burlona. 

—Solo Bárbara. Apúrate que no tengo todo el día. 

—Bien señora «Solo Bárbara», le pido me espere en línea, para ver si la señorita Martínez la puede atender.

-La Ogro-(Barbica G!p)-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora