Al día siguiente Micaela fue dada de alta y volvió a su departamento. Aunque le tocó discutir con Bárbara, ya que ella quería que Micaela se fuera a vivir de inmediato a su departamento con Mateo y con ella. Micaela le dijo que no viviría con ella hasta que estuvieran casadas. Después de mucho batallar Bárbara se rindió ante ella.
Esa misma noche Bárbara le entregó un hermoso diamante blanco de forma cuadrada como anillo de compromiso. Fijaron la fecha de la boda para que esta fuera dentro de dos meses más. Micaela lloraba de emoción al igual que su amiga Karen al ver el hermoso anillo que lucía en su dedo.
Los días pasaron y Micaela ya estaba comenzando con su terapia para recuperar la movilidad total de su hombro. La recuperación había sido rápida para la alegría de Bárbara, que no aguantaba tenerla lejos ni un día más.
Florencia, Karen y Micaela, comenzaron con la búsqueda del vestido ideal para la novia. Luego de varios intentos fallidos Micaela lo encontró. Era un clásico modelo de encaje blanco, que se ajustaba perfectamente a su cuerpo, con unas pequeñas mangas y un escote en la espalda. Todos esos días las tres mujeres se preocupaban de los detalles de la boda. Si bien sería algo íntimo, no querían que nada quedara al azar.
Nueve personas en total serían los invitados a la boda de Bárbara y Micaela, solo la gente de la familia los acompañarían ese día tan importante.
La ceremonia se realizaría en el restaurante de un amigo de Bárbara. Ella les cerraría un salón para la ceremonia y el almuerzo familiar que vendría después. Si Micaela estaba nerviosa, Bárbara estaba peor. Conocería a los padres de Micaela solo dos días antes de la boda y eso la tenía inquieta.
Pensaba que tal vez no sería del agrado de los padres de su amada. Aunque cuando habló por teléfono con el señor Suarez, para hacerle la petición de mano de su hija, el hombre fue muy agradable. Ella no dejaba de cuestionarse que tal vez los progenitores de su mujer pondrían algún pero al conocerla.
Micaela siempre la calmaba diciéndole que la amaba, y así el mismo Papa se opusiera ella se casaría igual con Bárbara, pero que se tranquilizara, que sus padres la amarían al igual que ella.
El día tan esperado por fin llegó. Micaela se estaba preparando en su departamento con la ayuda de su madre y Karen.
Cuando se puso su hermoso vestido, su madre comenzó a llorar, Karen se contagió con el llanto y también soltó sus lágrimas.
—¡Mamá! No llores, que me vas a hacer llorar por favor.
—Pero cómo quieres que no llore mi niña si pareces un angelito. Te vez tan linda mi vida — dijo la madre de Micaela y volvió a llorar con más ganas.
—Es verdad amiga pareces una visión —dijo Karen.
—Ya, pero no lloren más, ¿quieren? No quiero llorar este día, no hasta que esté en el altar por lo menos.
—Ay hija, Bárbara se va a quedar paralizada cuando te vea.
—Ya dejen de lloriquear y retóquense el maquillaje que tenemos que irnos.
Micaela llegó al salón de su departamento, su padre la esperaba ahí. Cuando él la vio comenzó a llorar como un niño.
—¡Papá! ¿Tú también vas a llorar?
—Hija te vez tan hermosa.
—Sí, pero no llores, que yo no quiero llorar aún —dijo ella con un nudo en la garganta.
—Hija no puedes evitar que llore, eres mi única hija, mi niña ¿Sabes lo importante que es para un hombre como yo entregar a su única hija en el altar?
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-La Ogro-(Barbica G!p)-
FanfictionLos ogros al igual que las cebollas tienen muchas capas y que se necesita de alguien que, con paciencia las vaya sacando una a una.