Capítulo 20

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Una sonriente Micaela hacia ingreso en el vestíbulo del piso de la naviera Martínez. La sonrisa era una gran actuación que, le estaba costado la vida llevarla a cabo, pero no quería que nadie notara lo nerviosa que se sentía de ver a su jefa otra vez.

Como era de esperar, ninguna de las hermanas Martínez llegaban aún a su puesto de trabajo. 

Micaela comenzó a mover las cosas de su escritorio para comenzar a revisar las agendas de sus jefas. 

Sacó una paleta de dulce desde su bolso y se la llevó a su boca. Ahora sí que necesitaría una paleta para cada hora del día.

Bárbara venía subiendo en el ascensor rogando para que Micaela estuviera en su escritorio cuando ella cruzara el umbral del vestíbulo. Apretó la mandíbula, nunca había estado tan nerviosa por algo. 

Cuando puso un pie en el vestíbulo, soltó la respiración que venía conteniendo desde el estacionamiento, y una sensación de alivio le recorrió de pies a cabeza. Micaela estaba ahí, en su escritorio, con la cabeza gacha revisando las agendas. Ella detuvo un momento su andar y se la quedó mirando. Se veía tan bella, con su cabello recogido en una alta coleta, lo que le daba un toque de inocencia, luego fijó sus ojos en la roja boca deella. Esa boca que moría por besar otra vez, esa boca que era su perdición y que esos días había deseado con toda su alma volver a probar. 

Micaela sintió la presencia de su jefa y se paró de su silla para saludarla. Bárbara comenzó a avanzar hasta ella con paso dudoso. En ese momento se sentía como una adolescente y no como la importante mujer de negociosa la que muchos temían, con Micaela delante de ella se sentía pequeña. 

—Buenos días señora Martínez— dijo Micaela y a Bárbara se le erizó el bello de su nuca. 

—Buenos días Micaela— logró decir ella e ingresó a su oficina, tiró su maletín sobre el sofá y ella cayó desparramada sobre su sillón de cuero.

Micaela estaba temblando. Mientras le preparaba el café a su jefa se reprochaba por ser tan tonta y dejar que esta mujer la afectara tanto. Pero ella tenía un sentimiento por Bárbara y he ahí el porqué de su comportamiento. Sabía que ahora debía olvidarse de lo que sentía, porque ella le había dejado bien en claro la otra noche, que ella había sido un error.

Micaela llegó con el café y la agenda a la oficina de Bárbara. Dejó la taza sobre el escritorio y al inclinarse Bárbara sintió que le llegaba el dulce aroma del perfume de ella.

—Bien señora, ¿quiere escuchar que tiene en su agenda hoy?— dijoella al ver que su jefa no decía nada. 

—Sí por favor. 

A Micaela casi le da un ataque cerebral ¿Había escuchado bien? ¿La ogro mal educada le había pedido algo por favor? Micaela se sorprendió al ver lo que hacía el remordimiento en las personas, en el caso de Bárbara la había vuelto una persona educada.  

—A las diez vendrá su abogado. A las doce tiene revisión de presupuesto en contabilidad. A las dos tiene agendada visita a la fábrica de contenedores. Eso es todo señora. 

Bárbara no podía dejar de mirar a Micaela, que ese día se había vestido con una de sus sexys faldas lápiz, esta vez era una azul eléctrico la que complementó con una blusa de gasa color beige sin mangas, se veíadeliciosa pensó Bárbara para sus adentros. Claramente había escuchado la mitad de lo que ella le había dicho. 

—¿Necesita algo más señora?—preguntó ella. 

«Sí, a ti, te necesito a ti» fue el pensamiento en la mente de Bárbara, pero de su boca solo salió:

-La Ogro-(Barbica G!p)-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora