El lunes Micaela llegaba como siempre puntual a la naviera. Ya dominaba todo lo referente a su trabajo. Con Florencia todo era fácil. Sacudió la cabeza para sacarse el pensamiento de que pronto conocería a la ogro Martínez, como lo llamaban sus empleados, y comenzó a revisar la agenda de su jefa.
Florencia entró en el vestíbulo diez minutos después que su secretaria, elegantemente vestida con un traje dos piezas de color blanco. La mujer rondaría los treinta y tantos, era de una escultural figura. Cabello oscuro, que siempre iba impecablemente peinado, ojos cafés y lo que nunca le faltaba, una linda sonrisa en la cara.
Micaela la puso al día con su agenda, le sirvió un café y luego volvió a su escritorio a continuar con su trabajo.
Todo marchaba tranquilamente hasta que sonó el teléfono, Micaela presentía que era la desagradable mujer que le amargaba los días. Se preparó para contestar y recordó lo que su jefa le había dicho. La saludaría como era costumbre y cuando ella le pidiera hablar con Florencia, no le diría nada, solo pasaría directo la llamada a su jefa.
—Naviera Martínez buenos días — saludó Micaela, con voz alegre.
—Pásame a Florencia. — La voz profunda de la mujer llegó a los oídos de Micaela.
Y tal como le había dicho su jefa, ella no se molestó en hablar con ella, pulsó un botón en el teléfono y la llamada fue trasferida al anexo de Florencia.
Así pasaron los días para Micaela. La mujer llamaba y ella solo pasaba la llamada directamente a su jefa.
Era jueves y el ritual del llamado de aquella mujer no se hizo esperar, siempre llamaba cerca de las nueve de la mañana. Ese día Micaela hizo lo mismo, saludó, a la mujer pidió hablar con Florencia y ella pasó la llamada.
Florencia en su oficina, vio titilar la luz del teléfono que le indicaba que una llamada estaba en espera. Sonrió y tomó el auricular para contestar:
— Bárbara, ¿cómo amaneciste hoy?
—Bien, ¿y tú?
—Muy bien, dime para qué me llamas.
—Ya sabes, para que me informes de todo.
—¿Segura?— preguntó Florencia en forma divertida.
—Sí, ¿para qué otra cosa podría llamarte?
—No sé... tal vez... mejor déjalo. Te envío un correo con la información y luego me avisas que tal.
—Florencia...
—Dime Bárbara.
—¿Qué le pasa a tu secretaria?— preguntó ella y a Florencia se le iluminó la cara.
—¿Qué pasa con Micaela?
—Bueno, que estos días te he llamado y ella ni siquiera me ha hablado. No me ha enfrentado como la primera semana.
—Se aburrió de lo mal educada que eres. Bárbara, a ti te gusta molestarla, ¿verdad?
—¿Qué? Cómo se te ocurre decir algo semejante Florencia.
—Bárbara, solo respóndeme algo ¿Para qué me llamas al teléfono de la central, si me puedes llamar al privado o al móvil?
El silencio se hizo al otro lado de la línea.
—Porque te gusta molestarla Bárbara, por eso me llamas al teléfono de Micaela. Porque ella te plantó cara y para ti eso es un desafío.
—No sabía que ahora eras sicóloga Florencia, pero déjame decirte que estás completamente equivocada.
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-La Ogro-(Barbica G!p)-
FanfictionLos ogros al igual que las cebollas tienen muchas capas y que se necesita de alguien que, con paciencia las vaya sacando una a una.